Cuando se tiene la suerte de cumplir años en la fecha de Rosh Hashaná, es inevitable que uno se haga un doble planteo por la coincidencia.
En especial porque somos el único pueblo que relaciona el año nuevo con la problemática del tiempo y de la vida, o como los estudiosos de la cábala llaman «Nefesh Veshaná» (alma y año).
Lo cierto es que tenemos la obligación de hacer un «Jeshbon Hanefesh» (cuentas del alma), lo cual no siempre es satisfactorio, pero sí necesario.
Cuando yo era un niño, al llegar estos días, reinaba en mi hogar un ambiente de recogimiento. Se tomaba más a pecho que actualmente la fecha y sus implicancias, quizás porque carecían de un programa de TV que llenara sus tiempos vacíos, quizás porque no querían tenerlos como tales.
Lo concreto es que para estas fiestas, mi padre se ensimismaba más, sus silencios eran más prolongados y nosotros, que lo venerábamos, no nos atrevíamos a interrumpirlo.
Quizás porque intuíamos que sus pensamientos no estaban en las cosas de todos los días sino en otras más profundas.
.Ha pasado mucha agua bajo el puente, los que fuéramos niños somos hoy abuelos, la vida nos fue llenando de afectos que se van y nuevos que aparecen.
Tenemos más experiencias y según creemos más sabiduría, menos hilo en el carretel y más dudas que certezas, pero el planteo de jeshbon hanefesh sigue tan vigente como siempre
¿Qué pasa hoy? No creo que muchos de mis hermanos sean los que se cuestionen especialmente para estas fiestas; es más, dudo de los cuestionamientos que se hagan durante todo el año.
Sin embargo nuestros antepasados, que seguramente carecían de títulos universitarios, tenían mayor capacidad de cuestionarse sobre el tiempo y la vida, no en el sentido griego de estática - dinámica o de inmanencia – trascendencia , pero sí en cuanto a la santificación de sus días, meses y años, vida en general.
La comparación del año transcurrido y los días muertos que yacen ante nosotros, nos lleva a los sepulcros vacíos y llenos ¿cuantos de esos días yacentes fueron llenos, tuvieron ilusión, esperanza, logros y cuantos pasaron sin pena ni gloria?.
Los días no vuelven, como no resucitan los cuerpos de nuestros seres queridos, pero el recuerdo de lo que algunos de ellos fueron para nosotros, queda como queda la memoria de quienes ya no nos acompañan por la vida.
Ahora que me apresto a festejar mi Rosh Hashaná (y mi cumpleaños), trato de evaluar si solo fueron días o años los que tiré por la borda, sin realizar actos que fueran significativos y no hablo de grandes eventos, sino de pequeñas actitudes que dejé de tener y que me hubiesen hecho ser mejor persona para con mis hijos, amigos y prójimo en general.
Nuestros sabios, que lo fueron y en gran medida, junto con el replanteo de actitudes, nos dieron la posibilidad inmediata de enmienda y el camino para evitar el caer en la angustia de la vacuidad. Por eso después de los«días terribles» , viene la posibilidad del cambio y como un organigrama moderno, nos da tres actitudes a tomar .«Tefiláh» (oración o rezo), «Tzedakáh» (justicia) y «Teshuváh» (arrepentimiento), que serán ejecutadas según el criterio de cada uno. Quizás el clamor de uno difiera del de otro, puede que el arrepentimiento activo (enmienda de errores), sea con diferentes estilos, pero de cada uno de nosotros dependerá el hacerlo o no.
«Ashreijem Israel» (dichosos los judíos), que tienen la obligación ineludible de plantearse seriamente el destino dado y por dar a sus días.
Eso nos lleva a descartar la superficialidad y a introducirnos en nosotros mismos para ver qué sacamos de ello; reitero que no siempre será satisfactorio el resultado.
Es mi deseo que todos tengamos muchos días trascendentes para recordar y pocos días vacíos para olvidar; si así no lo fuera, sería conveniente que cambiásemos de actitud ante la vida y el tiempo, que pasan sin esperar a que nosotros cambiemos y de ser necesario, deberíamos hacerlo ya.
Me prepararé para esta noche, cumpleaños ,nuevo año, me quedan muchos desafíos pendientes gracias a D’s.
Recordaré a aquellos que hoy ya no me acompañan y bendeciré a aquellos que han hecho irrupción en esta, mi vida de hoy
Para ustedes y para mí «Ketiváh Vejatimáh Letová Be Shaná Habá» (Inscriptos y rubricados para el bien en el nuevo año).
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