El doctor Rubén Beraja ha roto el silencio que se impusiera a partir del momento en el que tuvo que dejar la presidencia de la DAIA como consecuencia de los problemas financiero del Banco Mayo que culminaron con la decisión del Banco Central de la República Argentina de liquidarlo.
Lo ha hecho mediante un escrito de su autoría titulado “La verdad ignorada del ‘caso’ Beraja”, primera parte; fechado en mayo del 2004, distribuido en mano a algunos miembros de la comunidad; una nota que el diario La Nación publico el pasado 14 de junio y un reportaje concedido a la revista Noticias del 26 de junio.
Teniendo en cuenta que hasta el presente sólo se escucharon las voces de quienes consideran que el doctor Beraja privilegio sus intereses personales a los comunitarios, que se decidiera a dar su visión de los hechos y por qué considera injustas las acusaciones que se le hacen, es sumamente interesante pues permite conocer “la otra campana”.
LA VOZ JUDIA desde el momento del cierre del Banco Mayo no tomó ninguna posición editorial sobre lo ocurrido con la entidad bancaria, ni lo hará en este momento, reconoce que durante su existencia colaboró económicamente por intermedio de la Fundación Banco Mayo, que presidiera el señor Adolfo Safdie z´l, con gran cantidad de instituciones y miembros de la comunidad. Por este motivo nos referiremos sólo a las opiniones que tienen que ver con la comunidad judía.
“LA VERDAD IGNORADA DEL ‘CASO’ BERAJA”
En la introducción de este trabajo, el doctor Beraja explica que el mismo “está dedicado a exponer las causas, circunstancias y razones” que convirtieron sus “últimos 6 años en un “caso” para la habladuría social, el periodismo de escándalo y hasta para la justicia penal”.
Sobre las motivaciones que lo llevaron a presentar este escrito afirma “Mi intención es mostrar hechos que al lector desprejuiciado, permitirán conocer una interpretación ajena a los estereotipos y etiquetamientos que han contaminado mi historia. Ella ha tenido como norte el bien común, el respeto al prójimo y a la justicia, desde una cosmovisión comprometida con lo trascendente”.
A lo largo de más de cincuentas páginas da a conocer algunos datos históricos y antecedentes; el impacto en la comunidad del atentado a la Embajada primero y a la AMIA un año y medio después; los motivos que a su entender llevaron al Banco Central a perseguir al Banco Mayo; la actividad institucional que esa institución financiera realizaba; su actividad al frente de la DAIA; su supuesto “menemismo”; consideraciones sobre la investigación del atentado a la AMIA y cómo la postura crítica al gobierno asumida por sectores de la comunidad, expresada con toda su dureza el 18 de julio de 1997, lo afectó tanto a él como al Banco Mayo; y la causa judicial que enfrenta y por la cual está detenido desde el 28 de diciembre pasado.
El doctor Beraja explica que la respuesta del poder político a lo ocurrido ese aniversario del atentado a la AMIA, se centró en “acciones destinadas a golpear y debilitar a esos actores sociales contestatarios y políticamente críticos, enfocándome como la cabeza comunitaria” haciendo desaparecer en menos de un año y medio las instituciones financiera relacionadas con la comunidad, que Pedro Pou, el presidente del Banco Central, denominaba “bancos étnicos”: los bancos Patricio, Mayo, Israelita de córdoba, Comercial Israelita de Rosario.
Afirma que pese al “irreparable daño causado a la estructura comunitaria, Pou fue considerado un ‘aliado’ por parte de quienes, desde la dirigencia judía sindicaban, a Beraja como su peor enemigo político”, llegando “al extremo de declarar ante medios locales y extranjeros que yo fui cómplice, con funcionarios del Gobierno, de una maniobra para encubrir el atentado anti-judío del 18 de julio de 1994. Lo descabellado de la imputación no merece comentario. La cito tan sólo como demostración de los extremos a que llegaron quienes fogonearon mi descrédito. Intentaron ignorar la ímproba tarea desarrollada durante más de seis años, en el curso de la cual entre otras acciones denuncié, con todas las letras, a los presuntos responsables de esos crímenes e inclusive a los funcionarios que por acción u omisión, obstruyeron el avance de la investigación”
Con respecto a su “supuesto menemismo” dice “Nunca adscribí o expresé preferencia o simpatía pública hacia un grupo político determinado sea éste argentino o israelí. Menos aún asumí compromisos ocultos o de ningún tipo con el citado gobierno del presidente Menen ni tampoco con la oposición circunstancial… Por lo expresado debe comprenderse que cualquiera fuera la adscripción política que se pretendió endilgarme como presidente de la DAIA, tuvo por objeto esencial deslegitimimarme políticamente imputándome la violación de un principio fundacional de la entidad [la DAIA]”.
