En los últimos días se produjo un hecho que nos llamó poderosamente la atención: una entrevista del presidente de la AMIA, Luis Grynwald, publicada en la página web de un medio de prensa comunitario, Itón Gadol, en las que se refiere a diversos temas de la Kehila, entre los que menciona uno, que según Grynwald “puede cambiar la historia después de cien años”.
El presidente de la AMIA se refiere específicamente al entierro de personas convertidas al judaísmo por los rabys conservadores y reformistas en un sector del cementerio de La Tablada.
El párrafo en cuestión dice textualmente “Un tema que según Grynwald ‘puede cambiar la historia después de cien años’, es el de implementar una solución, de acuerdo a lo establecido por la Halajá, la Ley que rige la forma de vida judía, es el de posibilitar el entierro de judíos conversos por rabinos no ortodoxos en un sector del cementerio de La Tablada, afirmando ‘vamos a tomar una decisión, y me parece que es una decisión que va a tener que acompañar todo el mundo, por eso necesitamos que la prensa comunitaria nos acompañe, que no va a ser 100% perfecta, pero tenemos el 90% de la comunidad a favor de una medida de estas y se implementará de acuerdo con el Rab. Benhamú”.
Si bien este tema, el del entierro de esas personas, lo hemos comentado y analizado en varias oportunidades, a fin de facilitar la comprensión del mismo hemos de volver a hacerlo.
UN POCO DE HISTORIA
Desde hace años los dirigentes de las instituciones comunitarias que se nuclean alrededor del Seminario Rabínico Latinoamericano, vienen intentando lograr que la AMIA acepte las conversiones que sus egresados realizan, a las que le suman las efectuadas por ciertos rabys europeos o estadounidenses pertenecientes al mismo marco ideógico, el liberalismo religiosos que en Buenos Aires se identifica con los nombres de conservador y reformista..
Conversiones que, cómo explicáramos infinidad de veces, no se efectúan de acuerdo a lo establecido por la Halajá sino mediante la concurrencia a un curso arancelado de algunos meses, en el cual no se le exige a futuro converso que cumpla Shabat y los Jaguim, coma alimentos Casher, respete Tearat Hamishpaja, etc. y que desconocen la Takaná, prohibición, de realizar conversiones en la zona geográfica de la Cuenca del Plata, establecida por los Grandes Rabinos Goldman y Sutton Daba en su momento, hace más de setenta años, y que fuera aceptada por las grandes personalidades rabínicas de la época.
Durante un par de décadas, anteriores a fines de los ’80 del siglo XX, si bien la presión existía, la dirigencia de la AMIA, mayoritariamente no observante de la Halajá, rechazaba esa exigencia de plano, pues consideraban que era un tema rabínico y que el Gran Rabinato de la AMIA no podía actuar de manera distinta a lo que hacían los Grandes Rabinos del Estado de Israel.
Años después, como la asimilación verificada en matrimonios exogámicos también comenzó ha hacerse notar en las familias de algunos destacados dirigentes comunitarios, más de uno de ellos, que años antes se negaban a considerar válidas las conversiones de los rabys, cambiaron de opinión pues su realidad familiar se lo exigía, ya que hijos, sobrinos y nietos se unían en matrimonio con personas no judías y esas conversiones, que para los judíos no son válidas, eran las que les permitían no sentirse frustrados como dirigentes judíos que “luchaban” contra la asimilación y por la continuidad judía.
En esos años surgió un nuevo agrupamiento político interno en la comunidad, Brerá, que postulaba, entre otras cosas, que la AMIA debía tener un rabinato pluralista, es decir que estuviera integrado por rabinos raigales y rabys liberales, y - por supuesto - que se acepte como socios de la Kehila y, consecuentemente, enterrarlos en sus cementerios a las personas convertidas por los rabys.
La labor que en la Comisión Directiva y el Rat de la AMIA realizaban los representantes de Agudath Israel de Argentina impidió, en aquellos años, que esas propuestas fueran apoyadas por los factores ideológicos tradicionales.
