Natalio Daitch
Mèdico Clìnico y Laboral
Libro de Levítico, Capítulo 17, versículo 11.
La disminuciòn del nùmero de glòbulos rojos o de la tasa de Hemoglobina(sustancia trasnportadora del oxìgeno), es lo que se toma como referencia para definir el estado de anemia.Pero llegados a este punto debemos entender que la anemia es “un sintoma y no una enfermedad”.Esto implica que las causas que pueden conducir a una persona a estar anèmico son muchas, y ser la consecuencia de un solo factor o un combo de factores que dan esta resultante.Y si bien la mayorìa de las anemias se deben a una carencia de hierro, sea por una ingesta deficiente o insuficiente(desnutridos o personas sometidas a dietas restrictivas), o por el contrario, las pèrdidas agudas o crònicas de sangre en particular por el aparato digestivo.Exìsten otras anemias que son “indicadoras o marcadores” de otras situaciones mas complejas o mas difìciles de entender.
Es decir, nos referimos a enfermedades crònicas como la diabetes o la artritis reumatoidea, o enfermedades donde lo que esta afectado es la mèdula òsea que es la fabrica de los glòbulos rojos, y que se encuentra en la intimidad de nuestros huesos.Podrìamos ademàs adicionar los tumores malignos y un listado tan extenso que demandarìa varias pàginas y excederìamos en mucho este espacio tan generosamente concedido.
Para ir al final:”el sintoma serìa como decir el nombre, mientras que al hablar de enfermedad, lo que estamos intentando es ponerle nombre y apellido al desorden al cual nos enfrentamos”.
La sapiencia y la experiencia del galeno es puesta a prueba frente al paciente anèmico, donde incursionamos en uno de los grandes tòpicos del saber mèdico.
El interrogatorio al paciente es crucial, ya que solo este es el poseedor de su informaciòn històrica y vital.Y el que esto escribe, atiende pacientes donde incluso infecciones contraìdas en la infancia y ciertos tratamientos con drogas no excentas de toxicidad, podrìan estar relacionadas con anemias crònicas y difìciles de revertir.
Igualmente y de cualquier manera, la importancia del diagnòstico tiene que ver con la posibilidad de que el mèdico pueda posicionarse frente al paciente, orientarse, y por este camino solicitar los estudios necesarios e implementar los tratamientos adecuados en cada caso y en cada ser humano en favor de una Buena-Pràxis mèdica.
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