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Alain Veingrad: de campeón deportivo a judío observante

Alan Veingrad comenzó a hacer deportes en forma profesional en 1986 y en 1993 adquirió una vasta fama y una gran fortuna al ayudar a su equipo a ganar un campeonato muy disputado. Luego de esa victoria, Alan fue pasando a una etapa de retiro precoz.
Con semejante status de celebridad y capacidad financiera como para vivir a su gusto, ¿cuál sería el próximo paso? ¿Comprarse la mejor casa? ¿Comprarse una isla? ¿Hacer lo que se te ocurra? Podía haber hecho lo que quisiera, tenía los medios para hacerlo y todo el mundo lo quería. Su familia residía en Fort Lauderdale, Florida, EE.UU., a diez minutos de marcha hasta la playa. Comían en los mejores restaurantes y se tomaban exóticas y largas vacaciones.
En Agosto de 2003, un diario de Texas trataba el tema diciendo que Alan estaría haciendo Tae Kwon Do, artes marciales, peca en Kajak, etc., pero lo que el diario no decía era que los viernes por la noche, Alan y su familia venían teniendo su cena de Shabat en la casa del rabino Ortodoxo de la región desde hacía ocho años.
Uno de sus primos era un conocido radiólogo en Florida, y era un Judío Ortodoxo. Cuando Alan se retiró y se radicó en Florida, su primo lo había invitado algunas veces a la cena de Shabat en su casa. Sin embargo, en ese entonces, Alan Veingrad estaba tan lejos del Judaísmo que las charlas sobre Torá en la mesa de la cena no tenían ningún interés para él. Tiempo después le empezó a preguntar a su primo: ¿”qué es una parashá”?
Así fue como aceptó asisitir a clases que daba el famoso médico, y si bien al principio su mente se dispersaba observando la rica mansión, finalmente su atención fue capturada por lo que escuchaba. “Es paradigmático lo que experimenté cuando observé que mis pensamientos finalmente estaban allí. Los comentarios del rabino sobre los caminos de la Torá provocaron en mí una gran impresión”.
Alan siempre se había interesado en lecturas de otro tipo, pero ahora había descubierto una guía personal de crecimiento basada en su propia herencia.
Su asistencia regular a la parashá semanal creó un acercamiento con el Rabino Isroel Spalter, de Jabad.
Fue aquel artículo del diario el que le hizo reflexionar a Alan : “Yo leí acerca de mi activo estilo de vida y me di cuenta de que ellos no tenían nada más para escribir sobre mí”. Y pensó: “¡qué vida tan superficial!”. Y decidió darle un total sentido a su vida, introduciendo en su vida lo que había recibido de la experiencia de las noches del Viernes. “No hay nada malo en los deportes y en los restaurantes, pero si eso consume tu vida, deja de tener sentido”, comenta. Los viernes por la noche estaban llenos de calidez, con divrei Torá y con brajot de los padres hacia los hijos. “Yo quería que los Sábados por la noche comenzaran a parecerse a los Viernes por la noche”, dice Alan.
Luego de diez años, Alan Veingrad había ganado ese campeonato: la Torá le había ganado al sueño de vida americano.
La pasión y la autodisciplina que habían llevado a Alan a obtener sus éxitos en los deportes se convirtieron en los instrumentos que Shlomo Veingrad usó para recuperar su herencia Judía.
“Otros baalei teshuvá me dicen que soy afortunado de que mis hijos me acompañaron en este viaje de Yiddishkeit. Ellos querían saber cómo lograr que sus propios hijos los acompañaran en su entusiasmo por una vida de Torá. Yo les pregunté si ellos mostraban pasión en el modo de servir a Hashem. ¿Vuestros hijos los ven estudiar Torá con pasión? ¿Los ven rezar con pasión? ¿Los ven cuidar el Shabat con pasión? Si ustedes quieren que se apasionen, ¡ustedes mismos se deben apasionar!”, comenta.
¿Los padres de Alan se sintieron decepcionados cuando vieron que su hijo, el atleta, decidía cambiar su nombre por el de Shlomo y convertirse en un judío ortodoxo de larga barba? Ellos estaban tan orgullosos de él…El padre era un gran deportista y cada vez que salían juntos lo presentaba con gran orgullo. Cuando comenzó a usar el yarmulke, le dijo “Si ese es tu deseo, haz lo que quieras hacer”. Pero luego de un año comenzó a ver cómo la Torá había cambiado a Alan y a su familia; ellos lo llevaban a la sinagoga cuando los iba a visitar. Hasta que un día le dijo: “Hijo, estoy más orgulloso de ti ahora, con un yarmulke en tu cabeza, que cuando usabas un casco”.
“Ustedes deben entender que yo jugué en dos oportunidades para los mejores equipos de EE.UU.. Y el hecho de usar casco no era poca cosa para mi padre. Viniendo de mi padre, no era poca cosa…”
También hubo un cambio en el modo en que sus amigos comenzaron a relacionarse con Shlomo. El lo expresa diciendo “la gente te ve como representando la Torá y te hablan distinto”.
El entusiasmo que Shlomo siente hacia la Torá lo ha motivado a dar charlas públicas en campus universitarios para judíos seculares, centros de Aish HaTorá y de Jabad, en todos los EE.UU. “Me siento en una situación única al poder contactarme con judíos seculares, puesto que yo fui uno de ellos, y por eso les digo: yo he vivido la vida que ustede viven actualmente, y yo les sugiero que den un paso para acercarse más al Judaísmo”.
“La verdad”, dice Shlomo Veingrad, “es que hoy creo que todo el propósito de mi carrera deportiva era estar en condiciones para acercar a los judíos nuevamente hacia la Torá”.

 

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