La Voz Judía


La Voz Judía
Agua y Aceite
Por Rabino Daniel Oppenheimer

A raiz de un programa que se mostró en los medios ultimamente, se tornó menester escribir sobre un tema al que no me dediqué en estas páginas en el pasado.

El programa trataba el conocido asunto de los matrimonios exogámicos (mixtos), algo nada nuevo para los judíos que transitamos por el siglo XXI, dado que es un fenomeno que se vive con creciente vigencia en la sociedad occidental, en particular durante los ultimos 30-40 años.¿Qué había en aquel programa que tanto llamó la atención de aquellos a quienes este tema les resulta por cierto urticante y doloroso?En dicho medio, se trató de dar la impresión como que los padres y allegados que trataban de impedir el enlace de dos jóvenes de distintas religiones - uno judío y uno católico-, estaban errados al intentar impedir el amor entre dos personas que se quieren.Yo no he visto el programa personalmente, y solo hablo por boca de quienes - alarmados por el tono del mismo - me lo comentaron.

Este tema, el de la exogamia, ya fue tratado por mi padre sz”l en un artículo publicado por nuestra Comunidad en el libro “Orientaciones” hace cerca de 25 años. No obstante, y dado el tiempo que pasó desde entonces (en los cuales la situación fue en franco deterioro).Soy consciente que en las familias de algunos lectores, estén sucediendo casos de esta índole, y no deseo herir a nadie por lo cual pido que no se tome lo que escribo a título personal.Tampoco está - ni estuvo en nuestro ánimo jamás - ofender a los que adhieren a otros credos, ni mostrar una superioridad arrogante sobre miembros de otras sociedades.Por necesidad, utilizaré en este artículo el modo de expresarme genérico masculino, si bien la aplicación casi no varia entre varones y mujeres.

El tema puede y debe ser encarado desde varios ángulos, pero no podremos hacerlo aquí: Una correcta educación preventiva, ayudará a minimizar las probabilidades de un matrimonio mixto.

Dediquemos nuestra atención a los casos cuando la situación es real y se presenta ante nosotros. Es evidente, que de todos los casos que suceden, pocos vienen a pedir ayuda:Una razón puede ser la verguenza, o sea el miedo que sienten los padres a ser acusados de responsables de lo que hacen sus hijos. Es posible que intenten encubrir lo que sucede y/o que alberguen la esperanza de que se resuelva solo (de modo magico...). Quizas los familiares no consulten pues duden que realmente se pueda hacer algo al respecto o que teman que de hablar con terceros, se pueda exacerbar la situación con su hijo afectado, quien pueda sentirse resentido porque se habló con extraños (a sus espaldas) sobre él.Y lamentablemente, lo que más prevalece es la indolencia en este tema. A muchos ya no les afecta o buscan pretextos para aliviar su pena: No queremos perder a nuestro hijo, o queremos ganar al novio/a para el judaismo...

Entonces, la gran pregunta es:¿No hacer nada? ¿Enojarse y echar al hijo de la casa?LosË que estamos en el tema, casi a diario, hemos creado - cada uno - una estrategia distinta para ayudar a los que si intentan hacer algo al respecto. Quiero presentar una pequeño aporte, que he visto funcionar en varias oportunidades. Son tres actitudes de los seres cercanos hacia quien esta enamorado, en esta situación:Pensemos en que es un triángulo formado por: Firmeza, Tranquilidad y Afecto

Firmeza
¿Tienen los padres argumentos válidos por los que insisten en que ese matrimonio no se debe celebrar? (Muchas veces sentí que los padres no saben exactamente que hay de malo en todo esto). ¿Y si no los tienen? ¿Y si es solo un sentimiento inexplicable de que algo está muy mal?, pero que no saben como transmitirlo?Sugerencia: Hablar en serio. Se puede explicar que cualquier decisión importante de la vida debe ser resuelta con un conocimiento cabal de la cuestion.

