Eva Sonnenschein, sobreviviente de la Shoá, editó con el auspicio de Sherit Hapleitá, su testimonio personal de lo que a ella y su familia le tocó vivir durante la Segunda Guerra Mundial.
Son pocas páginas, pero en cada una de ellas es un documento del sufrimiento que sufrió el pueblo judío y como algunos pudieron sobrevivir dolidos por su destino.
La descripción de cómo vivía en la pequeña ciudad de Lipcani, (en Besarabia, hoy Moldova) junto a su familia al igual que como mantenían Shabat y los Iamim Tobin, tiene la frescura de lo real y trasmite al lector una imagen de lo que fue la vida judía en Europa Oriental antes del nazismo.
Al referirse a “La Guerra”, nos comunica sus vivencias producidas por las idas y vueltas, los extenuantes trabajos, el hacinamiento en el ghetto, el terror, los maltratos físicos y morales que los nazis les imponían.
La liberación por parte del Ejército Ruso y el descubrimiento que no quedaba nada del pueblo en donde vivían, la posibilidad de emigrar a América del Sur y la llegada a la Argentina, la conformación de una familia al casarse con Simón Granvsky, son jalones de este testimonio, que como bien explica Eva Sonnenschein, no es su biografía.
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