La conferencia cumbre en Annapolis fue, de algún modo, sumamente impresionante exteriormente pero carente de sentido.
Sin dudas resultó un gran logro llevar a cabo esa conferencia con la participación de todas las partes interesadas en el Medio Oriente. El Presidente Bush hizo todos los esfuerzos posibles y consiguió reunir a los representantes de muchos países. Allí estaban todas las figuras destacadas que asisten a Conferencias Cumbre.
Nosotros teníamos la impresión de que la Conferencia de Annapolis había sido arreglada con el fin de firmar un acuerdo para una paz duradera. Sin embargo, las negociaciones ni siquiera se habían iniciado en Annapolis, y ya resultaba muy difícil conseguir que los delegados israelíes y palestinos acordaran efectuar una declaración conjunta. Dicha declaración sólo fue acordada al final.
Dado que no había tiempo para que ambas partes hicieran una declaración conjunta, el Presidente Bush leyó el acuerdo para realizarla en el último minuto. El Sr. Bush anunció que Israel y los Palestinos habían acordado iniciar negociaciones de paz a fin de alcanzar un acuerdo hacia fines del año 2008.
Cada uno de los líderes involucrados en las negociaciones expuso sus propios problemas. El Presidente Bush está empantanado con el problema de Irak, y además sabe que el tiempo para su partida de la Casa Blanca está cercano.
Abu Mazen fue aún sabiendo que en esos mismos momentos había fuertes y terribles demostraciones de muchos millares de personas que protestaban por su participación en la Conferencia de Annapolis.
El Primer Ministro Olmert estuvo allí, pese a las grandes demostraciones en contra suyo por haber entregado la Franja de Gaza y por su plan de entregar otras partes del territorio de Eretz Israel.
Aunque la Conferencia Cumbre fue convocada para poner fin a la lamentable situación existente entre Israel y los palestinos, los palestinos no vacilaron en declarar que se oponían a reconocer a Israel y que no depondrían su odio contra Israel. Ellos también llevaron una serie de demandas respecto a cuestiones a las cuales Israel debía renunciar. Ellos incluyeron muchas cosas sabiendo que Israel no las aceptaría, como por ejemplo renunciar a una parte de su Capital, el alma sagrada de nuestra existencia: Jerusalem. Los árabes no están dispuestos a aceptar que así como Washington es la Capital de los EE.UU., y la Meca es el sitio especial de los musulmanes, la ciudad santa de Jereusalem es vital para los judíos.
El Sr. Olmert fue cuidadoso en no ser demasiado específico, puesto que él conoce que existe una gran oposición en Israel respecto de hacer más concesiones. El también está advertido de que aunque existe una gran necesidad de paz, los palestinos no están dispuestos a renunciar al uso del terror. Sin embargo, ellos están dispuestos a aceptar una y otra vez, más y más territorio, incluyendo una parte de la ciudad santa de Israel, Jerusalem. En consecuencia, la Conferencia Cumbre no estuvo en condiciones de llegar a una definición más definida que la de acordar en que las negociaciones de paz debían comenzar pronto con el fin de alcanzar un acuerdo a fines de 2008.
Cuando el Primer Ministro Olmert volvió a Israel, él fue derecho desde el aeropuerto a las investigaciones policiales. Hay, no sólo una ni dos sino muchas causas criminales en contra suyo. Los resultados de la Comisión Winograd, que investigó la última guerra en el Líbano, pusieron al Sr. Olmert en una situación sumamente difícil. También, como ya lo mencioné, existen graves pruebas en su contra por haber liquidado Gush Katif y por estar planeando actualmente liquidar más territorio. Sumado a todos estos problemas, ha habido titulares en los diarios anunciando que el Primer Ministro está sufriendo de una enfermedad maligna y necesita piedad de Hashem. Ojalá que el Sr. Olmert sea bendecido con una Refuáh Shleimá, una pronta recuperación.
Conociendo todo esto, nosotros no confiamos en que las hermosas fotos y la bella orquesta de Annápolis puedan mejorar el modo de pensar del Sr. Olmert, sabiendo qué le está exigiendo la conferencia cumbre: llegar a un acuerdo de status definitivo hacia fines de 2008. El ya ha aceptado que en el transcurso del año entrante deberá alcanzar un acuerdo sobre el status definitivo, pese a los terribles ataques de la prensa palestina contra Israel y los llamados a realizar atentados terroristas. El está en una situación difícil al carecer del respaldo de los líderes políticos. El sabe que toda la coalición que formó le pone condiciones, y que esas condiciones están muy lejos de ser aceptadas por los palestinos.
En síntesis, el Presidente de los EE.UU., Bush, merece confianza por haber podido concretar una Conferencia de Paz en semejantes circunstancias. Abu Mazen acudió a ella aún sabiendo que existen demostraciones masivas en contra de la Conferencia y que alientan el terrorismo. El Primer Ministro Olmert acudió pese a saber que esto pone a toda su coalición en una situación límite. Pese a las dificultades de reunir a estos dirigentes bajo tales circunstancias, el Presidente Bush acordó esta conferencia cumbre en Annapolis. Ella fue un llamamiento a la paz; pero si este llamamiento ha de ser atendido o no, sólo el tiempo lo dirá.
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