La mayor cantidad de evidencias apoya la noción de que el tomar regularmente aspirina puede prevenir un primer ataque al corazón.
A esta conclusión llegó el Dr. Charles H. Hennekens del Instituto del Corazón del Centro Médico Mount Sinai en Florida y otros, que informaron en Archives of Internal Medicine (Archivos de Medicina Interna).
La aspirina reduce el riesgo del primer ataque al corazón en “casi un tercio” según informó el Dr. Hennekens.
En 1988 un Estudio de Salud con la participación de 22.000 pacientes demostró que el consumo de aspirina lleva a una reducción de un 44% en el riesgo del primer ataque cardíaco.
A pesar de este estudio, médicos británicos que estudiaron unos 5.100 hombres, no lograron llegar al mismo resultado.
Subsecuentemente tres estudios clínicos posteriores relacionados con la aspirina, fueron publicados. Los participantes en por lo menos uno de los estudios padecían de al menos un factor de alto riesgo de contraer una enfermedad cardiaca.
Hennekens y otros colegas analizaron los resultados de los cinco estudios, llegando a la conclusión de que entre los 55.000 participantes saludables, la terapia con aspirina redujo un 32 por ciento del riesgo del primer ataque al corazón.
La terapia con aspirina también reduce el riesgo de “todos los eventos vasculares importantes” en un 15 por ciento. De cualquier manera, los números de ataques y muertes por enfermedades vasculares que ocurrieron durante los cincos estudios fueron “insuficientes para llegar a resultados concluyentes,” según el equipo.
A pesar de los beneficios, la aspirina no está libre de riesgos y no debe tomarse si las ventajas no superan las desventajas. “Cualquier persona saludable (es decir, sin historial de enfermedad cardiovascular) que contempla tomar aspirina, debe consultar antes con un médico,” advierte Hennekens.
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