Como coincidentemente en Argentina comenzaron a difundirse los cementerios parques, privados, ubicados, mayormente, en la zona norte del Gran Buenos Aires, que los miembros de la ascendente clase media alta porteña elegía para darle sepultura a sus difuntos familiares, Brera consideró que la AMIA también debía tener su propio cementerio parque y la idea fue debatida en la Comisión Directiva durante la segunda presidencia del ingeniero Luis Perelmuter, principios de los ’90, aceptándosela pero con la condición de que el mismo respetará estrictamente las disposiciones de la Halajá sobre el Kever Israel. Cómo esa condición impedía lo que los propulsores de la propuesta necesitaban, un lugar bajo el “paraguas” de la AMIA donde poder enterrar a los conversos no reconocidos por el Rabinato de la AMIA, el proyecto no se concretó, pero los conservadores y reformistas tuvieron su propio cementerio parque.
Nos referimos a “Colinas del Tiempo”, un emprendimiento privado que aceptaba a los conversos de los rabys liberales y también a esposas y/o esposos de judíos que no se convirtieron, como Agudath Israel lo probó años después y cuyas pruebas publicamos en nuestras páginas.
A las pocas semanas de haber iniciado el doctor Alberto Crupnicof su segunda presidencia en la AMIA, uno de los rabys – que luego fue vocal de la Comisión Directiva de la Kehila – intentó que se enterrará en uno de los cementerio de la institución, a la esposa de un miembro de su congregación “que estaba en vías de conversión”, lo que fue impedido gracias a la intervención de uno de los máximos líderes de Avodá de Argentina, don Gregorio Fainguersh z´l, que demostró que si se aceptaba lo intentado por el raby se dividía la comunidad, pues obligaba a que los judíos raigales se tuvieran que retirarse de la misma.
El atentado del 18 de julio de 1994, postergó por un par de años los intentos de los conservadores y reformistas de que la AMIA aceptara sus conversiones, pero luego del cambio de autoridades en 1996, volvieron a insistir.
COMO SE IMPIDIÓ UNA TRASGRESION HALÁGICA
En Avodá, como consecuencia del efecto del atentado, percibían que les resultaría dificultoso triunfar en la elección, y afirmando que no eran tiempos ni había dinero para esos menesteres, propusieron conformar una lista única, presidida por Oscar Hansman, en la cual los conservadores tuvieron una amplia representación, ocupando uno de sus hombres, el licenciado y ex raby Sergio Spolsky, la Tesorería y el raby que mencionamos anteriormente una vocalía.
El intento de los conservadores y reformistas de imponer sus concepciones al resto de los miembros de la Comisión Directiva no se hizo esperar, primero intentaron lograr que el raby que intento enterrar en el cementerio de La Tablada a una mujer “en vías de conversión” fuera el secretario del Departamento de Sepelios. Los representantes de Agudath Israel lo impidieron, y el Tesorero decidió castigarlos no firmando los cheques mediante los que la AMIA subsidiaba a Torah Umesorah. La oposición a esa arbitraria medida por parte del resto de los directivos lo obligó a cumplir con sus obligaciones.
Meses después, como el cementerio parque Colinas del Tiempo era aun pésimo negocio, el Tesorero junto a otros directivos de su misma ideología propusieron que la AMIA lo compre. En ese momento surgieron dos problemas: uno halájico y otro económico.
El más simple era el segundo, ya que según lo oferentes era menor que si la AMIA decidiera comprar un terreno y realizar las correspondientes inversiones para convertirlo en un cementerio parque, y además se financiaba a mas de 10 años. Pero cuando otros directivos comenzaron a hacer averiguaciones, demostraron que no era ninguna “pichincha”.
El halájico lo encararon acercando a la institución fotocopias de las documentaciones de todos los fallecidos que estaban enterrados para demostrar si eran judíos hijos de madre judía. Los directivos de Agudath Israel, por las dudas, visitaron Colinas del Tiempo y comprobaron que habían sido inhumados 22 personas de ambos sexos, pero que en dos casos la documentación presentada no se ajustaba a la realidad, ya que sus madres no eran judías.
