A lo largo de todo el año nuestra jalá es trenzada. Sin embargo, en Rosh Hashaná es redonda. ¿Qué nos enseña la forma de la jalá en este especial momento del año?
Rosh Hashaná es una festividad colmada de portales desde lo físico hacia el mundo espiritual. Los sonidos del Shofar son el ejemplo máximo de esto, pero hay muchos otros también. Durante todo el año, sumergimos nuestra jalá en sal antes de distribuirla; durante las Altas Fiestas, muchos utilizan miel, de manera que podamos tener un año dulce. Por la misma razón, muchos hacen una jalá dulce, también.
Nosotros también comenzamos nuestra cena de Rosh Hashaná sumergiendo un trozo de manzana en la miel, y rezando una oración para que tengamos un año dulce. Algunos continúan con un Seder de Rosh Hashaná, sirviendo distintos tipos de comida y diciendo una oración que contiene una alusión al nombre en hebreo de esos alimentos.
Cada costumbre judía tiene un significado de alto nivel. Algunos nos resultan accesibles y otros están más allá de nuestra comprensión. Incluso la forma del pan de jalá nos puede enseñar algo respecto a la festividad en la cual la consumimos.
Energía Creativa
La jalá de Shabat es trenzada. “Seis dias trabajarás y en el séptimo deberás descansar” (Exodo 34:21). Parte de la preparación del Shabat está relacionado con una melajá, una actividad creativa. Trenzar es una actividad creativa. La trenza es una forma que no está en la naturaleza. (Los árboles Ficus están trenzados a mano). Es una forma realizada por un ser humano, y es representativa de una habilidad humana para manipular la materia prima del mundo. Trenzar la jalá nos ayuda a poner nuestras capacidades creativas al servicio de la finalidad de observar el Shabat.
Pero trenzar es mucho más que eso. El Talmud nos dice que D-s mismo trenzó el pelo de Eva cuando se preparaba para su casamiento con Adán (Brajot 61, a). ¿Acaso lo hacía sólo para embellecerla? El Rabino Abraham Jaim Feuer enseña que, el haber trenzado el pelo de Eva para su casamiento, era el regalo de D-s para la pareja. El le estaba transmitiendo energías creativas, conduciendo su imaginación hacia una forma ordenada que le permitiera maximizar su potencial como esposa. El estaba, al mismo tiempo, haciéndole un regalo y cargándola con una responsabilidad, al transmitirle la posibilidad y la tarea de canalizar la energía de la pareja en una dirección positiva y creativa. La trenza representa esa directiva: la de focalizar y ordenar las energías del propio hogar.
Significativamente, muchas hogazas están trenzadas con seis cabos. Seis representan los dias de la semana, exceptuando al Shabat.
Setenta rostros de la Torá
La jalá redonda se prepara únicamente para el tiempo de las Altas Fiestas. Algunos dicen que representa una corona que refleja nuestra coronación de D-s como Rey del Universo.
Otros sugieren que la forma circular apunta a la naturaleza cíclica del año. El nombre hebreo para “año” es Shaná, que proviene de la palabra “repetir”, en hebreo. Posiblemente el círculo ilustra cómo gira el tiempo al paso de los años. Pero la jalá de Rosh Hashaná no es en realidad un círculo, sino que tiene una forma espiralada.
Existen setenta rostros de la Torá, o como se dice en hebreo, shiv’im panim laTorá. Esto significa que hay 70 formas de entender cada faceta de la Torá. La palabra panim puede ser traducida como “rostro” o como “intimidad”. De este modo, la Torá presenta 70 “rostros” diferentes, que resultan diferentes dependiendo del ángulo desde que se los examinen (psicológico, intelectual o espiritual). Esto también significa que existen 70 realidades intrínsecas diferentes para cada faceta que podamos ver.
El Rey David vivió 70 años, y en nuestra tradición, este número es considerado como el promedio de vida. Cada año subsiguiente de vida, crea a una persona diferente del año anterior. Es decir que si uno vive hasta lo que indica el promedio de vida, otra interpretación de “Setenta rostros de la Torá”, podría querer decir que, al vivir nosotros 70 años, tenemos nuestras propias setenta caras, que podemos volver hacia la Torá. Este es el motivo por el que a menudo, nosotros tenemos momentos de decir “¡Ajá!”, con sorpresa, aún cuando estamos estudiando los mismos conceptos que estudiamos el año anterior, o cuando escuchamos la misma porción semanal de la Torá que hemos escuchado durante años, en su recorrido. Volver otra cara diferente nuestra hacia la Torá significa que nuestros puntos de recepción son diferentes, y que estamos dispuestos a armonizarlos con un nuevo aspecto del año.
Elevándonos espiritualmente
La palabra “shaná” tiene una doble acepción también. Además de querer decir “repetir”, también quiere decir “cambiar”. Así como el mundo gira y gira durante un ciclo de tiempo, repitiéndose las mismas estaciones y las mismas festividades que el año que pasó, nosotros nos enfrentamos a tener que elegir: ¿Queremos que este año (shaná) sea una repetición o queremos hacer un cambio (shinui)? Es de desear que este año elijamos un cambio que sea positivo, y que cada año nos elevemos más y más, creando una espiral espiritual.
La forma de la jalá de Rosh Hashaná nos recuerda que ése es el momento del año para tomar esa clase de decisiones. Este es el tiempo de comprometernos con un proceso de creación espiritual que nos eleve por encima del ciclo de repeticiones, y que dirija nuestras energías hacia metas más altas.
¡Que tengan una Año Nuevo dulce!
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