Mientras festejaban Janucá en la sinagoga más grande de Cuba, su presidente, Dworan, relataba que en la actualidad los judíos de Cuba están atravesando momentos muy difíciles. Hasta hace muy poco tiempo no lograban formar un minián para poder empezar el servicio, y esto sucedía incluso en las altas fiestas como Iom Kipur. No obstante la sinagoga nunca cerró sus puertas.
Los judíos viven en Cuba desde hace más de un siglo, pero muchos abandonaron el país luego de la revolución de 1959, temiendo, entre otras cosas, no poder educar a sus hijos en el Judaísmo. Con el tiempo, los matrimonios mixtos aumentaron en un 95%. El resultado fue que, antes de la revolución había aproximadamente 15.000 judíos en Cuba, y hoy en día hay unos 1.500. Pero las nuevas leyes de 1990 les otorgaron a todos los cubanos una mayor libertad religiosa y las sinagogas que quedaban hicieron un gran trabajo tratando de atraer nuevamente a los judíos. Esto se fue logrando poco a poco.
En 1998, Fidel Castro visitó la sinagoga y le preguntaron si él asistiría a una fiesta de Janucá. El preguntó entonces “¿Qué es Janucá?”. El desconocía el significado de Janucá, y como no resultaba fácil explicárselo en dos segundos, le dijeron: “Janucá es una revolución de los judíos”. Y como a él le gustan las revoluciones, dijo “Entonces voy a ir”, y así lo hizo.
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