Cuando la gente se entera que recientemente he visitado Alemania, con frecuencia me preguntan hasta que punto aún existe el antisemitismo allí.
Fue, por supuesto, imposible convertirse en un experto sobre el tema durante el curso de mi corta visita. Los individuos que conocí y con quienes hablé no fueron necesariamente representantes de todo el pueblo alemán, la información que me dieron fue más que nada anecdótica, y no resultado de una investigación, y además mi conocimiento del alemán no era adecuado para mantener discusiones filosóficas complejas.
(Muchos se sonrieron cuando me preguntaron de dónde sabía alemán y yo respondía: “¡Mis padres solían decirse sus secretos en alemán!”
Aún así logré tener una impresión, tanto por mi cuenta como por las cosas que la gente me contó. Nos encontramos con varios habitantes de Frankfurt, tanto judíos como gentiles, a veces como grupo y otras personalmente, y el tema del antisemitismo siempre fue uno de los principales.
Una de las preocupaciones era que el enfoque sobre el antisemitismo podría fracasar entre los miembros de la generación joven. Los jóvenes de hoy son ya los nietos o bisnietos de personas que nacieron después de la guerra o eran demasiado jóvenes antes de la guerra como para tener alguna influencia en los eventos.
“No es políticamente correcto ser antisemita hoy en día,” me dijo una mujer no judía, “entonces lo que pasa es que la gente se hace antiisraelí.” De cualquier manera, dijo, “cuando quieren criticar a Israel hablan de los israelíes como ‘los judíos.’”
Escuché cosas similares de otras personas, tanto judíos como gentiles. Con claridad hay un grado de antisemitismo que sobrevivió, pero el antisemitismo actual se manifiesta como antiisraelí.
No sé cuánto prevalecerá este tipo de antisemitismo. Personalmente no me topé con ninguna demostración y no resulta sorprendente. Después de todo, la gente que participó de los eventos que se celebraron en nuestro honor y que hizo un esfuerzo en hablar con nosotros, no eran antisemitas.
Pero me crucé con algo más preocupante aún que el antisemitismo directo, y eso fue el antiisraelismo expresado por personas que no quieren ser antisemitas y se sentirían muy heridos si alguien los trata de esa manera, pero aún así ven la situación desde un punto de vista pro árabe. Me dijeron – tanto judíos como no judíos – que este fenómeno es bastante común.
Sugirieron algunas razones para esto:
Una es que como la gente tiene su propia vida, y sus propias preocupaciones, es imposible que sean expertos en cada uno de los aspectos del conflicto, y casi todos dependen de los medios. Un medio de comunicación parcial resulta en público mal informado. Tampoco ayuda la maquinaría de relaciones públicas árabes frente a la israelí que es bastante pobre.
Otro motivo es que en vista del pasado antisemita de Alemania, los alemanes sienten que lo último que quieren hacer es ser injustos con otra nación. Aunque quieran una relación positiva con los judíos, no quieren ser injustos con los árabes. Es una actitud razonable, por supuesto, pero dónde termina el criticismo legitimo hacia Israel, y comienza el antisemitismo latente, es un punto debatible. La gente puede criticar a Israel siempre y cuando la crítica sea racional y siempre y cuando la persona que critica mantenga una mente abierta. Pero la impresión que tuve, y esto fue charlado tanto con judíos como con gentiles, es que la mente de algunas personas está cerrada a la comprensión de la situación real, que de tanto no querer ser injustos con los árabes, no logran analizar por completo todos los aspectos involucrados.
Toda nuestra visita fue un esfuerzo hecho por la municipalidad de Frankfurt para remediar el pasado, y el cuidado que tuvieron con nosotros durante toda la visita tuvo que ser experimentado para poder creerlo. Decir que recibimos un trato VIP sería menospreciarlos. La intendente de Frankfurt, Petra Roth, nos habló grupalmente el día siguiente a nuestra llegada, y sus sentimientos pro judíos y buena voluntad hacia Israel se hicieron notar fuertemente. Otra cosa que resaltó fuertemente de sus palabras fue su total inhabilidad de comprender la manera en la que se comportaron sus compatriotas durante la era nazi.
Hubieron más indicaciones del deseo alemán de que no se repita el pasado, además del proyecto “Vida judía en Frankfurt” y el requerimiento de que los alumnos mayores tomen cursos sobre Estudios del Holocausto que he mencionado en un artículo anterior. También hubo un grupo que se llama “La Iniciativa del Nueve de Noviembre,” en memoria de la noche entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938 cuando los nazis mataron 91 judíos, enviaron unos 20.000 judíos a los campos de concentración, quemaron 400 sinagogas y destruyeron más de 7.500 comercios judíos.
Ute Daub, miembro del grupo, dijo que fue fundado en 1988 por Monika Seifert, que sugirió que los habitantes de Frankfurt deben reunirse en el sitio de la sinagoga de Friedberger Anlage, durante el 50 aniversario de la Noche de Cristal y leer los nombres de los judíos que fueron deportados de Frankfurt. La Sra. Daub recuerda que a pesar de que el grupo comenzó a leer los nombres a la mañana, ella misma no logró llegar hasta la noche, y “para mi asombro recién estaban en la letra B. El grupo siguió leyendo nombres durante varios días. Así se formó la Iniciativa del Nueve de Noviembre. Descubrimos que es importante mantener la memoria viva.” La “Iniciativa” ha renovado el bunker que los nazis construyeron donde antes hubo una sinagoga y abrieron una fascinante exhibición sobre la vida judía en Frankfurt, como fue antes de la guerra, con fotografías de los comercios judíos, individuos judíos, publicidades de interés judíos y más.
