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El Baron von Loringhoven, ayudante de Hitler, muere a los 93 años

El Baron Bernd Freytag von Loringhoven, quien como joven oficial de la armada germana fue uno de los últimos en escapar del bunker de Hitler en Berlin cuando penetraron las tropas soviénticas, falleció en Munich recientemente, a la edad de 93 años. La información fue confirmada por el editor alemán de sus memorias, Wolf Siedler.
En la primavera de 1945, el Baron von Loringhoven era un importante colaborador del jefe del comando general alemán que estaba también en el bunker interior a la cancillería, el asiento del gobierno. Su tarea era reunir información militar para componer mapas e informes para ser presentados a Hitler como síntesis diarias.
Luego de la Segunda Guerra Mundial fue, durante dos años y medio, prisionero de guerra de los británicos; luego pasó a trabajar en la industria editorial y luego se convirtió en oficial del nuevo Ejército de Alemania Occidental, alcanzando el grado de teniente general. También alcanzó posiciones más altas en la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
El resto de quienes lograron escapar con vida del bunker, fallecieron en estos últimos años.
En abril de 1945, el Baron von Loringhoven abandonó el bunker con permiso de Hitler, quien al día siguiente colocó una pistola Walther en el paladar de su boca y se disparó un tiro.
“Mientras Hitler me deseaba buena suerte, yo veía un destello de envidia en sus ojos”, manifestó en una entrevista con The Observer, en 2005.
En los años recientes, von Loringhoven asesoró a diferentes autores y directores de cine y concedió muchas entrevistas. Junto con el periodista francés Francois d’Alancon escribió “En el bunker con Hitler: habla el último testigo”.
El Baron hizo descripciones del bunker; contó lo de Magda Goebbels, la esposa del jefe de propaganda nazi, Josef, que condujo a sus seis hijos al bunker. La pareja mató a sus seis hijos y luego se suicidaron.
El contó lo del casamiento de Hitler con Eva Braun, el 29 de abril de 1945, y su orden de matar a su nuevo cuñado. El contó sobre Martin Bormann, un encumbrado nazi, que “se movía como una araña en su red”; habló de Hitler jugando con su perro, a quien después envenenaría.
El Baron era descendiente de una familia aristocrática teutónica; de joven aspiraba a ser abogado pero el gobierno de Hitler exigía ser miembro del partido nazi para poder practicar como profesional. El entró al ejército, donde eso no le era exigido. Su primo, el Cap. Freytag von Loringhoven, quien más tarde proporcionaría los explosivos a los oficiales del ejército que pretendieron -sin éxito- atentar contra la vida de Hitler en 1944, lo ayudó a conseguir un cargo como oficial. Durante la invasión a Polonia, en 1939, era teniente general y obtuvo medallas por comandar tanques durante la invasión a Rusia en 1941, pero su reasignación como correo le permitió huir de la carnicería en que se convertiría Stalingrado.
Luego del fallido complot para asesinar a Hitler, von Loringhoven fue designado ayudante del nuevo comando en jefe del ejército; Hitler y sus asesores más importantes se trasladaron al bunker en enero de 1945. Dado que en el bunker todos planeaban suicidarse, von Loringhoven y otros dos jóvenes oficiales escaparon convenciendo a Hitler de que ellos podían establecer contacto con un general con el que estaban incomunicados. Hitler sugirió tomar un camino. Uno de sus compañeros fue muerto y el otro logró salvarse gracias a que el Baron pudo hacerlo vomitar el veneno que había ingerido para suicidarse.
El Baron fue arrestado por los americanos y terminó en una prisión británica en la cual los guardias se negaban a creerle que no era nazi. Allí fue maltratado y torturado. Nunca fue acusado de crímenes de guerra e insistió vehementemente en que había una clara diferencia entre el partido nazi y el ejército profesional. El declaró no haber sabido acerca de las masacres de judíos y de otros civiles hasta después de terminada la guerra.
Algunos críticos de su libro señalam, sin embargo, que él criticaba fuertemente al ejército por considerarlo militarmente incompetente, y hay quienes se preguntan si esto significaba que él hubiera deseado que Alemania ganara la guerra.

 

Nro 416 Elul 5767-Agosto de 2007

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