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Por intermedio del Newsletter de AMIA, correspondiente al mes de diciembre último nos enteramos que la Kehila organiza para el corriente año, con el apoyo del Keren Pincus de Israel, un “seminario de perfeccionamiento para Baalei Tefilá – Oficiantes” cuya finalidad es que sus alumnos se desempeñen como “Baal Tefilá en los Servicios Religiosos del interior del país” y que en el mismo pueden inscribirse “todos los jóvenes, mayores de 16 años, interesados en ser protagonista de la transmisión de los valores y las tradiciones”, y que “en el marco de este proyecto se realizan clases dos veces por semana, viajes de estudio y seminarios vivenciales”.
De acuerdo a lo que pudimos averiguar “todos los jóvenes” incluye varones y mujeres, es decir que la AMIA, la Kehila de Buenos Aires, prepara a mujeres para que se desempeñen como oficiantes en comunidades del interior del país durante los Iamim Noraim, contraviniendo en forma total lo establecido por la Halajá, la Ley Judía, que prohibe a las mujeres ocuparse de este tipo de funciones.
Que la AMIA organice este tipo de actividad es por un lado una contradicción con lo que afirman los máximos directivos de la institución: que la Kehila en todas sus actividades no puede dejar de respetar la Halajá; y por otro la demostración de que no consultan con el Gran Rabino aspectos específicos de su incumbencia, pues solo personas doctas en Halajá pueden proyectar y planificar cursos que tengan que ver con el cumplimiento de disposiciones halágicas.
Evidentemente, en este tema, la conducción de la AMIA se ha encandilado con los “cantos de sirena” de los reformistas, aceptando su facilísimo y la distorsión de las leyes que rigen la forma de vida judía, favoreciendo de esa forma el proceso asimilatorio que nos corroe.
Este tipo de hechos no son nuevos, vienen ocurriendo desde hace casi dos siglos y siempre que la dirigencia kehilatí se decidió aceptar las modificaciones a la Halaja que proponían los reformistas las kehilot se dividieron mientras que cuando no lo hicieron continuaron unidas.
Un ejemplo de lo que decimos lo brinda la historia del judaísmo de Alemania, en donde existieron casos de ciudades en las cuales los judíos ráigales y los reformistas pertenecían a la misma kehila y en otras donde los observantes de las mitzvot tenían su kehila y los reformistas la suya.
En el primer caso los dirigentes reformistas, consideraron que la institución que regía la vida comunitaria judía del lugar debía conducirse de acuerdo a la Halajá, pues a ellos no los perjudicaba en nada aceptar lo que para los observantes era fundamental.
En las ciudades en donde los reformistas intentaron imponer su manera de pensar sin respetar la de los observantes, se produjo la ruptura y la kehila se dividió.
Ante situaciones como la que comentamos, la organización de un seminario para perfeccionamiento de Baalei Tefilá que contraviene la Halajá, que se suma a otras - por ejemplo - la realización o el auspicio de actividades que se efectúan durante Shabat o los jaguim o los intentos de que no judíos falsamente convertidos sean aceptados como socios de la AMIA, pueden generar que los miembros observantes de las Mitzvot y la Halajá piensen que ellos no tienen nada que hacer en la AMIA y consecuentemente se produzca la división de la Kehila de Buenos Aires.
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