A lo largo de la milenaria historia del Pueblo Judío existió un hecho que lo distinguió de los demás pueblos: la observancia del Shabat.
Millones de judíos perecieron al Kidush Hashem por su convicción de que no se debía profanarlo. Esta actitud llevó a un intelectual no observante, que conocía tanto la tradición de su ancestros como la gentil que lo rodeaba, a afirmar: No fue el Pueblo Judío quien preservó el Shabat sino que el Shabat preservó al Pueblo Judío.
Con estas palabra puso blanco sobre negro cual ha sido la importancia del séptimo día de la semana, el Shabat, para la continuidad del Am Israel. Lo hizo en un momento de la historia, en los prolegómenos del Siglo XX, cuando las corrientes que pugnaban la asimilación a las costumbres de los pueblos en los que los judíos vivían pugnaban por el abandono de esta ancestral peculiaridad. Su intención era que la intelectualidad judía de la época se percatará del error que estaba cometiendo y volviera a sus fuentes.
A lo largo del siglo pasado, como consecuencia de las migraciones y las necesidades económicas, fueron muchos los que decidieron abandonar el respeto del Shabat y hoy los demógrafos nos demuestran con encuestas y censos que un alto porcentaje de sus hijos se asimiló, contrayendo enlace con no judíos, en su gran mayoría, o directamente convirtiéndose a otras religiones.
En nuestra comunidad, la judeoargentina, la costumbre de no respetar el Shabat y los jaguim llegó a instaurarse en las instancias centrales hasta que a partir de 1964, cuando Agudath Israel de Argentina comenzó a participar activamente en la conducción kehilatí se fue revirtiendo, en especial en la AMIA y la DAIA, instituciones que lentamente dejaron de organizar o auspiciar actividades que se realizaban en Shabat.
Lo hicieron en base a un concepto que nos parece erróneo pero que a los dirigentes “laicos” les resultaba conveniente: institucionalmente se debe observar el Shabat y los jaguim aunque en la vida privada no lo hagan.
Pero he aquí que observamos que en la actualidad algunos estamentos pareciera que están decididos a modificar la manera de actuar de la AMIA como institución. Lo decimos pues hemos leído, en un medio de prensa comunitario colega, un aviso en donde el Departamento de Cultura de la Kheila de Buenos Aires auspicia un espectáculo teatral de la avenida Corrientes que realiza sus funciones en Shabat, a la vez que lo promueve informando que los socios de la AMIA tienen un descuento especial cuando compren las localidades.
Cuando los responsables del Departamento de Cultura de la AMIA lean este nota se justificaran afirmando que fue un error involuntario, pero no es así pues ese espectáculo, “Tango con Varenikes”, sólo tiene funciones los viernes a las 21 hs. y los sábados a las 20 hs.
Por otra parte si bien esta es la primera vez que ocurre este tipo de auspicio, hace pocas semanas comentamos otro hecho significativo, la publicación por parde de Editorial Milá, dependiente del Departamento de Cultura de la AMIA de un libro sobre ecología en la Biblia para cuyo autor el TaNaJ y los textos canónicos cristianos son una integridad.
Es evidente que para esos señores que afirman, a quienes los quieran escuchar, que están trabajando para difundir la cultura judía, no tienen la preparación para hacerlo pues equiparan el tango y los varenikes con el Shabat, al incitar a los socios de la AMIA a que concurran a ver este espectáculo.
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