Un sobreviviente de Dachau, de 105 años de edad, y su mujer de 100 años, ganaron el título del matrimonio más anciano del mundo.
Herbert y Magda Brown, residentes de Filadelfia, recibieron el pasado mes de junio, una medalla otorgada por el Libro Guinness de los Récords Mundiales, el que determinó que ellos eran, de manera combinada, la pareja de ancianos de más edad y con más años de casados: entre ambos suman 205 años y 293 dias.
Otras parejas llegaron a estar casadas durante más tiempo que los Brown, que llevan 74 años de unión, y algunas personas tienen individualmente más años.
Una semana antes de esa mención, un matrimonio inglés formado por Percy y Florence Arrowsmith, también de 105 y 100 años, respectivamente, también había sido nominado por el Guinness para el mismo premio. Pero los Brown se pusieron en contacto con el Guinness y probaron que habían logrado batir a los Arrowsmith por unos pocos dias de diferencia, dado que a mediados de junio, Percy Arrowsmith había fallecido.
“Es increible que seamos la pareja con más años de casados del mundo”, declaró Magda en una entrevista realizada a la pareja en su hogar protegido de Filadelfia.
Cuando se le preguntó cómo explicaba ella que su matrimonio hubiera durado tantos años en momentos en que muchos matrimonios terminan divorciándose en poco tiempo, Magda respondió que “el truco” era que la mujer debería dirigir y el hombre dejarse llevar.
“El es muy dócil; yo soy la más fuerte”, dijo. “Nosotros nunca peleamos; sólo tenemos discusiones”.
En su casa no había bebidas ni juego. Sólo comida sana.
“Tuvimos una vida muy tranquila”, dijo ella.
Ellos realizaron, además, ejercicios físicos todo el tiempo que pudieron. Su hija, Trudie Solarz, contó que hasta la edad de 98 y 94, respectivamente, ellos hacían una caminata diaria en el Centro comercial local.
La pareja contrajo enlace en 1930, en Hungría, el pais natal de Magda, y luego se trasladaron a Austria, de donde Herbert es originario. Allí él fue arresado por los nazis, en 1938, por el hecho de ser judío.
Herbert fue enviado a un campo de concentración nazi en Dachau, al sur de Alemania, pero fue liberado dos meses después a cambio de todas las pertenencias de la familia, incluyendo dos comercios que eran de su propiedad.
La pareja y su única hija huyeron, entonces, no teniendo casi ni un centavo, a Londres, y luego, en 1940, se trasladaron a Nueva York y de allí a Filadelfia, donde ambos trabajaron en fábricas de confección de ropa.
El punto culminante de su matrimonio fue el nacimiento de su hija, según el relato de Magda, y el peor momento fue cuando a Herbert se lo llevaron los nazis.
En Filadelfia ellos tuvieron mucho menos dinero que el que podían haber ganado con el trabajo que Herbert tenía en Austria, antes de la Segunda Guerra Mundial.
Vvir en los Estados Unidos fue para ellos un impacto muy grande, tanto a nivel económico como cultural, pero al menos tuvieron la alegría de sentirse a resguardo de la amenaza nazi, de acuerdo al relato de Magda.
Sus palabras fueron: “Nosotros nos sentimos muy felices de estar aquí, pero nos resultó muy difícil también”.
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