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La siguiente bendición fue pronunciada por Rebbetzin Esther Jungreis, notable activista de kiruv, ante la Convención Republicana Nacional:
Estamos viviendo un momento muy desafiante de nuestra historia – uno que ni siquiera los padres fundadores de los Estados Unidos podrían haber previsto. El terror global y la ruptura de los valores morales amenazan nuestras vidas.
Estas amenazas no me son ajenas. Soy hija del Holocausto, sobreviviente del campo de concentración de Bergen Belsen. He experimentado la degradación y la brutalidad de la cual el hombre es capaz, pero también experimenté el bálsamo curador de la fe, la magia de la compasión y el amor que son la base sobre la cual se construyó nuestra nación.
Luego de un acto de memoria del Holocausto para nuestras fuerzas armadas en Ft. Hood, Texas, una niña de ocho años, hija de uno de los oficiales, preguntó: “Rebbetzin, ¿por qué no llamaste al ejército o a la policía para que te ayuden?”
¡Qué pregunta tan norteamericana!
Cómo podía explicarle que en aquellos días de oscuridad, el uniforme era el símbolo de la tortura y el asesinato – que recién cuando encontré a los soldados norteamericanos descubrí que se podía confiar en estos uniformados, que son los guardianes de la paz, comprometidos con la protección de los inocentes.
Cuán diferente sería el mundo si un hombre como George W. Bush hubiera estado en el poder en aquellos días.
Luego del 9/11 fue el coraje y compromiso del presidente Bush en luchar contra el terrorismo los que aseguraron la seguridad y libertad de nuestra nación. De todos los líderes mundiales, fue sólo el presidente Bush el que tuvo el coraje de levantar su voz a favor de Israel y reconocer que el terror en cualquier parte del mundo debe ser erradicado. Justamente esta mañana, fuimos testigos de otro acto horrible del terrorismo, al hacer estallar un micro en Israel. Hagamos una pausa para rezar por ellos.
Más que una esperanza, nuestro presidente está determinado a triunfar sobre el mal, y sigue su labor, no sólo para tener un mundo seguro, sino para que los Estados Unidos sean un lugar en el cual los viejos valores prevalezcan.
El milagro que es Norteamérica no está sólo en su poder, sino en la fe en D-os, y fue esta fe que utilizó el presidente para reconfortar a nuestra nación con las palabras del salmo en aquel día infame:
“Gam ki elej beguei tzalmavet...” – Aunque camine bajo las sombras del valle de la muerte, no sentiré miedo del mal, ya que Tú estás conmigo.
“Kavei al Hashem” – Confiamos en D-os.
Ponemos nuestra confianza en Ti, Oh D-os, Te pedimos que cures a los enfermos de odio; que sensibilices los corazones de aquellos que son indiferentes a los llantos de sus hermanos.
Enséñanos, Oh D-os, a vivir según Tu palabra, con verdad, compasión y paz.
Que D-os bendiga a Norteamérica, que D-os bendiga a nuestro presidente y que D-os bendiga a cada uno de ustedes.
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