Una semana más ha transcurrido y las negociaciones para concretar la coalición aún continúan. Todavía no está claro de qué clase de coalición se habrá de tratar, y la razón de esta falta de claridad es que los partidos políticos son una mezcla de cosas viejas y nuevas. Por ejemplo, algunos ex miembros del Partido Laborista se fueron del Laborismo en tanto que otra gente nueva se ha sumado al mismo. De igual modo, en el Partido Likud, muchos de los antiguos miembros han abandonado ese marco político.
Todo está mezclado: lo viejo y lo nuevo. El Laborismo ya no es más el viejo Laborismo, y el Likud ya no es más el Likud de antaño. Y la ideología del Partido Religioso Nacional es muy diferente de lo que fuera en el pasado. Por lo tanto, la situación resulta muy inestable.
Aunque el anti-religioso Partido Shinui ya no está más en el Parlamento, los partidos ortodoxos aún no han establecido una coalición.
Después de que el ex primer ministro Sharon, quien fuera el máximo dirigente del Likud, provocara una gran revuelta al abandonar el Likud para constituir el nuevo Partido Kadima, su salud se deterioró súbitamente, y la situación que de por sí ya era inestable, empeo aún más.
Aunque Shinui ya no está más en la Kneset, todavía existe un gran peligro que proviene de las leyes anti-religiosas que fueron promulgadas y que amenazan con barrer del mapa, D-s no lo permita, todos los logros que obtuvimos hasta hoy. Uno de los problemas más grandes y excepcionales que enfrentamos es el de que los secularistas están apelando a presiones internas para cambiar todo lo conseguido por Agudat Israel respecto al establecimiento del estado y que forma parte del documento de “statu quo”.
Resulta de suma importancia para la Ortodoxia Judía que al realizar sus negociaciones para la coalición insistan en que se corrijan esas leyes anti-religiosas.
Además, aunque el Partido Shinui ya no esté más en la Kneset, todavía existe una atmósfera anti-religiosa en las negociaciones para la nueva coalición.
Directa o indirectamente debe haber un cambio. El Judaísmo Unido de la Torá –Agudat Israel y Deguel Ha Torá conjuntamente con Shas- constituye una fuerza; una fuerza muy importante. El Judaísmo Ortodoxo debe luchar, directa e indirectamente, para poner fin a las leyes anti-religiosas de la Kneset que fueron promulgadas por los partidos seculares como un medio de lucha en contra de la religión.
Este cuadro resulta claro: el poder de los elementos anti-religiosos ya no es tan fuerte como lo fuera antes.
Mientras escribo esta columna se están llevando a cabo negociaciones entre partidos religiosos y no religiosos a fin de encontrar un camino adecuado para corregir esa injusticia. El Judaísmo Ortodoxo debe estar alerta en su batalla en contra de la legislación anti-religiosa.
A fin de dar una clara imagen de la situación, aún cuando nos hemos podido desembarazar del Shinui, todavía existen en Israel muchos que están envidiosos de los logros de la Ortodoxia en lo que se refiere a erigir una joven generación tan hermosa. Gracias a D-s, el sistema educativo de la Torá tiene mucho éxito y se ha expandido ampliamente. Ello les prueba a todos los israelíes que el mayor logro de la Ortodoxia Judía reside en la educación.
Por otro lado, los no religiosos pueden ver con sus propios ojos la bancarrota en que cayó su propia educación. Debido a su envidia, ellos intentan interferir en la independencia de los sistemas educativos de la Torá, y no existe forma fácil de barrer con todas esas leyes anti-religiosas.
En un futuro cercano sabremos más detalles acerca de la constitución de la coalición.
Tengamos esperanzas y roguemos para ella resulte exitosa en los dos sentidos: desde un punto de vista religioso y desde un punto de vista político.
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