LA AUDIENCIA DE LOS RABINOS CON EL PAPAPor Eli Shaw
Los dos Grandes Rabinos de Israel visitaron al Papa Benedicto XVI en la celebración del 40º. Aniversario de un documento que constituyó un hito en las relaciones judeo-cristianas. Ellos pidieron su apoyo en la lucha contra el terrorismo y el antisemitismo.
El Gran Rabino Ashkenazí, Yona Metzger, y el Gran Rabino Sefaradí, Shlomo Amar, se encontraron con el Papa en su residencia de Castel Gandolfo, en los montes del sur de Roma.
El encuentro sucede a la histórica visita de Benedicto a la sinagoga central de Colonia, el mes pasado, siendo la segunda oportunidad en que un Papa entre en una casa de oraciones judía. Durante su visita, Benedicto condenó las nuevas formas de antisemitismo que se comienzan a observar en el mundo.
La visita fue también posterior a una disputa entre el Vaticano e Israel, que surgió luego de que el Papa omitiera incluir a Israel en la lista de los paises azotados por el terrorismo.
El encuentro, que fue el primero entre los dos Grandes Rabinos y el Papa, tuvo gran significación debido a que Benedicto, de origen alemán, había formado parte de las Juventudes Hitlerianas.
¿HIZO ISRAEL LOS DEBERES PARA EL ENCUENTRO ENTRE LOS GRANDES RABINOS Y EL PAPA?
Por Itzjok Meir Rosemarine*
Daría la sensación de que la fecha para el reciente encuentro entre el Gran Rabino Amar, el Gran Rabino Metzger y el Vaticano, fue arreglada con el fin de resolver la disputa pública que tuvo lugar entre el Papa e Israel, por no haber condenado en el invierno pasado a los terroristas suicidas palestinos cuando sí lo había hecho con otros terroristas. En aquel momento, un diplomático israelí criticó tanto al Papa Ratzinger como a su antecesor, Woytila, por haber cometido la misma falta. Un vocero del Vaticano respondió que el Papa Ratzinger no había criticado a los terroristas suicidas palestinos debido a que Israel había respondido a la violencia palestina de manera contraria a las leyes internacionales. Israel se ofendió ante esa actitud, pero luego el Papa Ratzinger visitó una sinagoga en Colonia, Alemania, y su clara condena a todo tipo de violencia terrorista, llevó a Ariel Sharon a tratar de cerrar la brecha a través de un galanteo político, por medio de una carta escrita en términos amistosos, en la que llamaba al Papa Ratzinger “amigo de los judíos”. La visita de los dos Grandes Rabinos colaboró para aquietar las tormentosas aguas existentes entre ambos estados.
Sin embargo, la cobertura periodística del encuentro sugiere que, en esencia, ninguna de las dos partes había preparado nada con anterioridad, y que por lo tanto, la visita había sido improductiva. Nada tangible se logró. En la conferencia de prensa posterior al encuentro, los Grandes Rabinos informaron que ellos habían esperado que el Papa condenara a los palestinos por haber incendiado las sinagogas de Gaza, que le pidieron que eliminara del calendario católico el dia destinado al estudio de Nostra Aetate, y que reiteraron la previa invitación para que el Papa visite Israel.
Antes del encuentro, el Gran Rabino Metzger, habló de su deseo de que se establezca un consejo de diez líderes religiosos para ayudar a combatir el terrorismo, pero luego del mismo, no se hizo ninguna mención del tema.
En cuanto al Papa, declaró que debemos continuar por la senda de la reconciliación, que la religión y la paz deben marchar juntas, habló de la lamentable situación de violencia y terror existente en Israel, y lamentó las dificultades de las diminutas comunidades cristianas de la región. El concluyó su breve discurso augurando unas relaciones de cooperación más sólidas y estables entre Israel y el Vaticano, pero aguardó a que se resuelvan los temas que dividen a ambos paises.
Parte de la responsabilidad por el fracaso en conseguir resultados concretos del encuentro, puede deberse a las instrucciones dadas a los Grandes Rabinos por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel. Ellos son representantes oficiales de Estado de Israel, y el Ministerio debió haberles otorgado más poder. Las relaciones con la cartera de Exterior del Vaticano son muy pobres en este momento debido a la decepción del Vaticano ante la postergación, por parte del gobierno de Israel, de la implementación del Acuerdo Fundamental entre ambos estados. La visita de los Grandes Rabinos es un simple escaparate. Si ellos hubieran presidido formalmente una delegación israelí, destinada a resolver algunos de los serios problemas de comunicación existentes entre ambos paises (y entre ambas religiones), respecto a las actividades de los misioneros de la Iglesia, a las instituciones de la Iglesia, a sus propiedades y a sus impuestos en Israel, quizás se hubiera podido conseguir algo en concreto. Pero esto hubiera sido un hecho inédito para los líderes espirituales, y probablemente ni los Grandes Rabinos ni el Papa hubieran querido verse involucrados personalmente en ello.
*Abogado internacional y experto en relacionesJudeo-Cristianas-Musulmanas
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