Agita el lulav en todas las direcciones
Cierta vez, un judío fue a ver a un tzadik, un hombre sabio, para pedirle consejo acerca de si debía viajar a otras tierras en busca de parnasá, de sustento. El tzadik le preguntó: “¿Tú tienes parnasá actualmente?”
“Si”, le respondió el judío, “pero yo deseo incrementar mi parnasá en otras tierras”.
“Si es así”, le aconsejó el tzadik, “quédate donde estás y no viajes. Esto está mencionado en hoshanot, durante Hallel. Cuando nosotros decimos ‘hosha nah’, ‘sálvanos’, nosotros agitamos el lulav en todas las direcciones, pero cuando decimos ‘hatzliju nah’, ‘háznos exitosos’, nosotros nos quedamos estáticos y no agitamos el lulav ni una sola vez…” Si tú tienes parnasá allí donde estás, no vayas a buscar el éxito en ningún otro lugar.
No te exceptúes de hajnasat orjim
Cierta vez, en Sucot, un invitado fue a verlo al Rabino Jaim Ozer Z’L, quien le dio la bienvenida al oraj, al visitante, y lo invitó a entrar a la Sucá para una comida. Rav Jaim Ozer se disculpó por no poder estar durante la comida en la Sucá dado que no se sentía bien, y entonces era un mitztaer, un patur, estaba disculpado por no estar en la Sucá.
Al cabo de un momento, mientras el invitado estaba comiendo, Rav Jaim Ozer entró a la Sucá y se sentó cerca de él. El invitado se asombró del súbito cambio de opinión de su anfitrión, a lo que Rav Jaim Ozer le explicó rápidamente: “Aunque yo sea un patur, un exceptuado de la mitzvá de la Sucá, yo no soy un patur, un exceptuado de la mitzvá de hajnasat orjim, de recibir a las visitas”.
Liberándote de tzarot
Hamitztaer Patur Min HaSucá. Alguien que sufre de angustia está exceptuado de permanecer en la Sucá.
Rav Meir de Premishlan lo interpretó de esta manera: alguien que tiene tzaar, pena, y sufre de tzarot, preocupaciones, es considerado como patur min haSucá, puede considerarse exceptuado por sus problemas respecto a la mitzvá de Sucá. La Sucá puede protegernos de las penas y del dolor.
Tiempo de preparación
El Magid de Trisk escribe en su libro Maguén Abraham en nombre de su padre, Rav Motel de Chernobyl, que la kavaná, la intención de las palabras zman simjateinu, tiempo de nuestra alegría, es un lashón de zimún, un dicho de ‘preparación’.
Durante el Iom Tov, la festividad de Sucot, uno recoge la simjá, la alegría, de todo el año, para servir a Hashem con el corazón gozoso. Por lo tanto, uno debe preparar sus pensamientos antes de entrar a la Sucá, y tomar conciencia del privilegio que nosotros tenemos de estar en la Sucá.
¡Ayúdanos!
¿Por qué se llama Hoshaná Rabá al séptimo día de Sucá? Porque la palabra Hoshaná puede ser dividida en dos: Hoshá, ayúdanos, y nah, por las tefilot, los rezos, correspondientes a las letras N (nun) y A (alef), y que significa que los 51 días que median entre el comienzo del mes Elul, Rosh Jodesh Elul y Hoshanáh Rabá sean aceptados.
Los invitados que tienen poco dinero
¿Por qué danzamos y nos regocijamos en Simjat Torá?
El Kalever Rebe lo explicaba con un mashal, con un ejemplo:
Cierta vez un invitado fue a la casa de tu anfitrión y pidió con arrogancia el cuarto más confortable y mejor amoblado, y los alimentos más sofisticados. Luego de algunos días de haber bebido y comido hizo sus valijas y se preparó para irse. Su anfitrión, entonces, le presentó una cuenta exorbitante, fundamentada en el trato deferencial que había recibido.
Para sorpresa del anfitrión, el rostro del distinguido visitante se puso rojo de vergüenza. “Yo lamento decir que no tengo suficiente dinero para pagar por esto”, balbuceó.
“Bien. Entonces llamaré a la policía y ellos lo arrestarán”, le dijo el anfitrión secamente, molesto porque le habían tomado el pelo. “Tal vez esto le enseñe una lección”.
“¿Qué beneficio tendrá Ud. si me manda a la cárcel?”, le rogó el visitante con los ojos llenos de lágrimas. “Ud. no recibirá el dinero de todos modos. Yo tengo otra opción. Yo solía ser un bailarín profesional. Déjeme bailar ante sus invitados y así los voy a entretener. Los comentarios acerca del hermoso espectáculo habrán de correr y otros clientes vendrán a su casa de huéspedes. Así usted podrá ganar el dinero que perdió dándome el mejor cuarto y el hospedaje”.
El anfitrión aceptó de buen gusto la propuesta, y el que había sido un honrado visitante se convirtió en el bailarín de la casa de huéspedes.
El ejemplo es claro. Dice el Kalever Rebe: “nosotros pedimos un paquete entero de bendiciones de Hakadosh Baruj Hu. Nosotros le suplicamos por nuestros hijos, por una larga vida, por parnasá, sustento, y por salud. Y nosotros prometemos pagar nuestra cuenta con mitzvot y maasim tovim, con buenas acciones. Sin embargo, cuando llega Simjat Torá, nos sentimos avergonzados, con las valijas vacías e incapaces de pagar nuestra cuenta.
“Así, como el invitado de nuestra parábola, nosotros danzamos delante de Hakadosh Baruj Hu y nos regocijamos con la Torá, despertando a otras almas dormidas para que hagan teshuvá, para su arrepentimiento. Esa es nuestra compensación por el “paquete” que recibimos de Hashem”.
L’Shaná Habá B’Ierushalaim
¿Por qué pedimos pasar el año próximo en Jerusalem? ¿Acaso no esperamos y ansiamos que llegue el Mesías todos los días?
El Ierushalmi explica que los cálculos de Klal Israel, del pueblo de Israel, siempre dependían de su situación. Por ejemplo, después de Ietziat Mitzraim, la salida de Egipto, ellos contaban hasta Matán Torá, la entrega de la Torá; cuando se estaba construyendo el Beit Hamikdash, el Sagrado Templo, ellos contaban hasta que el Beit Hamikdash terminara su contrucción; y cuando fue destruido, ellos contaban desde su jurbán, su destrucción.
De esta forma, cuando seamos el derecho a la gueulá shleimá, la completa redención, nosotros contaremos a partir de la gueulá. Y aún cuando esto suceda en el medio del año, nosotros comenzaremos a contar un nuevo año.
Amén, ken iehí ratzón. Que así sea Su voluntad.
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