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Es el “pueblo elegido” por el creador a través de un pacto y juramento de la fidelidad a las leyes y decretos que recibimos frente al Monte Sinai hace 3300 años, compendiadas en las tablas de la ley en los pronunciamientos, para toda la humanidad y transmitidas a Moisés, volcadas en el pergamino, manuscrito que contiene el relato desde la creación de los universos hasta la entrada de los israelitas a tomar posesión de la tierra prometida a nuestros patriarcas para sus descendientes constituyendo el “Pentateuco”, que continua con los libros sagrados de jueces, profetas, reyes y demás escritos sagrados que son celosamente custodiados en sus copias y transmisión de generación en generación hasta nuestros tiempos sin ningún tipo de adulteraciones.
En el pacto del creador con su pueblo elegido, se le imponen obligaciones de vivir de acuerdo a esta legislación como condición para vivir y disfrutar de la tierra santa de Israel, que en caso de apartarse de estas leyes serian desalojados de la misma, hecho que lamentablemente ocurrió por primera vez hace 2430 años, destierro de Babel, retornando 70 años después y reconstruyendo el “Bet Hamikdash”, que fuera destruido 420 años después, por los romanos, originando la actual diáspora que ya lleva casi 2000 años.
El establecimiento del actual Estado de Israel hace casi 60 años, como consecuencia de la segunda guerra mundial y el holocausto, remedió de pequeña parte los sufrimientos, discriminaciones, persecuciones y todo tipo de afrentas en los diferentes lugares del mundo que nos toca vivir, siendo el ejemplo más cercano para los argentinos, la voladura de la embajada Israelí y la AMIA con sus 85 muertos, sin justicia aun, en una parodia, y dilación infinita que muestra nuestra indefensión.
Tenemos una sola forma de revertir esta situación dolorosa sin fin.
Hemos sido revertidos expresa y claramente en el pacto con el creador que esto ocurriría si éramos infieles a nuestro juramento. Podemos revertir esta situación. No será fácil. Requiere la concientizacion de todo nuestro pueblo, dirigentes, padres, maestros, jóvenes y niños.
En primer termino debemos conocer el pacto y nuestras leyes, para entender racionalmente nuestra responsabilidad y hacer los cambios necesarios para llegar a ser el “pueblo elegido” con la conducta apropiada para ser ejemplo a todas las naciones, que se encuentran en estado de descomposición ética y moral, con la proliferación de la violencia, el terrorismo, drogas, promiscuidad sexual en todas sus formas, corrupción en la justicia, etc.
La nación israelita tiene la obligación de encabezar el cambio dando el ejemplo, afortunadamente hace unos años se gestó un movimiento de “retornantes” a las fuentes en gran cantidad de comunidades en el mundo, que incluye en la Argentina con la actividad incansable de muchos de nuestros Rabinos, de acercar a enseñar a jóvenes y mayores nuestras leyes y costumbres, logrando a excelentes resultados y en actividad creciente y expansiva en todo el país.
Debemos agradecer profundamente a estos esforzados auténticos rabinos y a sus equipos de trabajo esta tarea ciclópea que vienen realizando, que continúen los éxitos para bien de nuestra nación y el mundo entero.
Desde esta columna hemos hecho llamamientos a la dirigencia y a los responsables en todos los ámbitos, a analizar la realidad de nuestra comunidad judeo-argentina, convocando al dialogo fraterno a fin de determinar con claridad y precisión las causas que provocan la creciente asimilación, desinterés de los jóvenes por nuestra identidad y deserción escolar creciente con cierre de colegios de la red escolar de AMIA, que en otros tiempos tuviera un rol importante y alumnado creciente.
El contenido de los programas de estudio de las escuelas de la red AMIA estuvo influida por las ideologías de moda, antes de la creación del actual Estado de Israel, ideas ateas, izquierdistas y reformistas, alejando al niño de su continuidad como judío autentico y sin darle la opción de conocer nuestra tradición para que pueda elegir la continuidad o la asimilación.
Con el surgimiento de las ideologías sionistas que sostenían la necesidad de un estado judío y como consecuencia del holocausto las Naciones Unidas cubren sus culpas de mirar hacia otro lado mientras se masacraba a la nación israelita, otorgan una pequeña franja del territorio Israelí a nuestra nación, en la que se establecen quienes ya vivían en Israel y a la que acuden refugiados de los campos de concentración e idealistas del mundo entero, en el ambiente hostil y con guerras y agresiones permanentes hasta nuestros días, a un costo de muchas vidas jóvenes, quienes valerosamente defienden ese pedacito de tierra Santa.
