Porqué el Estado de Israel adoptó matrimonios y divorcios según la ley mosaica. – Los difíciles problemas que se les presentan en la actualidad a las autoridades religiosas en relación con las corrientes inmigratorias desde Rusia.
Cuando se estableció el Estado de Israel surgió una importante cuestión, no sólo construir y reconstruir un nuevo Estado en Israel, sino fundar y cimentar las bases de un pueblo judío sano en el nuevo Estado.
Así surgió una ardua cuestión, si continuar con la tradicional forma de consagrar casamientos según lo establecido en las leyes mosaicas o la optar por el matrimonio civil.
Los judíos religiosos, por supuesto, exigieron que en el añorado y soñado nuevo estado judío, los nuevos matrimonios se celebraran de acuerdo con la tradición. Hubo una explicación simple para esta definición:. Estaba muy lejos de toda lógica y de toda práctica, justamente en el nuevo Estado, incorporar el matrimonio civil, y así incorporar desde el inicio de la nueva administración, una profunda división en el pueblo judío. Los elementos de izquierda, con sus seguidores, integrantes del MAPAM, se oponían a una Ley que impusiera la continuidad del matrimonio y aún del divorcio conforme a la tradición y la Halajá, normativa religiosa y tradicional. Porqué? Para ellos esto significaba dar a “los Rabinos” una hegemonía, un control e influencia sobre la ciudadanía israelí. No les importaba incorporar el sistema comunista de matrimonios, o por lo menos un sistema civil similar al vigente en los EE.UU. En aquel entonces había, aún, una mayoría de diputados no religiosos, o mejor dicho, fuera de los 18 diputados de partidos religiosos, los demás estaban en contra.
Pero la gran paradoja se constituyó en la actitud del entonces Premier, David Ben Gurión, no religioso, quien argumentó: ¿ para esto necesitábamos un nuevo Estado Judío, para convertirnos en ajenos, como otros pueblos, a la Ley de la Torá, e introducir una división en nuestra propias filas?
Con gran esfuerzo logró persuadir a sus seguidores de anular el proyecto legislativo que se quería imponer, pero la discusión continúa hasta nuestros días. Hoy hay una mayoría acerca de la continuidad de la Ley, aún entre los partidos no religiosos, pero la izquierda expresa, cuando se les presenta la oportunidad, su voluntad de mantener sus exigencias .
Recuerdo al escribir este comentario, una situación comentada por el Rav. De Konigsberg, quien no permitió el matrimonio civil aún después de un fuerte reclamo por parte de la Corona, representada en el Prícipe, para que así lo hiciera. El Rab. Iaacov Tzví Menkelburg, el conocido Rav de Kenigsberg, solía no asistir a aquellos festejos matrimoniales que no se realizaban conforme a la tradición judía de Jupá Vekidushín, esponsales conforme al ritual tradicional judío. Una vez, una familia de gran riqueza, que no practicaba ni aceptaba dicha tradición, entre otras, casó a una de sus hijas. Dicho Rabino se negó a brindar sus servicios en la ceremonia. El padre de la joven, testarudo, usó sus vinculaciones con la Casa Real y logró una decisión escrita del Rey imponiendo al Rabino la obligación de participar en la ceremonia nupcial. El Rabino asistió, entonces, pero cuando la ceremonia llegó al punto en que se expresa “Harei at mekudeshet li quedat Moshé VeIsrael...”( Me eres consagrada conforme a la Ley de Moisés e Israel) expresó en cambio””Me eres consagrada según la Ley de Federico el Grande...” . Desde todos lados le soplaban : “No se dice así, se dice: según la Ley de Moisés e Israel...” y él contestó : “No, no es según Moshé e Israel, sino según el Estado Real...”
Esta anécdota refleja la situación actual en el Estado de Israel. Quienes desean un matrimonio según la tradición judía, entre ellos muchísimos judíos del ala laica, convocan a Rabinos para sus ceremonias. Y aquellos a quienes no les interesa presentan recursos ante la justicia civil. Los Rabinos de Israel no obligan a nadie a realizar ceremonias tradicionales y respetar la Ley. ¿ Porqué concurren entonces en su búsqueda? Cada judío entiende que contraer matrimonio como judíos, según la tradición tan antigua como la Torá, y no todos los judíos están dispuestos a abjurar de la Torá, ni por supuesto de las bases fundamentales del pueblo judío, como un casamiento, un brit milá, ni menos del rito mutuorio.
Nacer como judío, casarse como judío y ser enterrado como judío.
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