Sólo tres judíos quedan en Sicilia, la isla ubicada fuera del “dedo” de la bota de Italia.
Los primeros judíos arribaron allí como esclavos romanos durante los tiempos de la decadencia del Segundo Beit Hamikdash.
La comunidad judía de Sicilia y el sur de Italia, alguna vez fue de 40.000 personas, pero fueron dispersados de allí como consecuencia de la Inquisición en España.
El Rabino de Jerusalem Eliyahu Avijail, quien se ocupa de investigar sobre las tribus judías perdidas, sostiene que Sicilia y las regiones del sur de Italia están repletas de descendientes de aquellos judíos.
Itzjak Carmeli, de la Revista Mishpajá, logró descubrir a dos de los judíos que quedaron, en su reciente visita, inspirado por un comentario que le mostraron de la Guemará. Dicho comentario, de la Reshit Jojmá, trae una cita que dice: “Existe un volcán en Sicilia llamado Monte Etna, que esta constantemente echando fuego, y que es una de las entradas al Guehinom”, al infierno.
Carmeli no encontró nada que se parezca al infierno, pero sí encontró dos judíos maravillosos, uno llamado Mario April, y la otra, una israelí llamada Miriam Vaknin.
Cuando le preguntó si alguna vez había vivido alguna experiencia de antisemitismo en Sicilia, Mario le respondió que no. “Todos los residentes de esta región saben que soy judío y me respetan”, dijo.
La Sra. Vaknin, que vive en ese lugar desde hace treinta años, dice que ella puede conservar la cashrut dado que su marido compra provisiones cada vez que viaja a Roma y Turin. Y también puede conseguirlas a través de las “encomiendas protegidas” que le envía su hermana de Manchester, o de los judíos que cumplen funciones en una base militar que está en Sicilia. Ella organiza, incluso noches de Seder comunitario en Pesaj para los israelíes que viajan por la zona.
El Rabino Ytzjak Jazan, quien es el máximo representante de Jabad en Italia, y que reside en Roma, atiende las necesidades de los judíos de Sicilia, Cerdeña y otras pequeñas islas italianas.
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