El 17 de marzo se cumplen trece años del fatídico instante en que un atentado terrorista destruyó el edificio de la Embajada de Israel en la Argentina, ubicado en la intersección de las calles Arroyo y Suipacha.
Al igual que con el atentado que destruyó el edificio de la AMIA 30 meses después, existen más interrogantes que certezas sobre como se organizó la ejecución del atentado. Para la Corte Suprema, de acuerdo a un fallo de 1999, quien lo ejecutó es Imad Mughniyah, un libanés miembro del brazo armado de la Jizbolah y uno de los terroristas más buscado por su actividad en el mundo.
De acuerdo a lo sostenido en su momento por los miembros del gobierno israelí que visitaron argentina, y se refirieron al tema, como por el anterior embajador del Estado de Israel en la Argentina, la investigación realizada por los servicios israelíes demostraría que el responsable del atentado es Irán y que a la Jizbolah sólo actuó como su brazo ejecutor.
Aparentemente la información recogida por la SIDE concordaría con esta última postura, pero como los informes de inteligencia no son pruebas valederas, no fueron tomados en cuenta por los miembros de la Corte.
Desde hace años para muchos la investigación de lo ocurrido esta en un punto muerto debido a que el Estado Argentino, mejor dicho quienes lo representaban en ese momento ocupando los máximos cargos de responsabilidad, no tuvo intención de que se avanzara, más allá de descubrir que se utilizó una camioneta como coche bomba y que lo ejecutó la Jizbolah. El reciente fallo del juicio oral sobre el atentado a la AMIA, al descalificar lo actuado por el juez Galeano y considerar que se tiene que investigar a funcionarios gubernamentales pues habrían obstruido la instrucción de la causa, pareciera darles la razón a los que sostienen que no existió intención de investiga en profundidad.
Cuando consultamos a Carlos Sucevich, padre de una de las víctimas fatales, sobre si existían nuevos elementos que permitieran aclarar algunas de las dudas existentes nos contestó que se está trabajando, al igual que en el caso del atentado a la AMIA revisando los archivos de la SIDE y que seguramente en el momento en que se considere oportuno, no dentro de mucho tiempo, se dará a conocer las conclusiones a las que se arriben. Según su parecer, las intenciones de los actuales gobernantes en esclarecer ambos atentados son serias y le hacen abrigar algún tipo de esperanza, pero a la vez recuerda la cantidad de frustraciones que ha tenido.
Según comentarios de allegados a quienes están organizado el acto conmemorativo, que se realizará en el momento en que esta edición de LA VOZ JUDÍA comience a distribuirse, la actitud de la Embajada de Israel es distinta a la de los últimos años, tan es así que estuvo de acuerdo que los convocantes sean los “Familiares, sobrevivientes y amigos de las víctimas” y que entre los adherentes se incluya a Memoria Activa.
Una de las peculiaridades de este acto es que por primera vez hará uso de la palabra un Embajador de Israel, Rafael Eldad, que es sobreviviente del atentado y por lo tanto sus conceptos tendrán una carga emocional que no hemos percibido en su antecesor, quien siempre fue muy diplomático en estos actos.
Hasta ahora las explicaciones brindadas tanto por la justicia, el Estado Argentino y el Estado de Israel no conformaron a la opinión pública y mucho menos a los miembros de la comunidad, lo que se manifiesta en la disminución de los concurrentes que cada año se hacen presentes en Arroyo y Suipacha a homenajear la memoria de las víctimas. Deseamos que este año sea distinto, pero tenemos que reconocer que hasta el momento de escribirse este comentario, a menos de una semana, la difusión del mismo es escasa.
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