La Voz Judía


La Voz Judía
CARTA DE LECTORES

Buenos Aires , 26 de Julio de 2005

Sr. Presidente de la
Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi
Sr. Marcos Schulklapper
Presente


Estimado amigo:
Acabo de regresar del acto en que se rindió merecido homenaje a Daniel Rus Z”L y a todos aquellos que no pudieron elevar sus voces para escapar al horror en la Argentina.
El acto fue emocionante e impactante. El hecho de haber sido organizado y llevado a cabo en Sherit Hapleita da muestras de la solidaridad y la comprensión de aquellos que conocieron el dolor y el sufrimiento de la Shoa, con aquellos que lo soportaron en el momento más negro de la historia del pueblo argentino en general y de la comunidad judeo-argentina en particular.
A pesar de la solemnidad y profundidad del acto, un hecho fuera de lugar me impactó fuertemente.
Uno de los oradores manifestó en palabras aproximadas: “la comunidad no estuvo a la altura de los acontecimientos y cuando recurrieron a ella les cerraron las puertas”.
El pueblo judío conoce en demasía la acción de aquellos que generalizan en sus acusaciones, acusando a toda una comunidad por los hechos de algunos de sus integrantes.Ésta forma de atacar indiscriminadamente y generalizando ha provocado a nuestro pueblo dolor y muerte, siendo el método normalmente utilizado por el antisemitismo y toda otra calaña de xenófobos y discriminadores.
Como pueblo que ha sufrido persecuciones milenarias, que terminaron con la vil y aberrante acción que representó la Shoa, nos hemos comprometido a recordar, pero también a educar, para evitar que esos hechos nunca más se repitan, ni con nuestro ni con ningún otro pueblo del mundo.
Por ello es que sorprende escuchar tales palabras justamente en un acto de Sherit Hapleita, y peor aún, pronunciado por quien inviste una representación religiosa.
Es comprensible que el orador no se refería a toda la comunidad, sino que, como ya lo hizo en otras oportunidades. se refería a las instituciones comunitarias.
Si bien en la época de los acontecimientos yo no estaba en ningún cargo en las Instituciones señaladas, me tocó ejercer la presidencia de la DAIA en el período comprendido entre Diciembre de 2000 y Diciembre de 2003.
Tomé conocimiento de las quejas que tanto la Embajada del Estado de Israel como la DAIA, no habían estado a la altura de los acontecimientos en el período 1976 a 1983.
El Estado de Israel creó una comisión de investigación que trabajó en Israel y en la Argentina.
En ambos lugares la DAIA tuvo una participación activa en las mismas, tomando contacto y conocimiento de los hechos inclusive por testimonios de familiares de desaparecidos.
Con referencia a la DAIA, en el período Diciembre 1998 a Diciembre 2000, bajo la presidencia del Dr. Rogelio Cichowolsky Z”L, se realizó una investigación que culminó con el “Informe sobre la situación de los detenidos-desaparecidos judíos durante el genocidio perpetrado en Argentina”.
Una delegación de la DAIA presidida por su entonces presidente viajó a España y presentó al Juez Garzón el informe con la listado de los miembros desaparecidos de nuestra comunidad que se pudieron determinar.
El informe puede ser leído en el número 20 de la Revista Índice, editado por la DAIA, en Abril del 2000, páginas 297/362.
En el año 2001, coincidente con el 25 aniversario de la nefasta toma del poder por los genocidas, y atendiendo las voces que se quejaban por el accionar o no accionar de la DAIA la Comisión Directiva de la misma resolvió crear una comisión de investigación para analizar el rol de la institución en el nefasto período 1976/1983.
El objetivo era determinar si la DAIA, que como entidad representativa y en consecuencia encargada de la defensa de los judíos en el país había actuado acorde con su razón de ser.
Se creó la comisión que fue integrada por notorios e irreprochables miembros de nuestra comunidad garantizando la transparencia de su trabajo y el asesoramiento de notorios historiadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
El trabajo fue profundo y duro. A sus integrantes les tocó revivir los peores momentos de dolor, sufrimiento e indignidad por las que tuvieron que pasar las víctimas y sus familiares. -Obtuvieron información en el país y en el exterior, Tomaron de testimonio:
- a quienes se quejaron de no haber sido atendidos debidamente; - a quienes salvaron sus vidas por la acción de quienes se jugaban la propia para poner fuera de peligro a un hermano. - a quienes colaboraron en los salvatajes que pusieron como condición de que sus nombres sean mantenidos en reserva, ya que no pretenden reconocimiento ni protagonismo alguno. - a dirigentes comunitarios del período en análisis. Toda Toda la documentación reunida se encuentra en la DAIA que en forma pública la puso a disposición de historiadores y de todo aquel que quiera trabajar en la investigación del accionar de la institución en ese período. Por Por ello, y con dolor, vuelvo a insistir, si luchamos contra el mal no usemos sus herramientas, y señalemos a quienes, eventualmente con buena fe, pero con ignorancia, las usan.
Le Saludo atte., con un cordial Shalom, Dr. José Hercman.

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Buenos Aires, 26 de julio de 2005

Señor Director de LA VOZ JUDIA
Don Jaime Portnoy
Presente


De mi mayor consideración:

Por motivos que no viene al caso comentar, quincenalmente concurro al edificio de la AMIA y normalmente luego de finalizar lo que tengo que hacer voy al subsuelo y normalmente adquiero alguno de los libros que se encuentra a la venta.

Hace dos meses me llamó la atención uno publicado por Editorial Milá, que si bien no se ajusta a mis lecturas de preferencia, novelas y biografías, me pareció interesante tanto por su título como por su autor, quien fuera uno de los defensores del pueblo adjuntos de la Ciudad de Buenos Aires, me refiero a “La ecología en la Biblia”,

Le aclaro que soy una jiloní, pero plenamente identificado con lo que muchos denominan judaísmo secular, aunque respeto al creyente y al observante y en ciertas oportunidades lo envidio por su fe.

Pero no bien comencé a leer el libro, sentado en el ómnibus que me llevaba de regreso a mi casa, me di cuenta que me había equivocado al comprarlo, que no era un libro que explicaba los principios ecológicos del TaNaJ sino un texto que intentaba demostrar que nada de lo escrito en él era original.

Pero mi asombro llegó, y mi desagrado, llegaron a un punto superlativo cuando leí que José había organizado un negocio especulativo luego de interpretar los sueños del Faraón, así que lo deje apoyado en uno de los estantes de mi biblioteca.

Cuando leí el comentario que ustedes publicaron me pregunté yo también cómo era posible que la AMIA por intermedio de su editorial publicara un libro como ese, que quizás podría llegar a calificarse como antijudío.

La carta escrita por la señora Lipski me animó a escribirle, pues si bien yo ya no tengo hijos en edad escolar, pero si nietos, me puse a pensar que efecto podría causarles que un libro como ese llegara a sus manos.

Sin otro particular, lo saludo a usted y a todos los miembros de la redacción que dirige.

Ester Konigsberg
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