Un detalle digno de mención es que al referirse a quienes, cuando asumió en diciembre de 1991 la presidencia de la DAIA, consideraban que debía apartarse de la dirección del Banco Mayo, asume “que aquella representaba una postura prudente” que no consideró pues no advirtió en esos momentos “que hechos objetivos posteriores – originados en inimaginables e inéditos atentados terroristas – provocarían efectos dañinos y perversos”.
Según su opinión “las represalias políticas derivadas de los enfrentamientos entre el Gobierno nacional y algunos sectores de la comunidad por los atentados” lograron “1) descabezar la comunidad judía argentina, afectando la figura del presidente de su máxima entidad, por entonces líder de aquella. 2) desarticular la histórica red de asistencia financiera a las instituciones comunitarias y 3) como consecuencia directa, la generación de un escándalo que multiplicó las divisiones y sumió a la comunidad en una situación en la que ‘el enemigo’ fue situado dentro de ella”.
“A DIEZ AÑOS DEL ATENTADO A LA AMIA”
Este es el título de la nota publicada por el diario La Nación. En ella el doctor Beraja adhiere en forma clara a la postura de que el atentado forma parte del enfrentamiento palestino israelí y que el gobierno del presidente Menem, al igual de los que lo sucedieron, adoptaron una política de apaciguamiento pues consideran que actuar contra la Jizbolá y sus patrocinadores podrían motivar otros atentados en el país y que no lo explicitaron a la población.
Frente a este hecho, según su opinión, un sector de los familiares no aceptó la relación del atentado con el conflicto del Medio Oriente y buscó responsables en el ámbito local, especialmente en círculos vinculados con el gobierno de Menem.
Sobre dicho gobierno dice “…le faltaron decisión, reflejos y hasta sensibilidad para reaccionar en el momento preciso. Fue diligente en las compensaciones económicas, pero ellas no podía paliar el dolor ni las aspiraciones de justicias”.
Considera que el desconocimiento de la “política de Estado” incrementó las críticas a la investigación, al juez Galeano, y a él haciéndolo “responsable de la incapacidad estatal para enfrentar una organización terrorista internacional”.
Luego se refiere a que las diferencias de enfoque sobre el origen del atentado hicieron que se lo acusara de haber pactado con el gobierno y que esa confrontación “intracomunitaria fue aprovechada por los opositores al gobierno”, el que “reaccionó responsabilizando a toda la comunidad judía organizada por las acusaciones consideradas agraviantes [las pronunciadas el 18 de julio de 1997] a pesar de provenir de un reducido grupo” y que la represalia gubernamental se efectivizó en la estructura financiera de la comunidad.
Finalmente hace mención a que su elección como presidente de la DAIA puso fin a la hegemonía de Avodá en el manejo de la comunidad y que el sector más intransigente de ese sector intentó desplazarlo del cargo, lo que fue logrado cuando el Banco Central liquidó el Banco Mayo.
REPORTAJE DE LA REVISTA NOTICIAS
En el mismo el doctor Beraja reitera, en forma reducida, los conceptos que volcara en el trabajo que comentamos más arriba, en especial los relacionados con el cierre del Banco Mayo y la causa judicial por la cual está detenido.
Con respecto a la causa AMIA afirma “hubiera preferido que existiera una mayor prolijidad en la causa AMIA que no dejara lugar a cuestionamientos. Pero hay que reconocer que existía una gran presión por encontrar un avance, que era casi una desesperación.
A una pregunta sobre su cercanía al gobierno menemista responde “Es llamativo porque no hay indicios que marquen ninguna relación más que la funcional con el gobierno. Yo no fui a ningún acto privado del presidente Menem, no asistí a ninguno de sus cumpleaños, no participé en licitaciones de ninguna naturaleza, ni por el banco, ni en ningún momento como presidente de la DAIA acepté ninguna donación por parte del gobierno. Cuando hablaron con dirigentes de AMIA y DAIA para otorgar una donación de doce millones nosotros nos negamos”.
UNA INVITACION A PENSAR
“Una invitación a pensar” es el título del último apartado del trabajo de “La verdad ignorada del ‘caso’ Beraja”.
LA VOZ JUDIA considera que si bien se puede concordar o disentir con lo expuesto por el doctor Rubén Beraja en los materiales que hemos comentado, es innegable que los mismos son un aporte que no puede dejarse de lado, si se tiene la intención de pensar seriamente lo ocurrido en la comunidad como consecuencia del atentado a la AMIA.
Transcurrido diez años del atentado debemos reconocer que el efecto todavía nos sigue golpenado y que por más que exijamos justicia, pareciera que la misma esta muy lejos de alcanzarse.
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