Sesenta años luego de que finalizó la Segunda Guerra Mundial, Alemania aún está lejos de destruir miles de toneladas de bombas, cohetes, minas y granadas que no han explotado.
En el estado de Brandenburg, que rodea Berlín, un pedazo de tierra de unos 4.000 Km. está contaminado que restos de bombas, cohetes y otras municiones potencialmente peligrosas.
Los expertos en armamentos estiman que según el lento progreso actual, llevaría unos 150 años terminar el trabajo de limpieza. Actualmente el trabajo de eliminar áreas contaminadas está amenazado por los recortes de presupuesto del gobierno.
“La imagen de una bomba de tiempo es apropiada para describir los peligros que significan estas reliquias de guerra,” dice Guenter Fricke, experto en despeje de armas empleado por la Dresden Sprengshcule (establecimiento de despeje de bombas).
Le enseña a los estudiantes la complejidad de más de 200 tipos de bombas diferentes, con 120 tipo de mechas, todas arrojadas por las Fuerzas Aliadas.
Advierte a los estudiantes que tomen cuidados especiales al encontrar viejas municiones en los que fueron campos de batalla y lugares de entrenamiento alemanes y soviéticos. “Con las minas y bombas rusas, hay que estudiar cada caso por separado,” dice.
Grandes partes del este alemán – ocupado durante décadas de la posguerra por las fuerzas soviéticas – están “contaminadas” por municiones en estado de pudrición. En el oeste del país, los funcionarios tuvieron 40 años para buscar sistemáticamente en el territorio sospechoso.
“En el este fue otra historia,” dice Hans-Juergen Weise, un experto en despeje de municiones de Brandenburg.
En el sur del estado de Bavaria se encontraron unas 13 toneladas de bombas y otras municiones, en el estado de Mecklenburg-Pommerania al noreste, la cifra hasta el año pasado era de 230 toneladas. En el este de Alemania, el estado central de Hesse era el único estado que rescató 100 toneladas de despojos militares anualmente.
En todo el país se han rescatado en total 1.500 toneladas de deshechos militares anualmente, de los cuales un tercio – entre 400 y 500 toneladas – han sido descubiertas en el estado de Brandenburg, que hoy en día aún es uno de los peores lugares en cuanto a deshechos militares.
A pesar de la necesidad de aumentar los esfuerzos para combatir este arsenal letal de bombas y granadas, hubo un recorte de presupuesto.
El experto en despojos militares Weise siente que es curioso que los estados federales alemanes tengan que soportar gran parte de los costos de dicha tarea. “Después de todo, no fueron ni Hesse ni Brandenburg los que comenzaron la guerra en contra de los Aliados,” dice.
Joerg Schoenbohm, el ministro de interior de Brandenburg, que fue oficial en el ejército, critica duramente al Ministro de Finanzas Hans Eichel, diciendo que el gobierno tiene la obligación de subsidiar por completo las tareas de limpieza de residuos de la Segunda Guerra Mundial.
“Las consecuencias de la guerra son un legado histórico y es la tarea del gobierno soportar el costo de la limpieza de los restos de bombas, no de los estados federales,” dice.
La eliminación de las municiones de la Segunda Guerra Mundial no es el único problema que enfrentan los gobiernos estatales. Los nuevos estados del este han tenido la tarea de tratar la gran cantidad de deshechos militares abandonados por las fuerzas soviéticas.
Estas tropas también dejaron atrás grandes cantidades de terrenos impregnados de aceite, proveniente de las maquinas utilizadas en los ejercicios militares, antes de que abandonaran la zona en 1994.
Durante más de 50 años grandes cantidades de municiones eran detonadas en Kummersdof-Gut en Brandenburg, donde el experto en explosivos Weise ha estado ocupado desarmando y detonando bombas encontradas durante 35 años.
“Cuando comencé a trabajar pensamos que en diez años tendría que salir a buscar trabajo de nuevo. Hoy, después de una extensa evaluación del material por despejar, teniendo en cuenta la gran cantidad de bombas, cohetes y granadas arrojados sobre la capital alemana en 1945, está claro que habrá trabajo para varias generaciones venideras.”
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