Estuve ahí por invitación cuando mi amiga, Eleana Benador, sugirió visitar su Bet Kneset, la sinagoga Edmond J. Safra, y encontrarse con Rabbi Elie Abadie.
Estacionamos frente a la sinagoga en la calle East 63 11, muy cerca de la Quinta Avenida en Manhattan, y nos encontramos frente a una magnífica puerta de bronce, de unos cinco metros de altura, con el motivo del árbol de la vida (Etz Jaim). Y eso fue sólo el comienzo. Ingresamos al edificio, a una sala cuyas paredes y piso están cubiertos con piedra de Jerusalém. Una gran fotografía de Edmond J. Safra a”h colgaba de la pared, con una amorosa inscripción de su devota mujer, Lily.
Había sido el sueño de Edmond y Lily Safra construir una sinagoga en Nueva York, una ciudad que ambos amaron. Contrataron un arquitecto e hicieron los planos cuando el Sr. Safra aún estaba con vida. Después de la muerte trágica del Sr. Safra, su mujer Lily decidió completar la obra.
Como lo dijo Lily Safra “el edificio de esta sinagoga fue un sueño que Edmond y yo compartimos. El sueño ahora dio sus frutos. Veo el hecho de que la sinagoga lleva su nombre como el último tributo a mi marido y como una prueba de amor. Las emociones que acompañan la vida – alegría, amor y dolor – forman parte de la vida cotidiana de una sinagoga.”
Todo en la sinagoga está hecho con gusto y elegancia y de alguna manera, le deja a uno la sensación de una belleza que no llega a ser abrumadora.
Quedé muy impresionada con Rabbi Abadie. Fuimos a visitarlo en su oficina donde vi su documento de semija de Rabbi Itzjak Eljanan colgado al lado de un titulo en medicina del Centro Médico SUNY Downstate. Cuando pregunté al rabino sobre este documento, admitió que también es médico especializado en gastroenterología, y que aún practica la medicina a pesar de que se dedica a lleno a su actividad como rabino.
Rabbi Abadie nació en el Líbano, al igual que Edmond Safra. Cuando era niño, si familia se mudó a México donde pasó gran parte de su juventud.
“Debe hablar muchos idiomas, con un pasado tan colorido,” dije, y Rabbi Abadie me aseguró que habla a la perfección árabe, español, francés, italiano y hebreo. De hecho, cuando el rabino estuvo en la Casa Blanca para Januca, como invitado del presidente Bush, sugirió al presidente que los judíos sefaradíes que hablan árabe, residentes del país están muy preparados para aconsejar a su administración acerca de la cultura islámica y la mentalidad árabe, porque ellos vivieron con ellos y comprenden los matices de su cultura y procesos de pensamiento. Esto ayudaría a lidiar con los regímenes de Medio Oriente y podría ayudar a evitar posibles atentados terroristas.
Volviendo al tema, le pregunté a Rabbi Abadie hace cuánto tiempo estaba abierta la sinagoga. La inauguración fue hace dos años, y la sinagoga abrió sus puertas en marzo de 2003. “Estamos intentando unificar a la comunidad sefardí y al mismo tiempo, jugar un papel importante en la vida de la comunidad judía de Manhattan” dijo Rabbi Abadie.
Es un Bet Kneset con servicio completo, de mañana y de noche, un Bet Midrash con clases matutinas y nocturnas, una extensión para mujeres y eventos para solteros y jóvenes. Alissa Shams, Directora de Programación organiza una completa gama de eventos sociales y culturales.
Mientras que la sinagoga es manejada estrictamente según la halaja, Rabbi Abadie explicó que la comunidad sefaradí no usa términos como ortodoxo, conservador, etc. Ellos quieren que todos los judíos se sientan bienvenidos. No catogorizan a nadie. Reflexioné sobre el tema y comprendí lo hermoso que es esto. Tal vez esto es lo que está mal con nosotros los ashkenazim; tendemos a poner etiquetas a las personas y luego nos distanciamos de otros grupos.
Finalmente, fuimos a ver el santuario actual. Es hermoso. Está trabajado en piedra de Jerusalém y roble norteamericano. Las filas de asientos están organizadas en semicírculo frente al Aron Kodesh. Cuando uno mira hacia arriba, uno ve una cúpula con un tragaluz y unos rayos de roble que bajan de manera espiralada. El Aron Kodesh está hecho de bronce y tiene forma redonda al igual que los estuches de los sefer Torá. La Ezrat Nashim, el balcón femenino, también está construido en roble y la vista de ahí es hermosa.
“No sé si un artículo puede ser justo con esta sinagoga. Hay que verla para apreciar la verdadera belleza que tiene,” dije. Y con una verdadera hospitalidad característica de los sefaradim, Rabbi Elie Abadie dijo, “¡todos son bienvenidos!”
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