Estas dificultades que estamos atravesando son provocadas por los ideólogos del sionismo político que plantaron un deseo de un país igual a los demás del mundo, olvidando nuestro pacto con el creador, de nuestros patriarcas, ratificado en el Monte Sinai al recibir la “Torah” (ley) y consolidado con la generación siguiente antes de entrar a la tierra prometida de la mano de Ioshua, luego de la muerte de Moisés antes de cruzar el Jordán.
En la porción del Pentateuco que leemos cada semana, este ultimo sábado “Vaetjanan” nos advierte claramente sobre la conducta y los preceptos que debemos observar en Eretz Israel para disfrutar el bienestar, la abundancia y la paz que el creador promete a su “pueblo elegido”, advirtiéndonos que en caso de desviarnos de las obligaciones y caer paganismo o corrupción de cualquier tipo sufriríamos graves castigos revirtiéndose el bienestar y la paz terminando desalojados de nuestra tierra.
Los permanentes atentados en Israel son prueba de ello, todas las gestiones fracasan y agravan la situación de nuestros hermanos que viven en Israel, además de ser un impedimento para la Aliá y el turismo.
No debemos aceptar esta situación que se prolonga desde el día de la creación del estado hasta hoy, designándonos a que no hay alternativa y buscando culpables entre las Naciones Unidas, los palestinos, los países árabes, las organizaciones terroristas, etc. Todos ellos manejados por el creador del mundo.
Si, hay soluciones.
Debemos en primer termino afianzar la unidad de la nación israelita superando nuestras diferencias políticas, ideológicas y religiosas, induciendo a todos a corregir conductas que nos alejan uno del otro, por el autentico sentimiento de unidad y recordar que descendemos de nuestros patriarcas Abraham, Itzjak y Iaacob.
No puede esto ocurrir por arte de magia, sino que debe promoverse un dialogo esclarecedor para hallar coincidencias y terminar las desavenencias y odios que nos acompañan hace casi 2000 años.
Un ejemplo practico lo constituye la liberación de nuestra nación esclavizada en Egipto, donde el 80% de la población murieron en la plaga de la oscuridad por no querer ser liberado, se habían acomodado al exilio. Solo el 20% salió libre de la mano de Moshé.
Al exilio actual, dispersos por el mundo entero, también nos acomodamos, vale decir no estamos incómodos por los sufrimientos y por no retornar a nuestra forma de vida ni a Tierra Santa siendo acompañados en el exilio por la “Shejiná”, representación del creador sobre la tierra, que sufre a nuestra par.
Para salir y concluir este extenso y cruel exilio debemos eliminar la causa esencial “el sinat jinam” odio y divisiones injustificadas.
Acabamos de conmemorar otro aniversario del 9 de Av, fecha del comienzo dl duelo en este día a través de los siglos, que comenzó con los espías que envío Moisés a investigar la Tierra de Israel antes de entrar en ella quienes dieron un informe negativo, agregando que iba a ser imposible conquistar la misma, haciendo tornar en llanto al pueblo, por lo cual fueron castigados con deambular 40 años en el desierto hasta que murieron esa generación, los mayores de 20 años, y la nueva generación entro a Israel.
Como esa noche lloraron sin causa, quedo signada esta fecha para acontecimientos que nos hagan llorar con causa, en dicha fecha se destruyeron el 1° y 2° “Bet Hamikdash” y ocurrieron infinidad de calamidades, habiendo nuestros sabios decretado el 9 de Av como duelo total, y ayuno de 24 horas.
En Argentina el atentado a AMIA con 85 muertos ocurrió a la mañana siguiente del 9 de Av.
Reiteramos nuestro llamado al dialogo, al acercamiento de todos los miembros de la comunidad judeo-argentina, para comenzar a transitar una senda positiva de encuentros y soluciones consensuadas a nuestros problemas.
Nuestro afecto a todos los dirigentes, padres, maestros y responsables de las instituciones, reiterando nuestro compromiso de comprobar en todo lo necesario para un transitar un camino hacia el retorno a las fuentes.
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