Durante diez años, los argentinos que siguieron el caso AMIA a través de los matutinos pueden concluir ahora que han sido engañados. Los diarios argentinos, al igual que lo hacen cada tanto sus colegas estadounidenses, podrían decirle a sus lectores que están seguros de haber publicado noticias e investigaciones falsas, inducidas por el Juzgado de Galeano, fuente principal de los datos que obraban en el expediente. ¿Se animarán los editores a tal acto de profesionalismo y virtuosismo? Sin embargo, hay otros periodistas -cuya mayoría no tuvo acceso a los grandes medios en los últimos diez años-, que se las arreglaron para expresar que no estaban de acuerdo con la hipótesis principal de la investigación de Galeano. Ni siquiera ahora, que la causa AMIA se derrumbó, serán reconocidos. Algunos de ellos son Juan Salinas (aún hoy persevera a través de la revista Poder, autor de “Amia, el atentado”); Gabriel Levinas (publicó en 1998, “La ley bajo los escombros”); Carlos De Nápoli (se tomó el trabajo de hacerle llegar su disenso al mismo Galeano); Christian Sanz junto a Fernando Paolella (ambos bregan desde el periodicotribuna.com.ar); Daniel Schnitman (aún da pelea al “berajismo” desde el mensuario “La Voz y la Opinión”); Juan Gasparini (“La delgada línea blanca”), y Jorge Lanata (coautor de “Cortinas de humo”). La prensa se equivocó. Pero no todos los periodistas. De tribunadeperiodistas.com
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