1992 – 17 DE MARZO – 2007
15 AÑOS RECLAMANDO JUSTICIA
La conmemoración del décimo quinto aniversario del atentado que destruyó el edificio de la Embajada de Israel en Buenos Aires tuvo este año dos peculiaridades. La primera que por ser la fecha del aniversario Shabat, se adelanto la conmemoración al día anterior, el viernes 16 de marzo; y la segunda que la noche anterior se efectuó en la plaza Embajada del Estado de Israel, en Arroyo y Suipacha, un acto organizado por la juventud judía, que a su vez convocaba a participar en el Acto Central que se realizó a partir de las 14.45 horas, instante en que el 17 de marzo de 1992 se produjo el atentado.
LA VOZ JUDIA estuvo presente en ambos, reconociendo que cada uno de ellos tuvo un eje completamente distinto. El de la juventud fue pluralista y progresista mientras que el Acto Central el dolor y el reclamo de justicia se mezcló con la realidad política, nacional e internacional.
Acto de la Juventud
Organizado y dirigido por jóvenes perteneciente al grupo “Otra Mirada”, durante su transcurso se escucharon las palabras de un familiar; de uno de los organizadores; del periodista Marcelo Zlotogwiazda, especialmente invitado; y el rabby Daniel Goldman.
La señora Claudia Berenstein, en representación de los familiares de las víctimas, improviso un corto mensaje, destacando que muchos de los jóvenes concurrentes que se habían reunido a reclamar justicia esa noche eran muy chicos y otros no habían nacido cuando el atentado se produjo, y por lo tanto les pidió que se informen, se comprometan y participen, pues si no lo hacen se corre el riesgo no sólo de que vuelva a repetirse sino también que “aparezca un bromista que les diga que no ocurrió, que es un invento de los judíos o que es un autoatentado, como muchas veces quisieron establecer, y así le cambiaran la historia, nuestra historia, la historia de ustedes y las víctimas pasaran a ser victimarios”.
Herman Aizemberg, habló en nombre de los jóvenes, quien, entre otros conceptos, manifestó “Nosotros somos un grupo de jóvenes universitarios judíos de Buenos Aires unidos por valores humanistas y pacifistas. Nos convocamos a este acto, reconociendo el esfuerzo en la búsqueda de justicia que en los últimos tiempos se efectuó, pero – al mismo tiempo – exigiendo un esclarecimiento en lo que respecta a la conexión local y su posterior encubrimiento por parte de actores del Estado, como así a los autores materiales e intelectuales foráneos. Repudiamos el silencio, la negligencia y la ineptitud de quienes habiendo tenido que tomar riendas en el asunto no asumieron la responsabilidad que ameritaba. Nos solidarizamos, por sobre todas las cosas, con los familiares, las víctimas y los sobrevivientes que en la más absoluta soledad, siguen buscando justicia y reclamando por los derechos de sus seres queridos”.
Marcelo Zlotogwiazda, un periodista que al hacer uso de la palabra se reconoció como judío, a la vez que mencionó que su esposa es católica, que no esta integrado a la comunidad, contó que cuando se produjo el atentado contra la Embajada de Israel, se encontraba en los Estados Unidos, más precisamente en una oficina del FMI, para analizar luego lo ocurrido a partir del inicio de la investigación desde la perspectiva individual, pues luego de afirmar que el atentado a la Embajada como a la AMIA fueron dos grandes tragedias, planteó que no fueron aisladas y que se los debe incluir entre hechos negativos que se produjeron en la década del noventa del siglo pasado, para concluir su mensaje sosteniendo que en los últimos años algo ha cambiado, que ya la Corte Suprema, que es la que investiga el atentado, es otra Corte.
Acto Central
Con la presencia en el palco situado en la plaza Embajada del Estado de Israel de la Senadora Nacional Cristina Fernández de Kirchner; los ministros del Poder Ejecutivo Nacional Jorge Taiana y Daniel Filmus; el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jorge Telerman; los miembros del cuerpo diplomático del Estado de Israel Aarón Abramovich, Director General del Ministerio de Relaciones Exteriores, Danny Carmón, miembro de la representación en las Naciones Unidas y Rafael Eldad, el actuar embajador en Argentina (estos dos últimos sobrevivientes del atentado); el referente máximo de los familiares de las víctimas, Carlos Sucevich y los presidentes de las instancias centrales comunitarias, a las 14.45 hs. dio comienzo el acto con el sonido de una sirena, la lectura de la nómina de los fallecidos, un minuto de silencio y la colocación de ofrendas florales.
En el sector aledaño al palco se ubicaron otros miembros del Poder Ejecutivo Nacional, miembros de Gabinete del Gobierno de la Ciudad, legisladores de la Nación y de la Ciudad, funcionarios y ex funcionarios, políticos (varios de ellos candidatos para las próximas elecciones), familiares de las víctimas, invitados especiales y dirigentes comunitarios; mientras que en la intersección de Arroyo y Suipacha y todo el frente de la plaza que da a la calle Arroyo se encontraba el público y los periodistas que cubrían el acto, destacándose las banderas de ceremonias de varias escuelas comunitarias.
entados, sino por simples razones de espacio.
