El Rey Joao II de Portugal estaba asombrado de la aguda capacidad intelectual del Rav Avraham Zacuto y le encantaba desafiarlo a resolver acertijos.
“Debo viajar a Ibarra” le dijo un día el Rey. “¡Lee las estrellas y dime por qué entrada debo ingresar a la ciudad cuando llegue!”
“¿De qué sirve eso?”, se quejó Rav Avraham. “No importa la respuesta que te de, tú entrarás deliberadamente por otra puerta para demostrarme que me equivoqué”.
“Para eso tengo una solución”, le respondió el Rey. “Escribe la respuesta en este trozo de papel, pónle mi sello, y yo te prometo irme sin abrirlo hasta entrar a la ciudad”.
Rav Avraham escribió su predicción sobre el trozo de papel, lo guardó y el Rey se fue. Luego de llegar a Ibarra, el Rey abrió con ansiedad la carta del Rav. ¿Le habría jugado una mala pasada el judío? Cuando leyó la predicción de Rav Avraham, él no sabía si reir o llorar:
“El Rey abrirá una nueva puerta y entrará a través de ella”.
Eso era exactamente lo que había hecho.
En todo el mundo Rav Avraham es recordado como uno de los más grandes astrónomos de fines de la Edad Media; para los judíos, él es especialmente recordado por su descollante trabajo histórico: el Sefer Ha Yujsin.
La era del descubrimiento
Rav Avraham Zacuto nació, aproximadamente, en 5210/1450, en los años de decadencia de la maravillosa kehilá Española. Su lugar de nacimiento, Salamanca, en el reino de Castilla, no sólo estaba repleto de gedolei Torá, de Sabios de la Torá, sino que además allí se alojaba la Escuela General del Reino, la segunda universidad más antigua de España, fundada por el Rey Alfonso IX de León dos siglos antes. Por ese motivo Rav Avraham había recibido no sólo una educación ejemplar en Torá de parte de renombrados maestros, incluyendo a Rav Itzjak Abuhav de Castilla, sino también el mejor entrenamiento en matemáticas y astronomía disponible en esos tiempos.
Su doble educación lo preparó para escribir el primer libro de la historia completa del Pueblo Judío y para ser mundialmente reconocido como astrónomo.
Su vida concidió con la “Era del Descubrimiento”, cuando marineros españoles y portugueses descubrían nuevos mundos y abrían nuevas rutas marítimas. Rav Avraham contribuyó con su experiencia como astrónomo, aportando tablas de astronomía apropiadas e instrumentos de navegación perfeccionados.
En España se pasó cinco años escribiendo su famoso trabajo astronómico Ha Jibur HaGadol (La gran compilación), a pedido de Gonzala de Vivero, Obispo de Salamanca. Su traducción en castellano fue El Almanaque Perpetuo de los Cuerpos Celestiales.
En los dos siglos anteriores, los marineros habían usado las tablas Alfonsinas (llamadas así en agradecimiento a su sponsor, el Rey Alfonso IX, el Sabio de Castilla). Pero las tablas de Rav Avraham eran más precisas.
Un famoso navegante que empleó esas tablas fue el portugués Vasco da Gama, quien fue el primero que viajó a la India via el Cabo de Buena Esperanza, al sur de Africa.
Luego del fallecimiento del Rey Joao II, éste fue sucedido por el Rey Manuel II. Al principio los judíos se regocijaron cuando él liberó a los que habían sido esclavizados por el Rey Joao. Pero después él decidió casarse con Isabel, una hija de Fernando e Isabel de España, y ellos le exigieron que siguiera su ejemplo y expulsara a todos los judíos de su país. El Rey Manuel II cumplió. En 5256/1496, veinticuatro horas después de firmar su contrato matrimonial, el Rey Manuel II firmó un decreto por el cual todos los judíos debían convertirse o bien irse del país. Y empleó métodos muy crueles para forzarlos a abandonar su fe. Muchos familiares de Rav Avraham fueron forzados a bautizarse, y recibieron nombres tales como Rodríguez y Nuñez. Muchos años después algunos pudieron huir y reclamaron la restitución de sus nombres de origen.
Sefer Hayujsin
Cuenta la leyenda que Rav Avraham fue capturado por feroces piratas del Mediterráneo y obligado a realizar trabajos forzados hasta que descubrieron que se trataba de un famoso profesor y creyeron que iban a poder obtener mayores beneficios si pedían un rescate, y así se pudo salvar.
En Túnez, Rav Avraham completó su momumental libro de historia Sefer Hayujsin, que probablemente había comenzado en España. Este libro fue único en su tiempo, tanto porque era más abarcativo que el de Rambam y el de Ravaad, y además porque tiene un capítulo especial dedicado a la historia del mundo en general, en el cual él sincroniza la historia general con la de los judíos en particular, diciendo, por ejemplo, que Hipócrates, Euclides y Platón vivieron en los tiempos de Mordejai y Ester.
Una de sus secciones más famosas es la que explica cómo fue reeditado el Zohar luego de largos siglos de haber desaparecido.
El título del libro lo tomó de un comentario de los sabios del Perek Tamid Nishjat (Pesajim 62b): “R. Samlai se presentó ante R. Iojanán y le dijo: por favor, enséñame del sefer (libro) de yujsin”. Rashi interpreta esto como la “Brajá de los archivos históricos” (abreviados).
Rav Avraham explica que escribió esta historia no para satisfacer la curiosidad de la gente sino para incrementar su aceptación de la Torá Oral.
Con el paso de los siglos, nuevas versiones del libro aparecieron con algunas distorsiones, hasta que en 5617/1857, finalmente, se reeditó una versión directamente tomada del manuscrito.
No se sabe a ciencia cierta cuándo falleció Rav Avraham, pero en la creencia de que el Mashiaj llegaría aproximadamente en 5274/1514, él inició una serie de viajes hacia Eretz Israel. Se desconoce si pudo llegar allí o no.
Hay quienes creen que falleció alrededor de 5274/1514, en el Imperio Otomano; otros dicen que murió en Damasco, en tanto que hay quienes afirman que llegó a su amada Eretz Israel y encontró su final en Ierushalaim.
Que su memoria sea bendita.
|
|
|