Aunque intuían el peor escenario, hasta los acusadores más escépticos jamás imaginaron el desenlace que presenciaron ayer: todos los sospechosos absueltos por un tribunal que dice haber encontrado la puerta de todos los males del caso AMIA mucho antes del ya tan famoso como confirmado pago a Telleldín, mientras los familiares de las víctimas desandan en minutos el camino de la desunión.
Ojos llorosos, caras sorprendidas, y hasta el vívido temor a agresiones y revanchas predominaban entre los querellantes de la AMIA y la DAIA tras el veredicto del Tribunal del caso AMIA. Un escenario impensado hace tres años e incluso hasta poco minutos antes de la difusión de la sentencia.
Quien esto escribe, en un comentario en Radio Nacional, dijo a eso de las cinco de la tarde del 2-S después del 18-J, sin duda sigue este 2-S) que los ex policías bonaerenses "podían terminar condenados" por las extorsiones Telleldín.
El cronista no intuyó, como el resto de la prensa, que los jueces Pons, Larrambebere y Gordo se reparaban para ir mucho más allá: definieron que el "dato" que el entonces comisario y luego jefe de la bonaerense Ramón Orestes Verón acerca a la causa sobre la supuesta relación del ya detenido Carlos Telleldín con las brigadas de Lanús y Vicente López era falso.
Así, para Larrambebere, Pons y Gordo todo fue un "armado" para configurar un buen lote de sospechosos y responder a las ansias de resultados de la sociedad.
Será muy interesante analizar en profundidad los argumentos que el Tribunal Oral Federal 3 dará a conocer el 29 de octubre. Por lo que se sabe, serán unos 7 cuerpos (alrededor de 1500 páginas) donde además de fundamentar las absoluciones los jueces aportarán su versión sobre la existencia de la camioneta bomba.
En rigor, tal desarrollo sobre la llamada "materialidad del hecho" no es necesario ante la conclusión que los policías no tuvieron en sus manos la camioneta y que Telleldín la vendió sin saber a quién y para qué, pero como explicaron en el comunicado de prensa que Caso AMIA publicó íntegro, lo hicieron respetando el derecho de víctimas y familiares a conocer la verdad.
Sin embargo, la AMIA, la DAIA, la agrupación de Familiares y APEMIA no están dispuestos a aceptar el veredicto. Mientras que las instituciones anunciaron una movilización para la semana que viene, APEMIA y Familiares ya se reunieron para repudiar a los jueces en durísimos términos.
Es un repudio "de manual" que puede ser justificado en los familiares, que ven desvanecerse sus expectativas, pero no en las instituciones judías. Ellos deberían preguntarse primero si poner a estos jueces como nuevos enemigos no los pone a transitar el peligroso camino de la justicia a cualquier precio.
Habrá que ver también si los nuevos enemigos contra los que ahora embiste la AMIA y la DAIA no terminarán siendo los chivos expiatorios para diluir las responsabilidades de sus propios dirigentes. Porque si algo se probó en el juicio oral es la intervención ilegal del gobierno de Carlos Menem a través de la SIDE para influir en el resultado de la investigación.
Como el perro que se muerde la cola, la AMIA y la DAIA estuvieron durante diez años respaldando una hipótesis herida de muerte desde hace tiempo, y que murió el jueves.
Qué auspicioso sería que, esta vez, el perro asuma que durante diez años persiguió su cola, y no siga pretendiendo alcanzarla a sabiendas que lo único que logrará es morderse.
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