Reb Moshe Leifer de Boro Park, quien regresó recientemente de un viaje a Djerba, observó que los judíos de la comunidad del lugar, consistente en más de 300 familias, viven en un radio de unas pocas manzanas, en un barrio carenciado. Muchos de los residentes son pobres, con pocas oportunidades económicas. Hay allí algunos restaurantes kosher, todos ellos son de carnes y no hay en venta productos lácteos con hejsherim en ninguna parte.
De las trece sinagogas, muchas de las cuales no cambiaron en nada durante siglos, doce son activamente usadas, y cuentan con la asistencia de un 60% de los miembros de la comunidad para los servicios diarios. Durante el Shabat, el Rabi Biton dio una drashá el judeo-árabe, la lengua que hablan los judíos tunecinos. Luego del rezo, él fue invitado a la casa del hijo del anterior Rabino Harasha, quien atribuyó el grado de observancia de la comunidad al hecho de que sus padres no habían enviado a sus hijos a los colegios de la Alliance, que eran muy populares en muchos países árabes. Los judíos de Djerba insistieron en que sus niños y niñas permanezcan en escuelas y en ieshivot que habían sido parte de su comunidad durante años. Caminando durante el Shabat el Rabino Leifer dijo tener reminiscencias de Boro Park, puesto que las calles estaban llenas de judíos caminando con sus familias, todos vistiendo con tzniut.
La seguridad es muy estrecha en todos lados debido al atentado contra la antigua Sinagoga de El Ghariba, el 11 de abril de 2002, en el cual murieron 21 personas. Sin embargo, los residentes del lugar le contaron al Rabino Moshe que las relaciones con los vecinos musulmanes eran muy buenas. El mismo no experimentó ningún tipo de hostilidad abierta al caminar por las calles con su típica vestimenta jasídica.
En cuanto al futuro de esta antigua comunidad, por el momento es estable. Mientras que algunos hombres jóvenes que partieron hacia Eretz Israel para asistir a Yeshivot decidieron quedarse en el país, muchos otros jóvenes se siguen quedando en Djerba. Elos se casan jóvenes, los varones a la edad de 20 y las niñas alrededor de los 17 años. Ellos prefieren quedarse en Djerba porque sienten una fuerte pertenencia a su comunidad formada por este estrecho círculo de familias. De hecho, Reb Moshe se encontró con muchos ex nativos de Djerba y actuales residentes de Eretz Israel que siguen volviendo a pasar algún tiempo junto a su comunidad. Y la sinagoga de El Ghariba, en la cual los judíos rezaron durante casi 1.900 años, continúa siendo un centro de peregrinaje para las festividades judías, atrayendo a judíos de todos los rincones del planeta.
El gobierno tunecino observa de cerca de la comunidad judía pero no restringe las prácticas del judaísmo. No obstante ha designado una comisión que conduce a la comunidad y que maneja la mayor parte de sus funciones no religiosas.
(fuente: Hamodia)
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