La historia de Adam y Javá relacionada con el hecho de que comieron del fruto prohibido - un tema importante de la porción de la Torá de esta semana - es quizás la historia bíblica más famosa. A pesar de ser advertidos por D'os de abstenerse de comer del fruto del árbol del conocimiento que estaba en medio del Jardín del Edén, Adam y Javá ignoraron la orden Divina. Es intrigante cómo ellos pudieron actuar de esa manera. Antes de comer del árbol, el mal no era parte de su configuración psicológica - ellos estaban puros, sin pecados, no tenían vergüenza de su propia desnudez (ver Génesis 2:25). Mientras que el texto muestra claramente que el árbol era muy atractivo, es difícil creer que esta tentación llevó a Adam y Javá a pecar. ¿Qué ocurrió para que ellos desobedezcan al Todopoderoso?!
A pesar de que la serpiente hizo que Javá preste atención al árbol, y exclamó que "en el día que comas de esto tus ojos se abrirán y serás como D'os, conociendo el bien y el mal" (3:5), es difícil imaginar que esto fue lo que llevó a Adam y Javá a comer del árbol prohibido. La narrativa deja en claro que para Javá el árbol parecía "bueno para comer, deseable a la mirada y un medio placentero para adquirir sabiduría" (2:6). Pero no se menciona en absoluto al árbol como un vehículo para convertirse en alguien como D'os. Sino, que es un nivel más alto de sabiduría lo que ellos buscaban finalmente.
El libro Madregat Haadam (s. XIX) ofrece una interpretación aceptada ampliamente. Él dice que Adam y Javá nunca quisieron rebelarse en contra de D'os. Sino al contrario, ellos vieron el hecho de comer del fruto como un medio para elevarse a un nivel más alto en el servicio a D'os. Dándose cuenta de que el "ietzer hará" - impulso del mal - no era parte de su conformación psicológica, ellos se sintieron defectuosos en su habilidad para servir a D'os en la manera más elevada posible. El servicio a D'os es ejemplificado de la mejor manera cuando alguien se enfrenta a un desafío - y actúa como D'os quiere que actuemos.
Para Adam y Javá no había un desafío como este, pues ellos carecían el deseo interno de hacer cualquier cosa en contra de la voluntad de D'os. Ellos razonaron que si comían del árbol, la fruta les iba a permitir - por primera vez - sentir el sentimiento interno de guerra entre el "ietzer hará" y el "ietzer hatov" (el impulso del bien). Ellos razonaron que enfrentando y sobrepasando este desafío llegarían a demostrar una lealtad más grande hacia D'os.
Sin embargo, los dos fracasaron en darse cuenta de que iban a generar conflictos que no podrían llegar a sobrellevar. De acuerdo al Madregat Haadam, el pecado de Adam y Javá no fue haber desobedecido a D'os. Sino, fue el fracaso en apreciar cuánto realmente D'os los entendía.
D'os tiene el entendimiento más grande acerca de los seres humanos - quiénes son y qué son (y qué no son) capaces de lograr. Si D'os dice que no debes comer de la fruta porque causará problemas, entonces lo correcto es escuchar lo que D'os dice! D'os nos creó y ciertamente Él nos conoce mejor que todos. Cuando nosotros abandonamos los parámetros impuestos por nuestro Creador, nos estamos exponiendo a circunstancias desgraciadas.
Por miles de años, los judíos han entendido la importancia de aferrarse a los mandamientos de D'os - no sólo porque son expresiones de Su Voluntad - sino también porque sabemos que cumplirlos es verdaderamente lo mejor para nosotros.
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