El 18 de Yiar, se celebra en todo el mundo la hermosa fiesta de Lag Baomer. El día treinta y tres del Omer, es considerado como un refulgente rayo lunar, que traspasa las nubes oscuras de la noche, trayendo luz al hogar judío, en esos días de luto de Sfirat Haomer.
Generalmente se sotiene, que se celebra Lag Baomer, en recuerdo del día en el cual la peste no hizo más estragos, después de haber cobrado la vida de los veinticuatro mil alumnos de Rabí Akiva.
Ello se basa en el Talmud, tratado Ievamot 62, donde se narra acerca de la muerte de los discípulos de Rabi Akiva, a causa de una peste, que sobrevino entre Pésaj y shavuot, cuando los judíos cuentan la Sefirá. En Lag Baomer, cesó el flagelo, pero en dicha Guemará, no hay ninguna indicación para que Lag Baomer sea considerado fiesta. Sólo siglos más tarde, encontramos entre los agregados de los sabios y en el Shuljián Aruj, una referencia sobre Lag Baomer como festividad, pero que no posee tradiciones específicas, tales como la de Janucá o Purim. Toda la celebración reside, en que no se recitan las oraciones de Tajanún, y que este día está permitido cortarse el cabello y contraer matrimonio, acciones prohibidas durante los días de la Sefirá.
Sin embargo, muchos de nuestros grandes Sabios, no están del todo conformes con estas explicaciones, y se preguntan por qué la peste cesó de pronto en un solo día y por qué precisamente en Lag Baomer.
Por eso muchos sabios dan otra connotación al motivo de la celebración y alegría de la fecha, arguyendo que, la misma, era para recordar la memoriadel excelso Rabí Simón Bar Iojái, y la de su hijo, Rabí Eliécer, quienes escaparon de los romanos y se escondieron en una cueva durante doce años. Entonces sucedió un milagro, pues junto a la cueva crecieron algarrobos con cuyos frutos pudieron sustentarse y quedar con vida.
En el día de Lag Baomer, se les apareció el Profeta Elías anunciándoles la buena nueva, de que el malvado emperador Adriano, el que los había condenado muerte, había sucumbido y que el decreto que ordenaba matar a los sabios judíos, que él había prmulgado, quedaba anulado.
La alegría fue doble, pues se había anulado también otro decreto por el cual se prohibía estudiar la Torá. Por otra parte, los dos santos varones, a los cuales se creía muertos, aparecieron a la luz del día, sanos y salvos, trayendo consigo el famoso Sefer Azora que Rabí Simón había compuesto durante su estadía en la cueva.
De ahí que los cabalistas hayan establecido el día de Lag Baomer, como una gran fiesta, como también la costumbre d visitar la tumba de Rabí Simón Bar Iojái, que se encuentra en Mirón, cerca de la ciudad de safed.
Hasta hoy, se realizan imponentes celebraciones alrededor de la tumba en dicha fecha, y afluyen hacia alí judíos de todo el mundo, sobre todo llegan enfermos, tullidos y desdichados, esperando ser curados, y todos entonan canciones referentes a la personalidad del snto varón.
La celebración se denomina “Hilula sep Rabí Simón”, o sea, la fiesta de Rabí Simón Bar Iojái, pues todos los que llegan hasta allá, consideran ese día una fiesta perceptual. Lag Baomer es tambíen un día de fiesta para los niños, ya sea del colegio primario, como de los secundarios, y los discípulos de las Ieshivot. Las clases se interrumpen y los maestros con los alumnos salen a la cam´piña, celebrando banquetes y pasando el día todos juntos, en una atmósfera festiva. Los niños juegan con arcos y flechas, convirtiéndose momentáneamente en soldados, que luchaban contra los romanos que habían destruido el Segundo Templo y cuyos máximos eran Bar Kojba, el jefe principal de la revuelta contra los romanos y Rabí Akiva, el gran sabio judío que según la tradición, apoyó la revolución contra el tirano.
Es un día de desfiles y marchas y en Israel, los niños desfilan por las calles con cantos y música.
De esta manera, durante largas generaciones, la fiesta de Lag Baomer cultivó el amor a Eretz Israel y a la torá en los corazones de los niños judíos, reencarnándose en los jóvenes héroes de Medinat Israel.
Es muy significativa la pregunta de la Guemará: ¿por qué murieron los discípulos de Rabí Akiva? ¿cuál fue el pecado que cometieron? Y contesta en forma clara y precisa: murieron porque “no se respetaban unos a otros”.
Ningún pueblo, ninguna sociedad, puede subsistir como pueblo moralmente sano, si la relación entre las personas no se basa en el mutuo respeto y sentimientos cordiales. La ética es uno de los pilares más fuertes de la existencia de un pueblo y el respeto por el prójimo, es uno de los primordiales principios éticos; de ahí que podamos comprender los motivos que aduce la Guemará sobre la muerte de los discípulos de Rabí Akiva.
Y por eso, Rabí Eliécer ben Azaria, suplicó a sus discípulos antes de morir: “sed cuidadosos con el respeto que os profesaréis entre vosotros”. El rtatado de Ievamot, nos previene: “en momentos de peligro para la nación judía, debe reinar la unión y el respeto”.
Al celebrar la fiesta de Lag Baomer, debemos recordar las palabras aleccionadoras de nuestros sabios, que constituyeron un llamdo a la unión y al respeto mutuo, como también, elevar nuestro espíritu, para no perder la esperanza en tiempos difíciles, brindándonos nuevas fuerzas para poder sobrellevarlos.
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