Carlos Sucevich, al igual que en las ocasiones anteriores se refirió específicamente a la falta de justicia y el permanente reclamo que vienen debido a la falta de avances significativos en la investigación, situación que los llevó a convertirse en querellantes, los únicos, en la causa que por motivos de jurisdicción lleva la Corte Suprema de Justicia. Al calificar a los ejecutores de asesinos expresó “No importa si los asesinos llevaban turbante, uniforme o pasamontaña, o si eran rubios o morenos. La única calificación que merecen es esa: asesino. Cultores de la muerte, mensajeros de la barbarie. Pero, lamentablemente, no estuvieron solos. Los culpables están protegidos por sus socios eternos, los encubridores, los corruptos y los inoperantes. Y lo que es peor aún, amparados bajo la sombra de oscuros contubernios y negociados”. Finalmente mencionó que “Hace unos días, el señor Presidente de la Nación ha dicho: ‘reconciliación sí… pero con justicia’. Los familiares no buscamos venganza, queremos reconciliarnos con la realidad, por más dura que ella sea, pero de la mano de la verdad y la justicia”, a la vez que destacó “No olvidaremos nunca a nuestros seres queridos, no callaremos nunca nuestras voces reclamando justicia y sobre todo no perdonaremos jamás a los asesino y a sus encubridores”.
Danny Carmón - sobreviviente del atentado y esposo de una de las víctimas fatales, que dejó cinco hijos huérfanos de edades que iban de los 13 a casi dos años – explicó como habían llegado a Buenos Aires en 1989, lo que hacían y como el atentado cambió radicalmente su vida y la de sus cinco hijos, y que un par de meses después de viajar a Israel a enterrar a su esposa, regresaron a Buenos Aires, en donde permaneció hasta 1995 cumpliendo sus funciones diplomáticas, las que ahora lo llevaron a las Naciones Unidas en donde afirmó que “A veces no puedo sentir más que la cruel ironía de la historia. Me toca a mí, en funciones, escuchar a los iraníes, expertos número uno en terror y terrorismo, dar lecciones sobre un tema en donde tienen aprobadas, con notas sobresalientes todas las materias, tanto en la teoría como en la práctica. Yo sé que los iraníes saben de que hablan cuándo mencionan el terror y el terrorismo. Tuve, en varias ocaciones, oportunidad de responderles, en mi condición de sobreviviente del terrorismo iraní, de aquí, precisamente de esta esquina, de esta ciudad y de este país. Y, al mismo tiempo, confronto diplomáticamente no sólo con sus representantes sino con el conocimiento que, el pueblo de Irán, tiene muchas cosas, seguramente tan buenas y tan malas como cualquier otro, pero que su gobierno, entre otros, no es inocente en el tema de este atentado. Pero, ¿qué se puede hacer? (…) Como familiares, amigos, colegas y simples hombres; debemos insistir en que la causa no decaiga; en que – pese al tiempo que pase – se llegue a algún resultado; sabiendo que ya hay nietos, entre los inmolados más jóvenes de entonces, que clamarán justicia después de nosotros; ya que nos asiste la convicción que, el atentado a la embajada de Israel, fue solo el primer capítulo de un libro sobre el cual no se escribió el final y porque ningún Estado de Derecho puede ceder ante los asesinos”.
Mientras el ministro Taiana leía su discurso, jóvenes pertenecientes a los movimientos juveniles Betar e Israel Hatzeira levantaron carteles que decían “En el corazón de Bs. As… En la Embajada de Israel hace 15 años… El terror dejó su huella… Atentó a la sociedad, a la libertad y a la vida. Stop, detengamos al terror” y “Respeto por la vida ≠ terrorismo islámico. Stop, detengamos al terror”.
El canta-autor Alejandro Lerner culminó la conmemoración interpretando en piano “Indulto” y “Volver a empezar”.
Conclusión
A concluir la conmemoración de décimo quinto aniversario del atentado que destruyó el edificio de la Embajada de Israel, nos vemos en la obligación de afirmar que nos parece correcto que los jóvenes hagan su propio acto conmemoratorio, por más que no concordemos con algunos de los conceptos que allí se vertieron o algunos de los oradores elegidos. No criticamos al grupo “La Otra Mirada”, sino que los felicitamos por haber realizado el esfuerzo, pero a la vez creemos que ese debería haber sido un acto de toda la juventud judía y no de un solo grupo.
Por otra parte consideramos que el Acto Central debería dedicarse al reclamo de justicia, tal como lo planteó Carlos Sucevich, y las expresiones de los sobrevivientes, en lugar de ser un espacio para las manifestaciones políticas.
Mientras nos retirábamos escuchamos a más de un dirigente joven comentar que la asistencia no fue la que esperaba mientras que otros hacían notar que percibieron cierta frialdad en el público. A nosotros que estuvimos entre el público, fuera de los sectores VIP, entre los miembros de la comunidad que no acceden a los lugares prefernciales, esos comentarios nos parecen valederos, pues si bien hubo aplausos coronando frases de todos los discursos, los más aplaudidos por quienes nos rodeaban fueron los de Carlos Sucevich y Danny Carmón.
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