La Voz Judía


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SUCOT EN TORAH UMESORAH
UN EJEMPLO DE QUE SIGNIFICA ENSEÑAR JUDAÍSMO

Muchas veces, a lo largo de nuestra existencia como medio de prensa comunitario judío, hemos planteado que sólo una educación judía, basada en los valores que nos distinguieron como pueblo a lo largo de milenios, es la única manera de enfrentar con posibilidades de éxito el proceso asimilatorio que nos carcome.
Torah Umesorah Latinoamérica es una de las instituciones educativas de nuestra comunidad que lo hace, pero a diferencias de otras su cometido se centra no en los jóvenes que viven en Buenos Aires y que pueden acceder a una educación judía centrada en esos principios sino a quienes viven en las comunidades del interior del país, en las cuales la cantidad de matrimonios exogámicos es altísima.
Quienes conocen la institución saben que tanto su personal docente como los azkanim que colaboran con ellos, se esfuerzan al máximo para que esos jóvenes aprendan a vivir como judíos, a la vez que estudian carreras terciarias o universitarias que les permitirán tener una profesión acorde a los tiempos que vivimos.
Los alumnos, en su gran mayoría provenientes de familias radicadas en el interior de la Argentina, como ser Chaco, Santa Fe, Tucumán y Entre Ríos, por mencionar algunos de los lugares, normalmente llegan a la institución con muy pocos conocimientos de las tradiciones de nuestro pueblo, entre los que se cuenta la observancia del Shabat, los Jaguim y las Mitzvot.
Es por ello que consideramos que lo ocurrido en la reciente festividad de Sucot, en Torha Umesorah, es la demostración palpable de que la labor educativa que allí se brinda rinde sus frutos.
Los alumnos construyeron la Suca en el primer piso de la pnimia, y allí durmieron y comieron durante toda la festividad. También fueron ellos los encargados de las Tefilot, siendo los Jazanim y los Balei Kore.
Otro de los aspectos destacables fue que sintieron la necesidad de poseer sus propias Arbaz Minim”, elementos que al igual que la Suca distinguen esta festividad. Para ello, agrupandose de a dos o de a tres, los adquirieron haciendo un verdadero esfuerzo pues como bien sabemos no son baratos, por lo menos para los jóvenes que sólo estudian.
También organizaron una importante fiesta de Simjat Beit Hashoeva, la primera noche de Jol Hamoed, en donde se encargaron de la música que la amenizó, del lunch, atendieron a los Rabinos e invitados que concurrieron, en especial visitantes de otras instituciones, unas trescientas personas, que se acercaron a disfrutar del evento, que se prolongó hasta las dos de la madrugada con bailes ininterrumpidos.
Padres y amigos de los alumnos también fueron invitados a participar y lo hicieron, muchos de ellos en Shimi Atzeret y Simjá Tora..
Durante la noche de Simjá Tora las Hakafot recien concluyeron a la media noche, pese a lo cual a las ocho de la mañana siguiente comenzó la Tefila de Shajarit y nuevamente las Hakafot fueron prolongadas, culminando a las 13.30 horas, momento en que se inició el tradicional almuerzo colectivo en el que además de los alumnos participaron los padres y amigos presentes, el personal docente y azkanim de Torah Umesorah y algunos invitados especiales, el que culminó con la Tefila de Minja pasadas las 16 hs.
Algunos padres comentaban al retirarse del edificio su sorpresa por lo que habían vivenciado, a la vez que expresaban su agradecimiento pues se sentían recompensados por el esfuerzo que realizan al enviar a su hijo lejos del hogar al verlos tan identificados con la forma de vida judía.
A su vez muchos de los amigos de los jóvenes alumnos de Torah Umesorah estaban sumamente asombrados pues era la primera vez que dormían o comían en una Suca. Los que concurrieron a Simja Tora afirmaban que nunca habían participado en una celebración tan alegre. También casi todos esos jóvenes no podían comprender como su amigo, con el que estudiaron juntos, supieran leer del Sefer Tora, o cantar las tefilot cuando hace dos o tres años apenas sabían leer.
Para nosotros, que en forma continúa estamos al tanto de lo que ocurre en Torah Umesorah, también fue una muy grata sorpresa la manera en que los alumnos celebraron Sucot. Pero fue así no de casualidad sino como resultado de un permanente trabajo educativo centrado en la trasmisión de los valores y las tradiciones de nuestro pueblo basado en la Tora, en el cual los docentes son un ejemplo de lo que enseñan estableciendo una coherencia que muchas veces no se encuentra en otros ámbitos educacionales de la comunidad.
La pregunta que nos surge luego de este comentario es cual sería la situación de estos jóvenes, que reciben o recibieron una educación judía plena en Torah Umesorah, si no hubieran venido a estudiar a Buenos Aires y en esta institución.
Teniendo en cuenta lo que conocemos de la situación que atraviesan las comunidades judías del interior de la Argentina, no nos equivocaríamos demasiado si la respondiéramos diciendo que muchos de ellos se asimilarían, se casarían con no judías, en definitiva que sus descendientes no serían judíos.

 

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