Su descubrimiento, que demostraba que en Colinas del Tiempo había no judíos enterrados, fue informado a la Comisión Directiva de la AMIA y – como decimos más arriba – publicado en nuestras páginas para que se entere toda la comunidad.
La conjunción de estos hechos, que había no judíos enterrados, que se había intentado engañar a la AMIA mediante la entrega de documentación incorrecta y que el precio que los dueños exigían era muy superior al real, hizo que la operación no se concretara.
El Tesorero intentó volver a castigar a quienes hicieron fracasar esa “brillante” adquisición, pero un factor externo lo obligó a renunciar, la liquidación del Banco Patricios decidida por el Banco Central de la República Argentina, del que era Gerente.
Luego de su retiro de la Comisión Directiva de la AMIA, se descubrió que la “ingeniería financiera” que el Tesorero había implementado, sumió a la institución en una deuda financiera monstruosa, del Tesorero y otros directivos invirtió los fondos de la institución a largo plazo a la vez que tomaba prestamos a corto plazo para hacer frente al movimiento mensual, pues según él la AMIA se beneficiabas con las diferencias de tasas.
Esta caótica situación, que comprometió el futuro de la Kehila en su momento y que recién pudo solucionarse varios años después, afectó de una manera muy fuerte al resto de los directivos que representaban a los conservadores y reformistas, los que para evitar ser derrotados en la elección de cambio de autoridades no se presentaron.
Durante la presidencia del doctor Hugo Ostrower, si bien continuaron ciertas presiones para que los conversos por los rabys fueran aceptados, el problema fundamental de la AMIA era otro, como lograr solucionar el problema económico que heredó de la conducción anterior.
Mientras tanto los conservadores y reformistas volvieron a agruparse y aprovechando que debido a la crisis económica que se abatió sobre el país en los años 2000 y 2001 Avodá propuso nuevamente que se confeccionara una lista única para conducir a la AMIA, lograron volver a acercarse a la conducción que presidía el licenciado Abraham Kaul.
EL INTENTO DE ABRAHAM KAUL
Abraham Kaul, después de mediados del 2003, presentó una propuesta para que en el cementerio de La Tablada pudieran ser enterrados quienes fueron convertidos sin tener en cuenta las disposiciones establecidas por la Halajá.
Según Abraham Kaul el Gran Rabino Ashkenazí de Israel, rabino Yona Metzger, podría llegar a autorizar que se los inhumara en un sector separado del cementerio.
Abraham Kaul no mentía, existía una carta del rabino Metzer del 22 de julio de 2003, que resumía el pedido que el presidente de AMIA le había efectuado cuando lo visitó acompañado por el Gran rabino Shlomo Benhamú, solicitando autorización para poder enterrar a esas personas en un sector diferenciado del cementerio, que establecía ciertas condiciones.
Agudath Israel ya no integraba la Comisión Directiva de la AMIA pues no había logrado que el nuevo presidente se comprometiera públicamente en respetar la Halajá en todo lo que tuviera que ver con quienes serían aceptados como socios de la institución y/o enterrado en sus cementerios, pero si el Rat, la Asamblea de Representantes de Socios, por lo tanto le solicitó a la conducción de la AMIA copia de la carta del Gran Rabino Ashkenazí de Israel, la que le fue entregada junto con su traducción.
LA VOZ JUDÍA accedió a esa documentación y transcribimos a continuación los párrafos referidos a tema que estamos tratando.
“En la oportunidad, en que me habéis visitado en mi oficina, pregunté al honorable Presidente de la Kehila, Sr. Abraham Kaul, si aquellos conversos, cuya conversión no es reconocida, si son pasibles de ser merecedores de legitimidad y ser recibidos como asociados de la Comunidad; el Sr. Presidente me respondió con claridad, que otorgar permiso para ser enterrados en una parcela separada, en el cementerio Judío, no otorga derecho alguno de reconocimiento como miembro asociado de la comunidad.
