La Voz Judía


La Voz Judía
Sukot en la Segunda Guerra

El presente artículo extraido del libro «Shemah Israel», sobre los testimonios de sobrevivientes del Holocausto, demuestra la entrega incondicional del pueblo judío a su legado ancestral

UNA SEÑAL DEL CIELO
Los bosques alrededor de Buczacz, Sukot 5703
Salí de mi escondite – un profundo pozo – para respirar un poco de aire fresco entre los árboles. Caminando, descubrí un amplio claro en el bosque. Era impresionante ver en medio de un bosque tan denso, un campo completamente abierto sin un solo árbol. Decidí que el Cielo había hecho esto para que yo tuviera un lugar donde armar mi sukah. Eso fue, sin duda, el por qué del descubrimiento del lugar en este momento, justo antes de Sukot.
Conseguimos unas telas impermeables que los partisanos les habían robado a los alemanes. Los tomé e hice las paredes de la sukah. Luego le hice un techo, según la halaja, con ramas de árboles – de eso había mucho.
Algunos judíos entre nosotros se enojaron al ver la sukah. Pensaron que podría ser descubierta y estaríamos en peligro. Mantuve mi postura, de que de lo contrario, el mérito de estar sentados en una sukah nos traería la protección Divina. Gracias al Cielo, la mayoría de aquellos que estaban escondidos en el bosque eran judíos observantes, y optaron por tener una sukah.
Rabí Shlomo Zalman Horowitz, en Beis Aharón, Torah U´Mo´adim, p. 13

“POR TU BIEN”
Los bosques alrededor de Buczacz, Sukot 5703
El sonido de los soldados llegó de repente a nuestros oídos. Era el tercer día de Jol HaMo´ed, y yo estaba sentado con mi hijo Shmuel en nuestra sukah en el medio del bosque. Todos los judíos que estaban con nosotros se escaparon a sus escondites. Nosotros dos, no pudimos hacerlo ya que nuestro escondite estaba muy cerca de la sukah y si fuésemos ahí ahora nos encontrarían con facilidad. Decidí hacer lo que pueda para permanecer en la sukah y dejar las cosas en manos de Hashem.
Las circunstancias me llevaron a un nivel de fe como nunca antes había experimentado, y creo que nunca volveré a experimentar. Me dije a mí mismo que si Hashem quiere que el enemigo nos descubra y nos mate, yo estaba dispuesto a aceptarlo. Sólo pedí que no suceda aquí, en la sukah. ¡Qué Kidush HaShem sería si le pudiese contar al resto de los judíos que estaban conmigo que la mitzva de sentarse en la sukah salvó mi vida! Los no creyentes del grupo, al ver esto, se convencerían también. Todos verían “que el que cumple con las mitzvot no sufre daño alguno.”
No por mí, Hashem, recé, sino por Ti, para que Tu Nombre sea santificado ante todos. Recité tehilim susurrando y mencioné los nombres de mis ancestros hasta el Ba´al Shem Tov, que según las tradiciones ayuda a atraer la protección Divina.
Entonces vimos a los malvados avanzando. El sonido de sus botas se iba acercando cada vez más. Pasaron frente a la sukah tres veces – pero parecía que no veían nada. Era como si estaban ciegos. Miramos a través de los agujeros en las paredes de la sukah. Los vimos parados al lado nuestro. Vimos cada detalle de sus uniformes. Pero ellos no veían la sukah.
De pronto uno de ellos señaló un punto a la distancia, indicando que había visto algo sospechoso, tal vez un lugar de escondite judío. Inmediatamente desaparecieron en el bosque. Respiramos hondo, agradeciendo a D-os por habernos salvado de la muerte.
Más tarde el resto se preguntaba dónde nos habíamos ocultado durante la búsqueda. Al escuchar que permanecimos en la sukah, se asombraron, y todos aceptaron que había sido un milagro. Incluso los menos creyentes admitieron que la mano de D-os había hecho esto. Las palabras del Rey David se hicieron realidad: “Él me ocultará en Su sukah durante un día malvado.”
Rabí Shlomo Zalman Horowitz, en Beis Aarón, Torah U´Mo´adim, p. 13

UN ETROG
Lublin, Sukot 5700
Después de que Lublin fue tomada por los alemanes, en ningún lugar de la ciudad se podía encontrar un etrog kosher. El Koszeglover Gaon, Rabí Arieh Tzvi Frumer, encontró un etrog seco del año anterior y estuvo durante horas ofreciéndolo a los judíos que esperaban haciendo cola, para cumplir con esta preciosa mitzva. No importaba que un etrog del año pasado no sería kosher, ellos esperarían horas por esta mitzva. Ese año cientos de judíos visitaron la casa del rav, y algunos dicen que fueron miles – todos para poder tocar el único etrog en toda Lublin.
Rabí Iom Tov HaLevi Schwartz, Adnei Nejoshet (Nueva York, 5750)

HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO
Zhelichow, Polonia, durante la liquidación
Mientras caminaban el último tramo, el orgullo judío comenzó a arder dentro de ellos. Aceptaron su tarea de santificar el Nombre de Hashem con sus muertes.
Es suficiente contar algunos de los hechos de su grandeza. Un testigo de la liquidación de los judíos de Zhelichow cuenta:
“La gente sentada en la sukah del Rebe había escuchado todos los rumores... Estaban todos vestidos con sus ropas festivas, y estaban cantando zemirot en honor a los patriarcas, cuyos espíritus habían venido a visitarnos en la sukah. Luego el shojet, Reb Israel Scharfholtz, vino apresurado y estalló en lágrimas. ‘Heilige tzaddik!´ gritó, ‘rebe, santo tzaddik, estas son nuestras últimas horas! ¿Qué piensa el rav que debemos hacer?´
“El rebe decidió no hacer nada, sino caminar al lugar de reunión asignado con los siete miembros de su familia, envuelto en su talit. Con lágrimas en su voz, el Rebe nos recordó que debemos mantener nuestra fe con fuerza hasta el último momento de vida.”
Moshe Prager, citando el Izkor-buch fun Zelichov, en Beth Jacob Monthly (Elul 5719)

SUKAH EN LOS
ESTABLOS

Siberia, Sukot 5701
Sacamos los caballos de los establos y luego limpiamos el lugar. Luego quitamos las tablillas del techo. Había mucho material para cubrir la sukah en el bosque de Siberia.
La primer noche de Sukot nos escapamos, uno por uno, a la nueva sukah. Pronunciamos la bendición shehejeianu para dar gracias por haber llegado a este momento del año una vez más y luego dijimos “Aquel que nos ha bendecido con Sus mandatos y nos ordenó vivir en una sukah.” Aunque uno arroje a un judío hacia el otro lado de las montañas de la oscuridad, aun seguirá siendo judío.
Beth Jacob Manothly 17:11 (Tishrei 5721)

EN LA SUKAH
Bergen-Belsen, Sukot 5705
No había con que contar que era tiempo de festivos: no había lulav, etrog o sukah. Pero mis hermanos Eljanan y Shlomo estaban trabajando descargando maderas y materiales de construcción; estos servían para construir cabañas en el campo, pero ellos también sugirieron la oportunidad de cumplir con la miztva.
En erev Sukot mis hermanos armaron en secreto una pequeña sukah e incluso lograron cubrirla con el sejaj correcto que manda la halaja. El primer día de Sukot se llevaron su desayuno con ellos (algunos pedazos de pan) y se fueron a comer en la sukah y pronunciaron las bendiciones correspondientes.
No los vimos hasta la noche, cuando aparecieron tristes y cansados. Los alemanes los habían descubierto y los habían golpeado seriamente. Eljanan y Shlomo sabían que no tenían la obligación de arriesgar sus vidas para cumplir la mitzva, pero aun así querían hacer todo esfuerzo posible para cumplir con la mitzva. La obligación no era lo más importante; era una cuestión de devoción.
El resto de Sukot no nos dimos cuenta que era un festivo. Sólo al pronunciar las plegarias diarias especiales y las lecturas de la Torá nos recordaban en qué momento del año estábamos. Por supuesto, incluso el leer la Torá, también nos ponía en peligro.
Y. Emanuel, Iesupar L´Dor, p. 143

ESCUCHA NUESTRAS
PLEGARIAS

Bergen-Belsen, Sukot 5705
Desde que llegamos a Bergen-Belsen hemos mantenido el minian diario en nuestro bloque. Hemos rezado y leído la Torá durante los días de semana, Shabat y festivos.
Recuerdo que una vez me llamaron a leer la Torá. Sentí que estaba lleno de angustia, pero aun así leí las palabras de la bendición sin dudar: “... Quien nos eligió entre todos los pueblos y nos dio Su Torá.”
En Jol HaMo´ed Sukot, las plegarias siguieron hasta que llegó el horario de presentarse para trabajar. Como no aparecimos a tiempo, los hombres del SS se dispersaron por el campo y nos sorprendieron en el medio del mussaf. Comenzaron a golpearnos indiscrimina-damente, incluso rompiendo algunas mesas en nuestro bloque. Pero de alguna manera no vieron la caja que contenía el libro de Torá. Finalmente llamaron al blockaltester y lo golpearon con sus puños.
Nuestro minian había funcionado durante nueve meses, y esta había sido la primera vez que nos había puesto en peligro. Aquel mediodía mi padre fue llamado a la oficina del Sr. Gruneman, el blockaltester. El Sr. Gruneman no era observante, a pesar de que era judío en espíritu y un hombre valiente. Mi padre pensó que ese sería el final del minian. Pero el Sr. Gruneman le dijo, “Sr. Emanuel, ¿ve las heridas sobre mi rostro? Todo esto es por el minian que usted tiene. Le pido que se ocupe de que no se pasen de tiempo nuevamente – pero por favor no lo cierre! Por el bien de sus plegarias, prefiero que me golpeen.”
Y. Emanuel, Iesupar L´Dor, p. 145-46

SIMJA A PESAR DE ELLOS
Bergen-Belsen, Simjat Torá 5705
En nuestro minian del bloque 17 habíamos honrado a dos de nuestros miembros regulares para que sean jazan Torá y jazan Bereishit, y que lean el final de la Torá y su nuevo comienzo. Al día siguiente, después del iom tov, se escribió un documento que decía:
“Los aquí firmados atestiguamos que durante esta última Simjat Torá Reb Eliécer ben Reb Uri de Poe fue elegido para ser el jazan Torá en el bloque 17 del campamento Bergen-Belsen, donde fuimos acorralados y reprimidos. El jazan Bere-shit fue Reb Uri ben Reb Aharón de Poe. Que Ha-shem los cuide de todo daño y los lleve a su destino deseado, vivos y salvos rápidamente en nuestros días.”
Y. Emanuel, Iesupar L´Dor

 

 Nro 355  Tishri del 5765 / Septiembre de 2004

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