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Nos encontramos a pocos días de conmemorar la oración del mundo numero 5765. No se trata de una festividad, sino del “Iom Hadin”-día del juicio_ en que toda la humanidad somos juzgados por nuestra conducta del año que se concluye y de acuerdo a ella se determinará quienes quedaran con vida y quienes no.
Este juicio es personal, y colectivo, personal debido al libre albedrío que disponemos para elegir el bien o el mal y consecuentemente recibir recompensa y castigo; y colectivo en que se juzga cada comunidad y cada nación de acuerdo a su conducta y a la responsabilidad colectiva que tenemos.
La nación Israelita es el pueblo elegido por merito de nuestros patriarcas y depositario de la Torah, por ello tiene, luego del juicio en Rosh Hashana, para toda la humanidad, una nueva chance particular para Israel, “Iom Kipur”, diez días de arrepentimiento y meditación para decidir corregir los errores cometidos y retornar a la buena senda.
Como podemos saber si nuestra conducta es correcta o no, en que códigos figura el bien y el mal, quienes son depositarios de esta legislación y la enseñan.
El Creador de todo lo existente y del hombre, entregó la legislación amplia y precisa, en la Torah donde relata la creación y su funcionamiento, conteniendo los preceptos para la realización del ser humano, personal y colectivamente, cuyo cumplimiento acarrea una convivencia armónica que proporciona paz y alegría, a la vez no es un mero enunciado de disposiciones permisivas y prohibitivas, sino que previene y anticipa es resultado de nuestras conductas, induciendo a elegir el bien.
Nos dice precisamente “Mira, tienes ante ti la bendición y la maldición, según tu conducta”recibiras recompensa por tus acciones positivas y castigo por tus transgresiones, serás juzgado con piedad y benevolencia, pero no olvides que rindes cuentas ante “el juez: verdadero e insobornable que nos ajusticia implacablemente, somos responsables por nuestros actos.
Estamos viviendo tiempos de gran confusión e irracionalidad, faltos de justicia y solidaridad, producto del desconocimiento de la ley, en poder de la nación israelita, a través de sus eruditos y fieles seguidores del estudio, enseñanza y ejemplo de nuestra milenaria Torah, recibida por Moisés en Sinai hace mas 3300 años, transmitida de generación en generación hasta nuestros días.
Existen en Buenos Aires importantes centros de estudio y transmisión de nuestra s leyes, donde centenares de maestros y miles de alumnos mantienen viva la llama del Sinai, produciendo el acercamiento de importantes cantidades de jóvenes y adolescentes que asqueados de la vida como no judíos, deciden conocer sus raíces y hallar su identidad.
Es destacable el enorme esfuerzo que estos maestros y las instituciones a que pertenecen realizan ante la gran demanda de una comunidad que se encamina y retorna a las fuentes tradicionales autenticas.
Debemos asimismo advertir sobre instituciones y falsos rabinos, que explotan este deper6ar espiritual de nuestros jóvenes para atraer a incautos desprevenidos, con engaño y ofreciendo un judaísmo reformista-conservador que solo conduce a la asimilación y al paganismo.
La conducta del pueblo israelita esta marcada detalladamente en la legislación bíblica, no hay otra alternativa, lamentablemente poco conocida o combatida y desprestigiada por viejas ideologías ateas y laicas de izquierda enquistadas en nuestra comunidad y en las instituciones centrales, AMIA, DAIA, OSA, etc.
Estas ideologías han fracasado rotundamente producuiendo una asimilación creciente y el deterioro en la educación judía que concluye con una gran deserción escolar y el cierre de colegios de todos los niveles.
Lo contrario ocurre en la red escolar judía autentica que se encuentra en constante crecimiento, ampliando sus instalaciones y construyendo nuevos edificios para responder a la nueva demanda educativa.
Deseamos destacar el esfuerzo desinteresado que realiza la dirigencia comunitaria, habiendo conseguido importantes logros en paliar la difícil situación económica, al igual que el haber saneado las finanzas de las instituciones centrales, pero en lo espiritual solo hay retroceso, deserción y falta de identidad, notándose una creciente frivolidad, como acaba de ocurrir al conmemorar el 110º aniversario de la fundación de AMIA, en un acto pomposo sin contenido, que pretende tal vez de buena fe levantar el animo depresivo de nuestra comunidad y recuperar su pasado prestigio, olvidando que la comunidad judeo-argentina ha sido respetada por sus logros espirituales y cuidado de sus leyes y costumbres milenarias, siendo ejemplo por su corrección y laboriosidad.
Exhortamos a la dirigencia comunitaria a retomar el camino de sus abuelos, judíos auténticos, que si no lo hubieran sido ellos hoy no lo serian y a meditar sobre sus hijos y nietos si seguirán siendo judíos orgullosos de su identidad.
No dejarse engañar por los falsos rabinos y profesionales de la cultura no judía que les prometen publico a través de un judaísmo light que calme sus inquietudes espirituales a cambio de buenos sueldos y que solo acrecientan la asimilación.
La dirigencia esta confundida, debe sincerarse y analizar la actualidad comunitaria para cambiar el rumbo en este preciso momento, antes de presentarnos al juicio en “Rosh Hashana” y conseguir un veredicto de “Shaná Tová”.
“Shana Tová de teshuva y Simja para todo Israel”.
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