En los últimos tiempos los medios han estado abocados al tema de los encuentros entre el Primer Ministro Olmert y Abu Mazen. Día tras día la prensa ha estado dando informes, tanto oficiales como extraoficiales, sobre esos encuentros. Ellos nos dicen que se ha alcanzado un acuerdo, como fruto de negociaciones, relativo a la división de la Sagrada Ciudad de Jerusalem entre una parte israelí y otra para la Autoridad Palestina. Esta es una horrible e increíble acción.
Esta noticia apareció en reiteradas ocasiones en los medios, y las autoridades del gobierno no dijeron nunca nada para tranquilizar a la población.
Yo exclamo desde lo más profundo de mi corazón: ¡Que D’s no lo permita! ¡Que D’s no permita que nadie se atreva a soñar con devolver una parte de nuestra Sagrada Ciudad! ¿Quién tiene el poder como para hacer algo semejante? ¿Quién osa deshacerse de una parte de nuestra Sagrada Ciudad de Jerusalem?
Yo pertenezco a una familia que, gracias a D’s, tiene ya 11 generaciones en la Tierra Sagrada. Nosotros no olvidaremos el período de 19 años en que parte de la Ciudad Sagrada de Jerusalem estaba en manos de los árabes y nosotros no podíamos ir al “Kotel Hamaaraví” – el Muro Occidental.
Las piedras sagradas del Muro Occidental nos están llamando. Escuchemos con atención y las oiremos decir: ¿Cómo puede considerarse seriamente en deshacerse de una parte de Jerusalem?
¿Qué significa para nosotros Jerusalem? Ella es el alma del pueblo Judío. ¿Quién puede describir lo que es el alma? Nosotros no podemos describir lo que es el alma pero sabemos que el alma, la neshamá, es lo que le da vida al cuerpo. Por ningún precio nosotros nos desprenderemos de una parte de Jerusalem, que es el alma del pueblo Judío.
No podemos creer –y no habremos de creer- que el Gobierno israelí pueda, realmente, considerar en darles a los palestinos una parte de la Sagrada Ciudad de Jerusalem, que es una parte de nuestra alma, de nuestra neshamá.
Los dirigentes del gobierno debieron haber aprendido de sus imperdonables errores del pasado, al haber entregado hace dos años atrás una parte de Eretz Israel sin recibir nada positivo a cambio. El pueblo que vive en diversas ciudades y asentamientos cerca de la Franja de Gaza –que fue evacuado por Israel- está sufriendo enormemente. Frecuentemente son atacados con cohetes y su vida es una pesadilla. Aún cuando los dirigentes del gobierno le habían asegurado al pueblo que el Plan de Evacuación iba a conducir hacia la paz, este sólo se condujo a un incremento del terrorismo.
¿Cómo puede ahora el gobierno considerar poner a la población de Jerusalem y de los lugares cercanos en semejante peligro?
En este artículo me voy a permitir realizar un llamado al liderazgo del pueblo Judío de todo el mundo y especialmente de Norteamérica. Por favor, ¡únanse a nuestros reclamos en contra de la horrible propuesta del gobierno israelí de entregar una parte de nuestra Sagrada Ciudad! Nuestros hermanos americanos deberían contactar a sus representantes en el Congreso y a todos los que estén cercanos a la Casa Blanca para protestar en contra de esta terrible decisión. Nadie debe permanecer impasible. Debe tomarse una medida definitoria.
Mientras que Israel continúa ofreciendo más y más concesiones unilaterales, los palestinos siguen llamando a realizar, D’s no lo permita, acciones drásticas contra los Judíos que viven en nuestra tierra Sagrada. El gobierno de Israel aún no ha aprendido la lección. Ellos ya han visto los terribles resultados de hacer concesiones unilaterales.
Y aún cuando se ofreciera algo a cambio no habría en el mundo ninguna retribución capaz de compensar la entrega de una parte de la Sagrada Ciudad de Jerusalem.
Yo reitero mi llamado desde lo profundo de mi corazón a los líderes del pueblo Judío para que se nos unan en el reclamo de que nadie tiene el derecho de entregar ni una parte de la Sagrada Ciudad de Jerusalem.
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