El silencio se quebró en el desierto. El llanto de Hagar por su hijo que yacía muerto de sed, reverberaba hasta el Cielo. El ángel la llamó: “El Altísimo oyó el llanto del joven que está allí”. Una fuente de agua se materializó, y la vida de Ismael fue salvada. (Génesis 21:17)
Dice el Midrash que en ese momento, los ángeles del cielo estaban montando una campaña en contra de la sobrevivencia de Ismael. En el futuro, cuando los babilonios provocaron el exilio del pueblo judío, ellos pasarían a Arabia. Los judíos pedirían a sus primos ismaelitas que tengan compasión y que les dieran algo de comida. Los árabes, tan conocidos por su hospitalidad (heredada de nuestro común antepasado Abraham), darían a los judíos comida salada. Cuando los judíos pidieran algo para beber, ellos les darían bolsas de cuero aparentemente conteniendo agua. Sin embargo, cuando ellos lo llevaran a sus labios, el contenido de las bolsas se transformarían en aire condensado, que penetraría en sus pulmones matando a muchos judíos.
Ante ese escenario futuro, los ángeles discutían con el Todopoderoso mientras Ismael estaba muriendo en el desierto: “¿Cómo puedes Tú salvar a un posible progenitor de una nación que más tarde matará a nuestros hijos de sed?”.
La respuesta que D-s dio, oyendo el llanto del joven fue “ donde él está, es allí”, es la base de todas nuestras esperanzas para recibir perdón en Iom Kipur. (Esto es lo que realmente se lee de la Torá en el primer dia de Rosh Hashaná).
El Todopoderoso siempre juzga a una persona mientras está en el tiempo presente.
El hecho de que D-s conozca lo que pasará en el futuro no tiene ninguna influencia sobre Su juicio. En este momento Ismael merece vivir, y eso es todo lo que corresponde ahora.
Es común en muchas personas que ayunan y rezan en Iom Kipur, que exactamente al dia siguiente vuelvan a las andadas, sin cambiar prácticamente nada en sus vidas. Si el Todopoderoso, simplemente atisbara el futuro mientras nosotros estamos piadosamente confesando nuestros pecados en Iom Kipur, el resultado sería desastroso.
Sin embargo, gracias a la lección de la historia de Ismael, existen esperanzas. El Todopoderoso juzga el momento presente sin mirar hacia el futuro. Si, precisamente en este minuto, intentáramos sinceramente cambiar nuestras actitudes y enmendarnos, podríamos recibir la expiación en forma inmediata.
La palabra clave es “sinceridad”. Un período entero, de 25 horas, en el cual nosotros no comemos, ni bebemos, nos asemeja a los ángeles, totalmente inmersos en espiritualidad.
Cada minuto de arrepentimiento por nuestras faltas proporciona expiación y purificación.
¡Si no existiera un dia tan solemne, bailaríamos y cantaríamos sin sentido en Iom Kipur!
Pero si lo que uno se propone es, solamente, pasar un dia ayunando y rezando (por más que no sea una tarea sencilla), eso no es suficiente.
No es realista pretender lograr un cambio verdadero con sólo un dia de rezos. Si alguien está sinceramente dispuesto a cambiar, aún cuando D-s vea que en la realidad futura la decisión de esa persona no va a durar, ese saber sería pasado por alto y él sería juzgado mediante el “donde él está, es allí”.
Pero no podemos engañar al Todopoderoso. Un judío debe pararse, en Iom Kipur, delante de su Creador y proclamar: “Yo reconozco que he cometido errores. Yo me doy cuenta de la magnitud de mis errores y me arrepiento de ellos. Yo me he formulado un plan de acción para evitar volver a cometernos en el futuro. Yo ya he comenzado a implementar mi plan”.
Tratemos de conceptualizar un acercamiento práctico y realista al arrepentimiento.
El Talmud establece que el castigo por no usar el cordón azul del tzitzit, que era muy caro, era menos severo que las consecuencias de no usar los flecos blancos, que eran baratos. De esto aprendemos un principio importante: cuanto más dificil sea realizar una mitzvá, mayor es el premio. Y a la inversa, perder la oportunidad de realizar una mitzvá sencilla, también es de mucho peso.
Por eso es que, cuando tratamos de preparar un plan de acción antes de Iom Kipur, debemos tener presente que las trasgresiones cometidas en cosas “fáciles” de realizar, son las más severas. Por lo tanto, debemos en primer lugar, dejar limpio el terreno de “lo fácil”.
Podemos hacerlo identificando aquello que queremos mejorar, y dividiéndolo en dos categorías: fácil y dificil. Tomemos dos ejemplos: para José es muy importante mantener una casa casher, pero como abogado, lleva por lo general a sus clientes a almorzar para discutir el caso. Como no hay un restaurante casher cerca, es dificil para José mantener estrictas normas de cashrut fuera de su casa. Susana cree que es una prueba no cocinar en Shabat. El sábado por la mañana, le encantaría solamente batir unos huevos y disfrutar comiéndose una omelette. Incluso no tiene problemas en cuanto a apagar las luces, puesto que se pueden conectar con facilidad a un reloj automático.
El primer paso para el arrepentimiento es proponerse firmemente hacer mitzvot que a uno le resultarían “fáciles”. Entonces, después de un período de pocas semanas, se debe hacer una evaluación. Es posible que ahora existan áreas que parecían difíciles y que ahora resulten más fáciles. Es probable que uno pueda agregar algunos aspectos “fáciles” más.
Por ejemplo, José podría ordenar un plato de queso “Cottagge”, que ya sería un paso adelante, aún cuando su meta real sea evitar comer en un establecimiento no casher. Y que Susana se de cuenta de que, en realidad, ella no tiene por qué cocinar en Shabat, puesto que puede dejar la comida hecha de antemano y mantenerla caliente en un recipiente.
La meta, desde ya, es llegar al cumplimiento total de los preceptos. Pero en términos prácticos, este proceso a menudo toma tiempo. Eventualmente, cuando alguien está cocinando casher o comida de Shabat, en un 80 ó 90%, es un salto razonable pretender hacer el 100%.
Es importante empezar este proceso amtes de Iom Kipur, de modo tal que podamos pararnos ante el Creador con un plan previamente comenzado.
Y recuerda: el período más peligroso para un astronauta es el re-ingreso a la atmósfera terrestre. Si vuelve demasiado rápido, se puede prender fuego.
De igual forma, después de la elevación espiritual de Iom Kipur, uno debe tener cuidado de descender con sumo cuidado. El primer pequeño acto de habladuría después de Iom Kipur es el más severo...
*Basado en conferencias y escritos del Rabino Shlomo Wolbe
**El Rabino Avi Geller fue alumno de Lakewood, Be’er Yaacov y de la Ieshivá Mir, y da una clase muy popular sobre la Parashá semanal en la Ciudad Vieja de Jerusalem
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