La Voz Judía


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Pesaj en la Isla de Djerba
Por Rabino Pinjas Hakohen

Algunas familias que viven en Djerba, una isla lindera a la costa de Túnez, no invitan ni permiten que vengan invitados a su Seder. Lo mismo ocurre la noche de Rosh Hashaná. Al igual que el jametz (1)ellos no deben ser vistos ni hallados.
¿Por qué? Muchas familias “marranas” se establecieron en Djerba luego de la Inquisición española. Los horrores de la Inquisición quedaron grabados en su memoria dejando una huella de temor que nunca se borró. Por lo tanto ellos celebraban en secreto sus festividades. Pero había otras familias en la isla que vivían desde siglos atrás, y ellos se abrieron para expandir su círculo familiar en la noche del Seder. Así es como se pueden encontrar a unas diez familias de estas que, junto con sus hijos y nietos celebran juntos, sentados en almohadones sobre una alfombra.
Sucedió que si una joven de una familia que no recibe invitados se casaba con alguien de una familia que sí lo hacía, a ella no se le permitía visitar a su familia para pasar las dos noches de Iom Tov (2)con ellos.
El respetado Rabino de Djerba, Rav Moshe Kalfon zt”l, vio la contradicción existente entre ese hábito y lo que verdaderamente dice la Hagadá: “Todo aquel que tenga hambre, que venga y participe del Pesaj.” En su trabajo Brit Kehuná, el discutió el tema, y trató de erradicar esa costumbre de la comunidad. Pero al parecer la costumbre sólo fue abolida de la casa del Rav y no de la población judía general. Esto yo lo ví en mi propia familia; mi hermana casada no venía a nuestra casa durante el Seder ni en la noche de Rosh Hashaná.
Los hombres comenzaban los preparativos para Purim de acuerdo al dictado de que 30 días antes de la fiesta se supone que uno estudia las halajot (3) pertinentes. Las amas de casa comenzaban los preparativos para Pesaj, una semana después de Purim. ¿Por qué había tanto que hacer? En Djerba aún vivíamos una vida sencilla, sin las comodidades de la modernidad, entonces había que fregar, y fregar, y fregar. Las mujeres lavaban la ropa del invierno; también las paredes interiores y las exteriores de la casa, que eran de piedra. Dentro de la casa todo se movía de su sitio y todo lo que podía lavarse se lavaba. Los Sefarim (4) eran ventilados y revisados.
Entre los judíos de Djerba, Kimja d’Pisja (5)se organizaba de un modo diferente. La gente donaba su majatzit hashekel (6) en Purim, según el equivalente de una onza de plata –una suma considerable- especialmente para aquellos que lo hacían por cada miembro de la familia. Esa suma era distribuida entre los pobres para comprar matzot (7).
Mientras tanto, en los hogares que estaban totalmente protegidos contra la lluvia, y sin humedad, los hombres bajaban las bolsas suspendidas del techo que contenían trigo que había sido celosamente resguardado de todo contacto con el agua luego de haber sido cosechado y guardado.
El siguiente proceso, desde el amasado hasta el horneado, se realizaba bajo el estricto control de shelujei beit din(8)y según estrictos dikdukim (9) del Shuljan Aruj (10). Las mujeres eran elegidas para realizar el amasado y el horneado, y se les prohibía hablar durante todo el proceso.
Las matzot eran cocidas para todo el período de fiesta, pero las matzot para la noche del Seder no se cocinaban hasta Erev Pesaj. Mi madre recuerda que muchas familias cocinaban matzot frescas todos los días durante el Jol Hamoed (11). El vino también se preparaba en casa con gran experiencia.
Una harina especial era preparada para una ceremocia que debía realizarse antes de Pesaj y que se llamaba kimja besisa . La mezcla consistía en cinco tipos de granos que eran tostados sobre el fuego, luego se mezclaban con hierbas aromáticas, azúcar y almendras.
La noche de Rosh Jodesh Nisan, cada familia ampliada se reunía en la casa de la figura central (el abuelo) para la ceremonia de besisa. El ponía un poco de aceite de oliva sobre esa mezcla de besisa, que se colocaba en una gran bandeja chata, le agregaba dátiles secos y mezclaba todo bien, con lo cual la mezcla tomaba un color marrón, como reminiscencia de la mezcla que usaban nuestros antepasados para hacer ladrillos. Entonces cantaba: “Hashem, Tú Que abres sin llave, Quien proporcionas para todo, la carne y la sangre, dános nuestro sustento con Tu mano generosa, y bendícenos”. Luego de rezar, probaba el sabor. Se estilaba esconder caramelos dentro de la mezcla, con lo cual los chicos trataban de pescar todos los que podían.
Las señoras de la casa tomaban un gran vaso lleno de aceite y agua, y encendían una mecha flotante. Dentro de ese vaso ella tiraba sus joyas de oro, en reminiscencia del oro que las mujeres se negaron a entregar para el egel (12) y que en su lugar reservaron para hacer donaciones al Mishkan (13).
