En el 60º. Aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, y de la liberación de Auschwitz, empezó a circular un descabellado comentario referido al Holocausto, que se encontraría en algunas anotaciones de conversaciones que Adolf Eichmann habría mantenido con un psiquiatra israelí.
Eichmann, el arquitecto nazi de la “Solución Final” de Hitler, fue entrevistado por un psiquiatra de la policía israelí, luego de ser capturado por agentes israelíes en Argentina, en el año 1960.
Las notas del Dr. Shlomo Klochar fueron publicadas por el diario Maariv, después de años de haber estado juntando polvo en los archivos de Israel.
“Yo nunca odié a los judíos”, le dijo Eichmann a Klochar. “Por el contrario, mi madrastra tenía familiares judíos y semi-judíos, y yo tenía muy buenas relaciones con ellos”.
El se describía a si mismo como “menos que un mediocre” en la escuela, no obstante lo cual, agregó que se las ingenió para ser promovido “de una manera o de otra” gracias a que su padre gozaba de un muy buen pasar.
Mientras esperaba para ser juzgado, Eichmann expresó que su padre “era sumamente rígido y carecía de toda demostración de calidez”.
“Yo no sentía temor hacia mi padre, sino que tenía respeto por él”, dijo.
Eichmann declaró, también, que nunca pudo conocer realmente a su madre, puesto que murió cuando él tenía tan sólo 10 años de edad, pero que amó mucho a su madrastra, con quien su padre se casó dos años más tarde.
Eichmann se negó a hablar de su vida sexual, y pidió insistentemente que sus comentarios fueran confidenciales.
En aquellos momentos, los investigadores israelíes estaban interesados en recopilar la mayor cantidad posible de datos para un extenso archivo documental que vinculaba a Eichmann con la exterminación de 6 millones de judíos, y que, eventualmente, conduciría a la convicción de ejecutarlo ahorcándolo.
Klochar guardó anotaciones muy detalladas, manuscritas en Hebreo, sobre sus conversaciones con Eichmann, que se desarrollaban en presencia de una autoridad israelí. Lo que nunca pudo averiguar fue la respuesta a la pregunta principal: ¿Por qué?.
“Yo tenía amigos judíos que visitaban a mis padres en mi casa, y no percibía ninguna diferencia entre judíos y cristianos”, insistía Eichmann.
Y agregó “Yo nunca incité el odio contra los judíos...y nunca maté a ningún judío ni di la orden de ejecutar a ninguno de ellos.”
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