Se hace difícil entender a los conspicuos interlocutores del Gobierno que viven aferrados en la necesidad de denostar sistemáticamente a los Medios de Comunicación adversos a la política oficial.
Insisten en hacernos creer que solamente ellos son los dueños de la verdad, por lo que me pregunté muchas veces si de tanto mentir hasta en ellos se ha hecho carne sus anodinas proclamas.
Gracias a estos medios que los contradicen, nos permitimos conocer situaciones adversas a sus políticas. Y hacer de la política una realidad necesaria para con una sociedad que confía en la prensa con trayectorias serias. Que sería de los pueblos sin la diversidad de criterios…
Este es el rol del Periodismo que alguna vez recibió el nombre del 4ª Poder. Porque ejerce también el control sobre los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), cosa que molesta a los detractores de turno.
No hay libertad de prensa habiendo hostigamiento, que es una manera de censura, donde las patotas que sirven a la voluntad política gobernante impiden la libre circulación de los diarios.
Los medios como Clarín, La Nación y tantos otros no necesitan nutrirse de supuestos cuando lo que escriben y sostienen surge de los mismos estamentos que componen quienes forman parte del Gobierno. Y los analistas políticos que no son nenes de pecho, con una vasta trayectoria, les sobra cintura para incursionar en estas lides.
Si tomamos los recientes hechos del caso Candela, quizás para cuando La Voz esté en la calle, las aguas hoy turbias llenas de lodo con olor a podredumbre se hayan aclarado.
Jamás como ahora hemos visto a funcionarios de la Policía, de los Organismos Judiciales, y de la propia Rosada haber confundido a la opinión publica. Y por ende culpar a la Prensa de tantos desaciertos. Prensa que no hace más que reiterar los comunicados de los voceros abocados a la investigación.
Que tenemos en la calle 1600 policías buscando a Candela, que la Presidente recibió a la madre de Candela y ofreció una recompensa, que la Fiscalía se equivocó, y la culpa de toda esta información es del periodismo por la difusión, que so pretexto y para culparla, terminan diciendo que es exagerada (sic).
¿Es un hecho cierto o una sensación el delirio de algún trasnochado con varias copas a cuesta?
El periodismo se nutre de los dichos de cada uno de los partícipes necesarios abocados al esclarecimiento del caso. No es policía, ni forense, ni fiscal. Todos ellos hablan, y los hombres de prensa cumplen con su labor de informarse para informar. Pero no tienen esa culpa descarnada que buscan los investigadores y funcionarios para que los periodistas pasen a ser los responsables de los errores que no pararon ellos en cometer.
Y quién o quiénes nos van a impedir a los hombres de prensa que investiguemos sobre este y todos los casos que sean de interés para nuestros escuchas, lectores y televidentes. O pretenden escribirnos los libretos que alguna vez supimos conseguir.
¿Quién no recuerda los nefastos dichos del Dr. Fernández (hoy jefe de Gabinete) cuando nos decía que no había tantos delitos, tratando de imponernos una sicosis colectiva que dio en llamar “SENSACION”? Hasta que una noche, a los tiros, fue atacado el vehículo que custodiaba los pasos de Florencia, hija de la Sra. Presidente cuando fue a visitar a una amiga. Esa misma noche, y para siempre, despareció la palabra “sensación”.
¿Y de la Argentina que pasó a ser un país que fabrica, vende y exporta, la droga? ¿Del aumento incesante del delito? ¿De la multiplicidad de robos, muertes, asaltos sabidos, y de los que no se publican? ¿Son hechos ciertos o son realmente una “SENSACION” enquistada en cada uno de nosotros?
¿Qué decir sobre las pistas de aterrizaje clandestinas en campos del interior del país? ¿Qué decir del cargamento camino a los 1000 Kg. de drogas incautado en España procedente de la Argentina, y que presumiblemente fue cargado en un aeródromo que comparte nuestra aviación militar?
¿Y de los organismos de seguridad? ¿Dónde están los cientos de Gendarmes con cientos de vehículos para cubrir la seguridad que nos falta en el conurbano, y que no hace mucho presentó la Dra. Nilda Garre, hoy responsable de la seguridad, a través de la TV?
¿Y la negativa en el 2008 por parte del hoy Jefe de Gabinete Dr. Fernández a la ayuda que nos quería brindar el FBI para combatir el delito? ¿Haberla aceptado sería reconocer la verdad y que evidentemente va en aumento? ¿O es que nuestros políticos de turno desde la Rosada prefieren ignorar que los de afuera saben sobre nosotros más que nosotros…?
¿Y el reciente escándalo por parte de nuestra Cancillería en el “secuestro” del avión procedente de los Estados Unidos con elementos para un organismo de seguridad argentino? ¿Necesita los Estados Unidos realizar un aparente contrabando sobre objetos requeridos que son parte de los temas que por reservados no deben trascender a la opinión pública?
¿Dónde están los sabuesos no identificados de los servicios de seguridad que tienen la misión de encaramarse dentro de los intrincados peligros que demanda vivir entre mafiosos?
Realmente es un cuento de nunca acabar que ya se conoce en el mundo entero. La Argentina aumentó el peligro en sus calles, robos, asaltos y muerte genera incertidumbre en propios y ajenos.
Medir si los hechos vandálicos son mayores o menores a los de otros países es un conformismo de una mediocridad inconsistente.
Nunca hubo SENSACION sino una triste y lamentable realidad que sólo la pueden contar las personas que tuvieron que padecer la desprotección de los organismos de seguridad, aún sin solución, sin mención, sin una clara respuesta que la sociedad viene reclamando por años, mientras los distraídos de turno siguen cubriendo sus espaldas con personal de custodia que todos pagamos.
Samuel Borodowski
Periodista
boroprensa@hotmail.com
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