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La comisión parlamentaria de la Salud acaba de aprobar últimamente en primera lectura un proyecto de ley muy problemático desde el punto de vista de la Halajá. Elaborada por el diputado Otniel Shneller (Kadima), esta ley se refiere al tema extremadamente complejo y sensible del tratamiento de los pacientes en estado de muerte cerebral. Estipula entre otras cosas que los familiares de un enfermo en estado de muerte encefálica irreversible podrían pedir a los médicos desconectar a l paciente de los aparatos que mantienen el resto de sus funciones vitales (la respiración y las pulsaciones del corazón), y que podrían también bajo algunas condiciones hacer la donación de sus miembros. Shneller adelantó que “esta iniciativa constituye el mejor compromiso entre la ética médica y las exigencias de la Halajá, con el objetivo de facilitar las donaciones de órganos que permitirían salvar numerosas vidas”. Esto se referiría más concretamente a los trasplantes cardíacos, realizables solamente cuando el órgano se toma de un enfermo en estado de muerte cerebral y cuyo corazón funciona aún. Pero resultó rápidamente que las propuestas del Sr. Shneller distan mucho de contar con el apoyo unánime del mundo rabínico. En reacción a esta iniciativa, el rav Iosef Shalom Elyachiv publicó una respuesta muy firme: “Como ya lo habíamos explicado en 5751 (1991), la Torá estipula que mientras el corazón de un hombre late aún, no existe absolutamente ninguna autorización para tomar un órgano del enfermo, incluso si está en estado de muerte cerebral”. Añaden que este mismo Psak fue firmado también, en su época, por el rav Shlomo Zalman Auerbach. Por su parte, el diputado ortodoxo rav Feo Gafni (Iahadut Hatora) denunció vivamente el hecho de que la propuesta de Shneller se presente como que está autorizada por el mundo rabínico. En una alocución con motivo de un congreso rabínico en Israel, el rav Gafni hizo también saber que la bancada parlamentaria de Iahadut Hatora se opondría vigorosamente a esta propuesta de ley.
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