Los pasajeros que llegaron al aeropuerto Tegel de Berlín fueron recibidos por una gigantesca esvástica hecha de nieva sobre un lago congelado, a pocos kilómetros de la autopista.
El símbolo nazi, prohibido en Alemania, podía verse de los aviones que llegaban desde todas partes de Europa la mayor parte de la mañana, antes de que la policía haya verificado el grosor del hielo para poder ingresar al lago y deshacerla.
La alerta llegó de parte de un piloto que avisó a la torre de control. El patrullero que fue enviado a la zona no vio nada desde la orilla del lago. Luego un helicóptero policial logró visualizar la esvástica, que medía 8 metros por 5, y envió un equipo de la policía acuática.
Este hecho hizo recordar uno que ocurrió cinco años atrás, cuando una esvástica de 60 metros por 60, visible solamente desde el aire, fue descubierta en un bosque a 100 kilómetros de Berlín.
Un fiel seguidor de Hitler había plantado árboles rojizos en 1938 de tal manera que formaban una esvástica durante algunas semanas en el otoño y primavera, cuando las hojas cambiaban de color.
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