Después de la Primer Guerra Mundial, un hombre de gran espíritu llegó a Eretz Israel – el Prof. Dr. Iaakov Israel Dehaan. Originalmente de una familia asimilada de Holanda, casi un tinok shenishboh. Por sus distinguidos contactos frecuentó la corte real holandesa y estuvo presente cuando un ministro del gobierno hizo declaraciones antisemitas – causando una reacción tormentosa en la mente intelectual del hombre. Comenzó a reconsiderar su posición: ¿Se había alejado demasiado de su comunidad oprimida? Podía escuchar una voz interna que le decía “Shuvu Israel!”
Después de este hallazgo, regresó a su casa para cortar todos sus contactos con su pasado y se reconectó con su religión y con Hashem. Decidido a emigrar a Eretz Israel, se unió al movimiento Mizrahi en Holanda quienes lo respetaron pro haberse unido al liderazgo del partido. Antes de viajar a Israel, organizaron una cena de despedida especial en su honor y publicaron un volumen de artículos elogiando su personalidad, su carácter, su activismo por las causas judías y su amor por Eretz Israel. Así llegó como parte del partido y se unió inmediatamente a sus filas.
Pero su alma sensible discernió intuitivamente que algo estaba funcionando mal. Una investigación reveló una persecución del judaísmo jareidi y una continua campaña para dominarlos. Para descubrir la verdad escondida siguió algunos líderes jareidi y se encontró con Rav Itzjak Ierujam Diskin personalmente. Durante su larga conversación, las palabras del respetable Rav tuvieron una gran impresión sobre la decisión de Dr. Dehaan de prestar sus servicios a la comunidad jareidi.
Sintió una necesidad de recompensar por su pasado desafortunado y pudo hacerlo con dos fuentes de ingresos: como corresponsal extranjero de Algemeen Handlesblad de Amsterdam (y el Daily Express de Gran Bretaña) y con el salario de profesor en la escuela de leyes de Jerusalém. También era experto en arreglar contactos con personalidades de alto rango – y la comunidad ortodoxa tenía una gran necesidad de su experiencia legal y sus conocimientos políticos para luchar por su independencia. Necesitaban un político con experiencia y un vocero para que tome una posición pública a favor de su batalla por un trato equitativo.
El Dr. Dehaan cumplió con este cargo de manera admirable, actuando como la mano derecha de Rav Diskin y Rav Sonnenfeld, enviando cartas a las autoridades del Mandato, contactando con el gobierno británico en Londres y representándolos en los medios. En todos lados denunció las políticas negativas de los líderes sionistas y su tendencia de convertir a Tierra Santa en un estado ateo-socialista. Sus apariciones espantaron a los sionistas locales que esperaban enfretarse a unos anticuados jareidim, sin poder para defender sus intereses. En lugar de ello se encontraron con una figura política y pública sofisticada que disfrutaba de una conexión directa con el Mandato Británico.
Inmediatamente, los sionista laicos lanzaron una campaña negativa en contra del Dr. Dehaan, buscando dañarlo personalmente. Uno de sus primeros pasos fue destruir sus ingresos privados manchando su reputación con los publicadores holandeses de Algemeen Handleblad. Como resultado, el editor redujo su pago periódico hasta que perdió su valor. Entonces enfocaron su atención a sus ganancias de sus clases de leyes e intentaron sacarlo de sus puestos. Esto no hubiera sido difícil con el Sr. Norman Bentwich (el sionista inglés) como Abogado General. Pero no pudieron despedirlo sin causa y no pudieron hallar ninguna falla en sus clases o profesionalismo. Entonces incitaron a sus estudiantes en su contra hasta que estos nacionalistas boicotearon sus clases.
Aceptando este comportamiento doloroso, el Sr. Bentwin intentó “mediar” sugiriendo al Dr. Dehaan que deje de proteger los intereses jareidi. Pero encontró en el Dr. Dehaan un muro sólido. Pero el Sr. Bentwich no perdió su paciencia y siguió pagando su salario incluso que el Dr. Dehaan tenía sólo dos o tres estudiantes y a veces hasta daba clases frente a un aula vacía! Obviamente esta situación no podía seguir para siempre y el Dr. Dehaan renunció. Logró subsistir con la diminuta cantidad de fondos privados que se le enviaban de Holanda – pero aun no se rendía.
