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El estimulo cerebral podría ayudar en la recuperación de una apoplejía


Una nueva terapia que utiliza pulsos magnéticos para estimular al cerebro ayuda a pacientes con apoplejía a recuperar las funciones motrices.

“Estos resultados son excitantes ya que el estimulo magnético es una terapia sin dolor que puede hacerse con pacientes despiertos”, dijo el Dr. Felipe Fregni del Colegio Médico de Harvard en Boston.

El tratamiento se aplica sobre el hemisferio no afectado del cerebro de los pacientes que sufren de apoplejías. Al estimular la parte sana se cree que el cerebro reduce la actividad en ese sector y aumenta la actividad en el sector dañado.
Como parte de este tratamiento se hace pasar una pequeña corriente eléctrica por un cable aislado que se coloca sobre el cuero cabelludo creando un pulso magnético que estimula la parte externa de la corteza cerebral.

Fregni y sus colegas trataron ya a 10 pacientes que habían sufrido una apoplejía en los últimos 12 meses anteriores al tratamiento y estaban haciendo una reeducación motriz. Fueron sometidos a tres sesiones de estimulación de una hora.

Con la estimulación los pacientes mejoraron hasta un 50 por ciento en algunos estudios como por ejemplo el tiempo de reacción. También en otros tests demostraron mejorías importantes.

La aspirina podría aliviar migrañas agudas

Personas que sufren de migrañas agudas pueden aliviarlas con aspirina, según los resultados de un nuevo estudio.
“La aspirina es una opción de venta libre racional” para personas que sufren de migrañas, escribieron los autores de un estudio publicado en la revista Headache (Dolor de Cabeza).
Más del 50 por ciento de las personas que sufren de migrañas recurren a medicamentos de venta libre para tratar el dolor, y junto con otros medicamentos de venta libre, la aspirina es considerada por el Consorcio de Dolores de Cabeza de los Estados Unidos como una opción para tratar la migraña. Hay otros estudios que también han evaluado el uso de la aspirina contra el dolor de cabeza. Por eso, el Dr. Richard B. Lipton del Colegio de Medicina Albert Einstein en Bronx, Nueva York, y sus colegas evaluaron la eficacia de una dosis de 1000 miligramos de aspirina contra un placebo inactivo para el tratamiento de la migraña.
De los 485 individuos que participaron del estudio, 401 confirmaron sufrir de migrañas – 201 usaron aspirina y 200 el placebo. “En dos horas el 20 por ciento de los individuos que tomaron aspirina se habían liberado del dolor, mientras que sólo el 6 por ciento de los que tomaron el placebo dejaron de sentirlo”, informó el equipo de Lipton, agregando que la aspirina era un mejor aliviador de dolor que el placebo en todos los puntos de medida que se tomaron, menos el de 30 minutos después de la toma.
En sujetos tratados con aspirina se observaron reducciones importantes en nauseas y sensibilidad a la luz y el sonido, en comparación con aquellos tratados con placebos, y fue menor la cantidad de los que tomaron aspirina que necesitaron un refuerzo a las 24 horas.

La presión arterial elevada evita los dolores musculares

Según un informe de los Archivos de Medicina Interna, la presión arterial elevada podría servir para protegerse de los dolores musculares crónicos de la espalda y otras partes del cuerpo, probablemente por provocar una disminución de la sensibilidad al dolor. En algunos informes anteriores ya se había vinculado a los elevados niveles de la presión arterial con la disminución de la sensibilidad al dolor, pero no resultaba claro si existía algún tipo de relación entre la presión sanguínea y la aparición de dolores musculares crónicos. Para realizar la investigación, el Dr. Knut Hagen, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología de Trondheim, y sus colegas, analizaron datos procedentes de dos estudios diferentes sobre Salud Pública, llevados a cabo en Noruega entre los años ’80 y ’90. El estudio comprendía a más de 46.000 adultos, entre los cuales, aproximadamente la mitad sufría de dolores musculares crónicos. Las personas con alta presión arterial reportaban con menos frecuencia dolores musculares crónicos que aquellas que tenían niveles normales de presión. Esta relación se mantenía invariable, independientemente de la zona corporal considerada, o de la edad o el género. De aquí en más serán necesarios otros estudios que permitan comprender mejor de qué manera el sistema orgánico que controla la presión arterial interactúa con el sistema que regula el dolor.

 

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