Una mañana libre tuve una experiencia reveladora al visitar uno de los museos judíos de Frankfurt. Cuando llegue al lugar encontré un grupo escolar visitando el museo y la guía (no judía) les daba a los chicos una extensa charlar sobre las leyes y practicas judías. Era de esperar que los guías que llevaron nuestros grupos por la ciudad y a visitar lugares de interés judíos, hablaran bien sobre el judaísmo era de esperar. Sabían que éramos un grupo judío. Pienso que se pueden sacar mejores conclusiones del hecho que una guía gentil hable de manera positiva acerca del judaísmo frente a un grupo de alumnos no judíos.
Hablé con esta guía después y me contó que estudió acerca del judaísmo en la universidad. Me topé con otros gentiles que estudian judaísmo y/o temas relacionados como Historia Judía, Hebreo Clásico o Moderno, etc.
Otra señal del esfuerzo que se está haciendo, por lo menos en Frankfurt, para enseñar a los chicos a tener una actitud positiva hacia el judaísmo, fue el coro escolar que cantó para nosotros en la ceremonia de bienvenida, que no cantó sólo en alemán y en inglés, sino también en hebreo.
También tuvimos una experiencia interesante cuando estuvimos en Fulda, a donde fuimos para visitar algunas tumbas familiares. Tomamos un taxi desde la estación al lugar donde teníamos que buscar la llave, y luego con el mismo taxi hasta las tumbas. El chofer (que no era judío) aprovechó la oportunidad de que hayamos abierto el cementerio para visitar las tumbas de personas que él conoció. Nos dijo que a su nieto lo llevaron junto con el resto de sus compañeros de escuela a visitar el cementerio como parte de las clases sobre vida judía.
El conocer gente nueva debe ser parte de una experiencia mutua de aprendizaje. Espero que los alemanes que conocimos aprendieron algo como resultado de este encuentro, yo con seguridad siento que el viaje me dio mucho material para pensar. Algo que aprendí – no es algo que no sabía antes, pero no lo tenía bien conciente – fue cuánto sufrieron los descendientes judíos por línea paterna como resultado de la acción nazi.
Una persona que ayudó a hacérmelo entender fue la Sra. Ruth Barnett, que ahora vive en Londres. Su hermano vive en Alemania y ella planeó visitarlo justo en el momento para poder conocer nuestro grupo. La primera vez que la vi fue cuando se unió a nosotros en un viaje en bote sobre el Main, y por más bello que fue el paisaje, hablar con ella lo fue mucho más.
El padre de la Sra. Barnett había sido judío y durante la guerra estuvo en Shangai, mientras su madre estaba escondida. Ella misma fue llevada con el Kindertransport a Inglaterra donde fue a vivir con algunas familias gentiles. Sus padres la llevaron de regreso a Alemania después de la guerra, pero no pudo quedarse ahí y regresó a Inglaterra. Ahora está muy involucrada en la educación sobre el Holocausto y está en frecuente contacto con el Proyecto Vida Judía en Frankfurt.
No fue la única persona que se unió a nosotros en aquel viaje en bote. También hubo un numero de miembros de la comunidad judía que estaban felices de conocernos, algunos políticos alemanes que nos dieron de su tiempo para crear una relación positiva con nosotros, y gente involucrada en la enseñanza del Holocausto para la nueva generación de Frankfurt.
Yo sentí que muchos alemanes, en conjunto con nosotros los judíos, se preguntaban cómo es posible que una raza humana le haga a otra lo que los alemanes les hicieron a los judíos – y a otros – quienes no encajaban con sus preconceptos Arios sobre cómo debería ser la humanidad.
Los alemanes tienen una historia manchada respecto a cómo trataron a los judíos. Nos enteramos de esto en Worms, como lo he mencionado en un artículo anterior. En Frankfurt aprendimos que sus judíos tuvieron igualdad de derechos recién en 1796, cuando Napoleón bombardeó la ciudad, pero luego, en 1815, después del Congreso de Viena, cuando Frankfurt se hizo una ciudad libre, se impusieron varias restricciones a los judíos. No podían trabajar como artesanos, no podían trabajar como sirvientes civiles o servir en el ejército, y por ende no tenían influencia alguna, y su numero estaba restringido a 500 familias. Luego, en 1871 obtuvieron nuevamente la igualdad de derechos, que se mantuvo hasta la era de Hitler. Y ya sabemos lo que sucedió después...
Ahora, a principios del siglo 21, los judíos gozan de la igualdad en toda Alemania y en Frankfurt en particular. No estoy al tanto de algún otro país donde los educadores hagan aunque sea parte del esfuerzo que hacen los maestros en Frankfurt para enseñar a la próxima generación sobre los judíos y el judaísmo.
Uno de los empleados municipales que fue responsable de organizar nuestro viaje nos dijo poco tiempo antes de irnos: “Esperamos que cuando regresen después de esta visita, puedan contarle a la gente que Frankfurt ha cambiado.”
Uno de los objetivos de esta serie de artículos es ayudar a los lectores a decidir por su cuenta hasta que punto es realmente así.
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