En su programa de defensa de la comunidad jareidi, algunos episodios merecen una atención especial: La edah jareidit se reunió con el mas alto Comisionado británico respecto a la shejita donde la delegación consistió del Rav Iosef Jaim Sonnenfeld, Rav Reuvain Shlomo Jungreis, el Dr. Dehaan y el Rabino Moshé Blaum. El alto comisionado propuso que organicemos nuestra shejita independiente con nuestros carniceros, que deberían pagar sus impuestos a las autoridades generales (sionistas) de Shejita. Pero podíamos reclamar las expensas necesarias para mantener una shejita aparte. Fue un compromiso poco satisfactorio pero la Edah Jareidi sintió que no tenían mucha alternativa que comenzar a discutir su presupuesto mensual para dos shojtim, y un par de shomerim.
Aparentemente el alto comisionado también era experto en el tema ya que insistió en que nuestros requerimientos sean reducidos a un shojet y un solo bodek y un shomer. En medio de esta discusión, el Dr. Dehaan de pronto giró hacia Rav Sonnenfeld y preguntó, “Rebbe, ¿qué distancia tiene que tener un arquero de su arco?” Reb Jaim estaba sombrado sin saber qué responder. Entonces el Dr. Dehaan repitió su pregunta al alto comisionado que inmediatamente respondió, “once pasos!”. El Dr. Dehaan le dijo: “Su honor puede ser que Rabbi Sonnenfeld no emitió opinión alguna sobre un tema del cual no tiene conocimiento, como el futbol, cosa que yo tenían en claro antes de preguntar. De la misma manera respecto a las reglas de Shejita, donde su honor no tiene experiencia, ¿podríamos dejar este tema en manos de los expertos – en este caso, Rabbi Sonnenfeld?
El Dr. Dehaan arregló una reunión histórica con el Rey Hussein de Hejaz y llevó una larga batalla por el impuesto a la Matzah. Con respecto a este tema luchó con mesirut nefesh – costeando los gastos de su propio bolsillo. Mientras tanto la campaña no religiosa en contra suyo creció. Los diarios instaban abiertamente a los lectores en su contra mientras los oradores públicos llamaban a eliminarlo y expresaron su asombro frente a la juventud palestina “de que un hombre así aun vive!”
Recibió cartas de amenaza regularmente pero las ignoró. No porque no les creía – me dijo una vez que pronto oiríamos “el Dr. Dehaan ha sido asesinado!” – sino porque ponía a sus obligaciones públicas por encima de sus preocupaciones personales. A pesar de que sus enemigos perturbaban su tranquilidad, insultando y abusando de él hasta el punto de escupirle en la cara, tuvo que enfrentar todo tipo de insultos como un pilar de granito. Intentaron influenciarlo, prometieron devolverle su posición anterior siempre y cuando deje su actividad a favor de la judería jareidi, pero él ya tenía su camino elegido.
Finalmente este hombre de estado decidió que las demandas jareidi deberían ser dirigidas a Londres en lugar de Jerusalém. Antes de que los resultados de las elecciones británicas hayan sido anunciados y los conservadores llegaron al poder, resolvió secretamente viajar a Londres y sólo le contó de su plan a los líderes de la Edah. El día después de que la noticia se publicó en los diarios locales, las flechas envenenadas alcanzaron su corazón sensible. El 29 de Sivan de 1924, cayó víctima mientras estaba rezando Maariv en el hospital Shaare Tzedek (donde llevó a cabo los servicios de plegaria durante el primer año después del fallecimiento de su padre) y este fue el primer asesinato político (por dos miembros de la Hagana) desde la construcción del hogar judío moderno, el primer crimen serio entre judíos.
Todos los judíos jareidim fueron a su levaia masiva, donde Rav Iosef Jaim Sonnenfeld lamentó entre lágrimas la trágica perdida de un activista tan valioso a los 45 años de edad, y en estas circunstancias. El cortejo avanzó lentamente, pasando por la oficina del alto comisionado, antes de que fue cubierto con tierra. Pero su nombre y reputación permanecen entre los judíos religiosos que se reúnen anualmente en la tumba del kadosh. En su primer aniversario se arreglo una reunión en la ieshiva de Mea Shearim y enviaron invitaciones al gobierno y a los consulados extranjeros.
Pero el día de la ceremonia de conmemoración, se recibió una carta de la secretaría del alto comisionado pidiendo cancelar la reunión por ser “una amenaza pública” Se protestó vigorosamente pero el gobernador militar, Sir Ronald Storrs, no cedió. Pero se decidió hacer la ceremonia de cualquier manera. Varios cónsules y muchísimos jareidim vinieron a dar sus respetos al hombre que pagó con su vida al intentar salvarlos del dominio no religioso.
Adaptado de la autobiografía de R´Moshe Blau, Al Jomosoij Ierushalaim, de Israel Schreiber
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