Esta respuesta fue de suma importancia para encontrar así y poder facilitar vuestra dificultad, en otorgar autorización para la sepultura en una parcela separada, como fuera dicho.
De todas formas, mi voluntad es resaltar, que cuando habéis llegado a mí, era en el primer mes de mi función y todavía no se habían constituido las distintas Comisiones Rabínicas y entre ellas, la Comisión de los Cementerio y ahora que ya existe esta Comisión, mi deseo es convocarla a la brevedad, pero mi solicitud a Udes. Es la Siguiente:
A.- Las firmada de todos los representantes de los partidos tanto religiosos como no religiosos, que conforman la conducción de la Kehila, de que están de acuerdo por unanimidad, que no serán recibidos los conversos, que no son de acuerdo a la Halaja como asociados de la comunidad, y de acuerdo a lo que me hiciera saber el Sr. Presidente, según se menciona anteriormente, y esto, para que no surja no quiera D. ningún tropiezo, ni brecha susceptibles de ser interpretada como legitimidad a los casamientos mixtos, que amenazan la existencia de nuestro pueblo en la diáspora.
B.- Siendo que no conocemos, el cementerio en vuestro lugar, les solicito señalar sobre el mapa de la superficie del cementerio de referencia, cual es el lugar exacto, el cual desean establecer para sepultura, de los “conversos” mencionados y que la demarcación sobre el mapa este firmado por todos los factores que componen la conducción de la Kehila.
Después que haya recibido vuestra respuesta a las dos peticiones anteriores, les haremos saber a la brevedad la solución propuesta por nosotros para bien de la Kehila y para el bien de nuestra Tora y nuestro pueblo.
Con la bendición de afecto desde lo profundo del Corazón-
Yona Metzger. Rab. Aráis Leisrael.”
Como se desprende del texto que hemos transcripto, el Gran Rabino Ashkenzí de Israel, rabino Yona Metzger afirmaba que antes de conceder la autorización solicitada, o su negativa, se le debían enviar el unánime consentimiento “de todos los representantes de los partidos tanto religiosos como no religiosos, que conforman la conducción de la Kehila” junto con “el mapa de la superficie del cementerio de referencia, cual es el lugar exacto, el cual desean establecer para sepultura, de los “conversos” mencionados y que la demarcación sobre el mapa este firmado por todos los factores que componen la conducción de la Kehila”.
Como el unánime consentimiento no se consiguió, por lo menos Agudath Israel no lo firmó, Abraham Kaul no pudo saber cual sería la respuesta del Gran rabino Ashkenzí de Israel.
SE ACLARA CIERTO HECHO.
Luego de que se oficializaron las listas electorales que participarían en la elección de las autoridades de la AMIA de abril del 2005, en los corrillos comunitarios llamó poderosamente la atención que los conservadores y reformistas, junto con otros movimientos ideológicos minoritarios aceptaran integrar la lista de Avodá sin que se detallen sus nombres.
Hoy, luego de lo afirmado por Luis Grynwald a Itón Gadol se aclara el por qué de ese proceder.
Abraham Kaul no logró que el consentimiento unánime debido a que, por lo menos Agudath Israel, no firmo las dos peticiones efectuadas en julio del 2003 por el Gran Rabino Metzer.
Ya desde fines del 2004 era sabido que Agudath Israel de Argentina no participaría del acto eleccionario de la AMIA pues consideraba que durante la presidencia de Abraham Kaul se habían consentido una gran cantidad de cosas a los conservadores y reformistas contrarias a la Halajá, lo que se mantendría en la próxima gestión pues Avodá, con la condición de mantener la presidencia de la AMIA, seguiría aceptando las exigencias de los conservadores y reformistas.
Además se sabía que el resto de los factores ideológicos que se presentaban a la elección habían estado de acuerdo en firmar lo solicitado por el Gran Rabino Metzer; en particular el factor raigal que participó pues lo había hecho en el 2003, como consta en la documentación que tenemos en nuestro poder.
