Reiteradamente nos hemos referido a la situación de nuestra nación israelita en la actualidad, en Israel, en la diáspora y en particular en Argentina.
Estamos ingresando al mes de Elul, previo a Rosh Hashana, día del juicio de toda la humanidad, mes en el que se debe reflexionar sobre la conducta personal y comunitaria para corregir las desviaciones y encaminar la misma en la senda de la tolerancia y el amor el prójimo, sea este merecido o no.
La nación israelita hemos sido elegidos como “pueblo exclusivo”del Careador de todo lo existente, por el merito de nuestros patriarcas, con quienes pactó y juró una descendencia numerosa, a los que entregaría en herencia la tierra de Israel al liberarlos de la esclavitud de Egipto, previa entrega de la Torah (ley) en SINAB, constitución y códigos para la nación israelita, que juró cumplirla, para si y para todas las generaciones venideras. Ley para toda la humanidad, siendo Israel depositaria de la misma, debiendo ser ejemplo con su conducta de acatamiento y enseñar la misma a todas las naciones, única ley completa y perfecta, obra de un ser eterno y perfecto, esta ley es irreformable, apta para todo tiempo y lugar.
Lamentablemente es mayori-tariamente desconocida en su versión original, habiendo a lo largo de siglos sufrido innumerables reformas y transformaciones, obra de judíos, no judíos, y diversas religiones que se desprendieron de la misma.
La nación israelita conserva celosamente el texto original recibido en Sinai por Moisés manuscrito en un rollo de pergamino, transcribiéndose copias del mismo, con una estricta legislación que garantiza su legitimidad y perfección, en cada generación, existiendo escribas especializados que continúan esta tarea en nuestros tiempos, auxiliados por las computadoras para revisar el texto y evitar hasta los mas mínimos errores.
Nuestra nación israelita viene sufriendo hace casi 2000 años una cruel diáspora desde la destrucción del Bet-Hamikdash por los romanos, en que comenzamos a deambular por el mundo, despreciados y perseguidos, siendo la causa de la misma el sinat jinam (odio injustificado) que da lugar a todo tipo de divisiones e incomprensión, cada generación en que no se pone fin al sinat jinam es igual culpable que la que provocó la destrucción.
El deambular por las diferentes naciones y culturas donde nos toca habitar nos contaminó de sus ideologías, sus paganismos y sus políticas, encontrando hoy innumerables divisiones entre los miembros de la nación israelita, tanto en Israel como en la diáspora.
La nación israelita es única e indivisible, nuestra denominación correcta es “Benei Israel” (hijos de Israel=Jacob) de quien descendemos en una continuidad pura sin mezclas, cualquier tipo de divisiones es falsa y artificial.
Tenemos una sola ley perfecta, que debemos conocer y respetar para nuestro bienestar, todo alejamiento de la misma, muchas veces por desconocimiento, nos ha acarreado las calamidades que venimos soportando por siglos.
Podemos vivir de acuerdo a la época y el lugar que nos encontramos, disfrutando de la tecnología moderna, siempre dentro de las pautas básicas que la Torah nos prescribe para nuestro bien.
Debemos reflexionar sobre la actualidad de nuestra nación, en lo personal y en lo comunitario, utilizar al máximo los dones de que hemos sido dotados, inteligencia y palabra, para razonar y dialogar entre todos los sectores que componen la comunidad para encontrar propuestas consensuadas y ayudar a salir de ;a profundad crisis en que nos encontramos sumidos = falta de identidad-desinterés-desconocimiento, graves falencias en los programas educativos de la mayoría de la instituciones comunitarias, que dan por resultado la asimilación en sus diversas formas.
Preguntamos si a nuestros dirigentes comunitarios y espirituales no les preocupa esta realidad, o si piensan que todo esta bien. Les decimos que despierten, que ya es tarde y el mal está muy avanzado, pero aun se puede revertir actuando de inmediato.
Sugerimos el dialogo constructivo en un marco de respeto reciproco entre todos los sectores interesados que despierten algún sentimiento por la triste realidad que vivimos.
Llamamos a reflexionar sobre nuestras familias y la continuidad de nuestra nación israelita:
• Están nuestros hijos en el camino correcto para dejar tras si una nueva generación de judíos auténticos.
• Estamos dando a nuestros hijos y nietos el ejemplo de un hogar verdadero judío.
• Tenemos algún interés por la educación judía integral verdadera.
• Hacemos algo por aumentar nuestros conocimientos de judaísmo práctico para la vida diaria.
• Existe una acción comunitaria seria hacia nuestros jóvenes y universitarios, que son los dirigentes del futuro para interesarlos en lo nuestro.
Y así podríamos enumerar sin fin las falencias en que estamos sumidos, y que debemos comenzar a revertir.
Manos a la obra, retornemos a las fuentes.
Un año nuevo se aproxima velozmente, no desperdiciemos esta hermosa ocasión para cambiar todo lo necesario en nuestro bien y el bien de nuestros hijos y nietos.
Que el año que esta por comenzar nos encuentre unidos con Shalom y alegría y muy pronto toda nuestra nación reunida en la tierra de Israel.
Los alumnos del “Ribbi”, Rab Zev Ben Israel Iser Z”L han reimprimido el “mensaje de Rosh Hashana y Iom Kipur”, que estará a disposición del publico gratuitamente en los locales de venta de productos casher.
Shaná Tová Umetuká
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