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Hace 3686 años nuestro patriarca Abraham compró la cueva de Majpelá en Hebron para enterrar a su esposa Sarah, y convertirla en el primer cementerio judío, donde ya yacían sepultados Adam y Eva y luego se sepultaron el mismo Abraham, su hijo Itzjak con su esposa Rivka, su nieto Iaacov con su esposa Lea, cementerio existente hasta nuestros tiempos.
El sepelio judío cuenta con reglas estrictas cuyo cumplimiento debe ser observado por las autoridades competentes de la época y lugar, no debiendo ser trasgredidas, pues ocasionaran un grave sufrimiento al alma del difundo y pueden llegar a avergonzar a los enterrados en el cementerio en caso de un sepelio prohibido, en el mismo.
Lo sagrado del cementerio consiste en el cumplimiento de los preceptos relacionados con el mismo: el lavado del difundo, sus vestimentas para el sepelio, la profundidad de la sepultura y otros detalles importantes como ser, no ser sepultado al lado de alguien con quien el difundo no tuvo buenas relaciones, no ser enterrado en un cementerio extra comunitario, ni en uno comunitario en que se entierran “no judíos”. La violación a estos preceptos acarrean a quienes lo autorizan y a quienes lo realizan graves consecuencias al igual que el sufrimiento eterno del alma del sepultado incorrectamente.
Los primeros inmigrantes a Argentina fundaron la “Jevra Kedusha” (luego AMIA) para dar judía sepultura a sus miembros de acuerdo a las leyes y costumbres milenarias.
La nación israelita es diferente a las demás, es el pueblo elegido y fue ordenado en el cumplimiento de preceptos diferentes a las demás naciones. Entre el conjunto de normas y aceptadas para cumplir están la prohibición de casarse con miembros de otras naciones y la prohibición de enterrarnos junto a miembros de otras naciones, sea en sus cementerios o de ellos en los cementerios comunitarios.
Lo fundamental del sepelio consiste en la preparación para la “resurrección de los muertos”, hecho que ocurrirá cuando la humanidad sea redimida y no es este el lugar para extendernos sobre tan importante tema, quienes deseen saber mas al respecto deben consultar a rabinos auténticos, reconocidos en la comunidad como honestos y conocedores de las leyes (Torah).
El hombre no es un animal, ni animal superior ni animal inteligente, el hombre es “hombre”, a diferencia de los animales que fueron creados por la orden del “Creador” a la tierra a de extraer de ella cantidades de animales de las diferentes especies y así fue, el resultado fue “seres vivientes”. En el caso del “hombre”, el mismo Creador formo un muñeco de tierra y le insuflo una chispa del “espíritu divino”, mediante la cual le dio vida y el resultado fue “un ser viviente”, pero totalmente diferente del animal que se maneja por su instinto, el “hombre” tiene la palabra y la inteligencia, gozando del libre albedrío, que le acarrea recompensa y castigo.
El hombre tiene alma, que cuando fallece, se desprende del cuerpo y vuelve al mundo de las almas.
Cuando ocurra la resurrección de los muertos, esas almas volverán a dar vida a los cuerpos, difícil de entender pero real, mediante el estudio que se llega a entender perfectamente.
Evitemos el sufrimiento de las almas de todos nuestros padres y abuelos sepultados en los cementerios de AMIA, provocando hechos contrarios a nuestras leyes y costumbres.
A raíz de fallecimientos de falsos conversos, quienes fueron engañados por falsos rabinos, AMIA debe enfrentar presiones y juicios para efectuar dichos sepelios.
Conocemos debidamente al gran rabino de AMIA Salomón Ben Hamú, quien desempeña ese cargo hace mas de 30 años, atendiendo diligentemente todos los casos presentando de ingerencia halágica (ley judía), habiendo respondido siempre apropiadamente y siendo reconocido mundialmente por sus conocimientos y correcta actuación.
También conocemos al actual presidente de AMIA don Luis Grinwald, con quien compartimos la comisión directiva en momentos del atentado a AMIA, donde fue tesorero, siendo quien escribe estas líneas prosecretario, habiendo sobrellevado con dignidad y eficacia las consecuencias del mismo, manteniendo de pie a AMIA sin dejar de satisfacer todas las necesidades de la comunidad.
Tenemos la certeza que el actual presidente de AMIA no cederá en mantener el cumplimiento de todos los preceptos relacionados con los cementerios, a pesar de las fuertes presiones recibidas, no dudamos que tiene la capacidad de encontrar soluciones alternativas a estas situaciones sin transgredir nuestras sagradas leyes y la memoria de nuestros difuntos.
Agradecemos al Sr. Isaías Leo Kremer la gentileza de promocionar esta columna en un prestigioso periódico comunitario.
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