La ceremonia de la besisa coincide con la tradición según la cual somos juzgados para la cosecha del año entrante en Rosh Jodesh Nisan; al comer las cinco especies en medio del rezo se invoca la bendición de Hashem.
De acuerdo con las tradiciones de esta antigua comunidad, se dice que la ceremonia de la besisa se realizaba en la explanada del Beit Hamikdash.
Todos los hombres debían levantarse a la mañana siguiente para tefilat vasikin (14), y entonces toda la comunidad debía marchar hacia las afueras de la ciudad, hacia los huertos y las alamedas, a rezar sus plegarias de los árboles en flor, Birkat Ha’ilanot (15), que se dice en Nisan.
La noche de bedikat jametz (16) nos recuerda otra costumbre poco habitual. Los diez pedazos de pan que habían sido escondidos en encontrados eran juntados en un vaso roto y todos los hombres formaban una solemne procesión conducida por los cabeza de familia. Cada uno portaba una vela encendida y marchaban juntos hacia campo abierto; los jóvenes llevaban una espada y los niños paja y madera encendida. Cuando estaban a bastante distancia de sus hogares, cavaban un pozo profundo en el cual arrojaban todo el jametz comunal, junto con la paja encendida, y hacen una fogata. Las velas también son arrojadas allí salvo una, que se deja aparte para rezar Kol Jamira . Esto sucedía por la noche; sólo se dejaban unos pocos trozos de jametz para ser quemados la mañana siguiente.
Al otro día los hombres estaban ocupados cortándose el pelo, ya que durante todas las siete semanas de Sefirat HaOmer (18) no lo harían. Ellos no hacen tampoco ninguna melajá nocturna la noche de Pesaj.
Finalmente llega la noche del Seder, cuando todos están cansados pero exultantes. La fuente del Seder, una canasta de mimbre, es preparada de antemano de acuerdo con el Arizal. Contiene todas las hierbas que se deben comer, incluyendo apio, hojas de hinojo, cabezas de lechugas y ajo verde fresco.
El Seder comienza con un recitado en voz alta de Kadesh, Urejatz . Reina el silencio; entonces vuelven a decir Kadesh, Urejatz, y paran allí. El jefe de familia reza el Kidush y todos se lavan las manos. Esta vez, todo el coro junto reza tres partes: Kadesh, Urejatz, Karpas. Cada parte de la Hagada es acompañada por el oro hasta ese punto, terminando con Nirtza, como habían comenzado.
Durante Iajatz, un miembro toma la mitad de la matzá quebrada, la envuelve en una servilleta y “parte para Eretz Israel”. Los niños tienen la impresión de que él realmente se fue hacia tal destino y esperan sin respirar a ver qué sucede. Un momento después el regresa, con una mochila colgada de su hombro, su cintura envuelta con una faja y un bastón en su mano. Esta “visita de Eretz Israel” es entonces bombardeada a preguntas. ¿Cómo estuvo el viaje? ¿Cómo es? ¿Trajo algo consigo?, etc. Los niños están fascinados dado que este miembro partió sólo con su matzá ¡y regresó como si volviera de un largo viaje! Esto se hace para mantenerlos despiertos y entusiastas.
En Djerba no se roba el afikomán, pero los niños reciben sorpresas durante la fiesta. Entonces, un hombre joven se levanta, toma la ke’ará y la levanta alto. El va alrededor de la mesa tocando las cabezas inclinadas de todos los hombres, en señal de servidumbre. Todos rezan Ha Lajma Ania, y vuelve a dar la vuelta. La tercera vez lo hace otro, para que él pueda sentir la servidumbre sobre su cabeza inclinada. Hay una vuelta separada para las mujeres, quienes están sentadas aparte de los hombres.
En Djerba, la historia de la eclavitud en Egipto era rezada en la lengua local, a fin de que los niños y las mujeres pudieran entender. Ahora, que gran parte de la comunidad se ha trasladado a Eretz Israel, la Hagadá es rezada en Hebreo.
La mención de cada una de las diez plagas es seguida por la declaración conjunta de Hashem Iatzilenu- ¡Que Hashem nos preserve!
Shir Hashirim es cantado al final del Seder. Para entonces, los niños ya se han quedado dormidos sobre la alfombra, habiendo experimentado un muy excitante y lleno de sentido “pasaje desde la esclavitud hacia la libertas”.
Por alguna razón la gente de Djerba no llena un vaso para Eliahu…¡ojalá que llegue pronto, en nuestro tiempo!

1. Comida con levadura
2. Fiesta
3.Leyes
4.Libros
5. La preparación de Pesaj
6.Recaudación del medio Shekel usado por primera vez com el propósito de un censo por Moises
7.Plural de matzá
8.Supervisión rabínica
9.Dictados
10.Codificación de la ley judñia escrita por el Rabino Yosef Caro
11.Días intermedios de las festividades
12.Becerro de oro
13.Tabernáculo
14.Tefilá que se hace al amanecer
15.Bendición de los árboles
16. Búsqueda de levadura en la nocheque precede a la víspera de Pesaj

 

La Voz Judía Nro 428

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