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El 1ro de enero de 2007 llegó muy rápido para las ieshivot de Israel, que enfrentan una nueva ronda de recortes presupuestarios, creciendo la posibilidad de que se está acercando el día en el cual deberán sustentarse por sus propios medios mediante clases y colecta de fondos, como lo hacen las ieshivot afuera de Israel.
El gobierno de Olmert propone recortar los presupuestos de las ieshivot en un tercio de sus ya austeros niveles y los estipendios para miembros de kollel serán reducidos a menos de 75 dólares por mes. Como para agregar leña al fuego, funcionarios de la oficina del primer ministro informaron a los miembros religiosos de la Knesset que por más que quieran cumplir con sus necesidades presupuestarias, el sector árabe tiene prioridad.
La poca influencia que los ortodoxos tienen en el parlamento desaparecerá el mes próximo cuando Rabbi Avraham Litzman de United Torah Judaism dejará su puesto como presidente del Comité de Finanzas de la Knesset. Si, gracias al hecho de que estuvo supervisando el presupuesto, Rabbí Litzman pudo evitar que se hicieran aun mayores recortes sin autorización, ahora no habrá nadie que esté cuidando los intereses ortodoxos.
Con esta mala señal y la influencia ortodoxa que está disminuyendo, por lo menos en los círculos gubernamentales, no resultará sorprendente presenciar el renacimiento del antiguo debate respecto a si las ieshivot deberían recibir dinero del gobierno.
Mientras que el final del apoyo del gobierno implicaría también el final de la intervención del gobierno en los programas de estudios de las ieshivot, el reemplazo de estos fondos no será fácil teniendo en cuenta la economía en la cual viven los ortodoxos, arrastrados por una sociedad israelí que está en transición del socialismo a una economía de libre mercado, una transición que no fue suave y fue dolorosa, especialmente para las personas en desventaja socioeconómica.
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