Si el joven por alguna omisión no tuvo oportunidad de conocer la belleza del judaismo, entonces ofrecerle que aprenda ahËora lo que no pudo en el pasado (obviamente, si los padres están tratando de influir sobre el joven para que así actue, ellos también deben igualmente hacerlo por su lado). Si nunca lo hizo, pues que viaje por un verano a una Ieshiva adecuada en Israel, aun si no fuera mas que para informarse.Asimismo:No es no. Si se tiene claro, que el candidato/a en cuestión no debe entrar al hogar, pues se debe ser consecuente con la decisión. Flexibilidad en momentos que requieren firmeza, solo marean a quien se quiere dar una respuesta clara.

Tranquilidad:
Es muy corriente que cuando a los padres este tema les crea confusión, traten de encrespar y amenazar a su hijo. Esto crea una distancia que impide un diálogo probablemente positivo y - para peor - lo/a empuja irremediablemente a los brazos de su pareja pues es allí donde se siente amado y protegido.

Aun si la situación justifica ansiedad, la compostura debe permanecer tranquila, disciplinada y dialoguista.Afecto:Afortunadamente, hay un triËste fenómeno que afecta a gran parte de la sociedad moderna: la no concreción de los matrimonios por buen rato.

Todas las parejas pasan por momentos de crisis. Si el hijo/a sabe que en casa tiene la puerta, los brazos y el corazón abiertos para recibirlo sin recriminaciones, y “ por sobre todo “ sin humillación, entonces estará pronto por volver. Obviamente, no debe sospechar que se encontrará con comentarios del tipo: “yo te dije que no era para vos”...

Es importante tener en cuenta que el joven que se encuentra en esta situación, habitualmente está enamorado.Esto significa que le es muy dificultoso tomar decisiones racionales a partir del intelecto, pues la emoción de la pasión no le permitirá, por el momento, evaluar racionalmente lo que está haciendo y decidir de modo lógico.Es muy factible que cuando se le hable, él tenga sus propias dudas, pero no esté dispuesto a exteriorizarlas en forma verbal.

Si bien, es posible que la actitud que presenta muestre cierto rechazo hacia sus progenitores, esto no significa necesariamente que desee herirlos.Asimismo, es muy factible que si no vive en ambiente estrictamente observante, esté rodeado de personas que pasan por la misma situación (de un noviazgo o apasionamiento exogámico) sin importarle que esto se oponga rotundamente a lo que prescribe la Torá. Es muy posible que - de haber ido a un Shule, esté infectado del parecer de “docentes progresistas que en aquellas escuelas “judías”, le inculcaron la “libertad” de elección y le hicieron saber que no se debe discriminar (lo cual es acertado en otras circunstancias en las que la discriminación es peyorativa).

Obviamente, no se debe esperar que una situación se materialice en forma real para hacer algo al respecto. Una educación con mensajes judíos definidos y claros que lo diferencien de modo contundente de la marea de la sociedad que lo rodea, una buena relación entre padres e hijos, favorecen una continuidad judaica en nuestra familia.Padres observantes no necesitan decirle a sus hijos que no se casen con personas de otros credos. Eso es auto-evidente en un hogar en el que se respira continuamente los preceptos de la Torá.

Bajo ninguna circunstancia sirve hablar mal de personas no-judías, pues muy pronto el joven se encontrará con la realidad que existen muy buenas personas en todas las comunidades, y lamentablemente hay judíos que no hacen honor a sus ancestros que declararon ante el Monte Sinai: Naase ve Nishma (lo ordenado por el Todopoderoso haremos).

Lo que si deben hacer los padres - como parte de la educación que imparten - es hacerle sentir y entender a sus hijos la importancia de contraer matrimonio.En un mundo tan incierto, y en una sociedad que habla mucho acerca del amor pero que no sabe ni enseña a amar, es importante inculcar el compartir, orientar en el sentido de asumir compromisos, hacerlos valer en aquellos momentos que sea necesario y defender los principios por y con los cuales uno vive.Instruir a si crear hogar judío ¿y todo lo que eso implica de modo positivo, aleja por lógica y en forma natural todo aquello que no sea precisamente un hogar judío.

Tocamos un tema álgido para toda la comunidad, fruto del exilio que estamos viviendo y que lamentamos con expresiones muy vivenciales en estos días.

Esperemos que llegue pronto el día cuando esta amarga situación de falta de identidad y compromiso, sean parte de un lejano y superado pasado.

 

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