Es decir quienes durante décadas buscaron la forma de poder enterrar en el cementerio de La Tablada a los “conversos, cuya conversión no es reconocida” por el Grabn Rabinato de Israel se aseguraron la unanimidad mediante el método de que hoy sólo son cuatro “los partidos tanto religiosos como no religiosos, que conforman la conducción de la Kehila”.
POR QUÉ DE ESTA MANERA
En la comunidad es sabido que quienes propugnan que en la AMIA se acepten como socios y también se entierren a los conversos no convertidos de acuerdo a la Halajá buscarán lograr su objetivo por cualquier medio, ya que según ellos de esa forma no se expulsa de la comunidad a los judíos casados con no judíos o sus familiares.
Pero no nos imaginábamos que el presidente de la AMIA, un dirigente con años de activismo comunitario, miembro de un factor ideológico plenamente identificado con el concepto kehilatí, le informe a un medio que la actual conducción de la AMIA tomará la decisión de comenzar a enterrar a personas halajicamente no judías en uno de sus cementerios, aclarando “que no va a ser 100% perfecta, pero tenemos el 90% de la comunidad a favor de una medida de estas y se implementará de acuerdo con el Rab. Benhamú”.
Hasta hace cerca de un año, las diversas conducciones de la AMIA cuando tenían que informar a la comunidad de alguna decisión importante, convocaban a los medios comunitarios a una conferencia de prensa y allí lo hacían público.
Parece que ese sistema no es del agrado de Luis Grynwald, y eligió mantener entrevistas con algunos medios, entre los cuales – hasta el momento de escribirse está crónica – no lo hizo con LA VOZ JUDIA, el único medio de prensa comunitario raigal que permanentemente se opuso, por razones halájicas, al deseo de los conservadores y reformistas de que las personas que ellos convertían sean reconocidas como judías.
Nosotros, de haber sido los escuchas del anuncio que Luis Grynwald le efectuó a Iton Gadol, le hubiéramos pedido por lo menos dos cosas. Primero que el Gran Rabino Benhamú explique en cuales ítems específicos del Shuljan Aruj se autoriza a realizar ese tipo de entierros.
Segundo, cual es el motivo de que este tema, de vital importancia para la unidad y continuidad comunitaria, no integró el orden del día de la Asamblea de Representantes de Socios, de diciembre pasado, ya que deberían ser sus miembros los que aprobaran la puesta en marcha de semejante decisión que, a nuestro entender, es el inicio de un proceso que culminará, en un tiempo cercano, en la división de la comunidad.
CONCLUSIONES
No ponemos en duda que las autoridades de la AMIA tienen todo el derecho de decidir y/o efectuar lo que le autoriza el Estatuto vigente.; pero no desviarse de la Halajá
Tampoco dudamos de la intención que de muchos de los actuales directivos de la AMIA, estamos convencidos que piensan que lo que hacen es lo mejor para la AMIA, pero pensamos que se están equivocando.
Acordamos con lo dicho por Grynwald, que si se implementa el establecimiento de un cementerio para personas que en vida no fueron judías: “puede cambiar la historia después de cien años”
Pero no estamos de acuerdo de que el 90% de los judíos que viven en el país si lo estén.
Tampoco nos parece acertado que un anuncio de esta magnitud e importancia, para el futuro de toda la comunidad, no sólo de la AMIA, cómo el que estamos comentando, no se haya efectuado mediante una conferencia de prensa, en la que Luis Grynwald estuviera acompañado por el resto de los principales directivos y el Gran Rabino de la Comunidad.
Además nos surge un interrogante, que reconocemos que Luis Grynwald no nos puede contestar, ¿qué harán los asociados de la AMIA que son observantes de la Halajá si se implementan estas medidas? ¿Y cual es el respeto a los millares de difuntos que su deseo era estar sepultado en un cementerio Halajicamente judío?
Esperamos que en marzo, cuando luego de las vacaciones retomemos el contacto con nuestros lectores, podamos tener algunas respuestas, por lo que le solicitamos que nos escriban sus opiniones.
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