Los jóvenes judíos israelíes se tatúan en el brazo el número que sus abuelos, presos de Auschwitz, fueron obligados a llevar marcado en el cuerpo, según publicó el diario The New York Times.
La nueva moda juvenil pretende, según el diario, rendir tributo a la memoria de sus antepasados.
De hecho, explican sus protagonistas, el tatuaje empieza a ser popular en un momento en el que la memoria viva de los supervivientes del Holocausto está a punto de desaparecer, con la pérdida de dicha generación.
Los números que los nietos se tatúan voluntariamente son los mismos que sus abuelos llevaban obligados para ser identificados en campos de concentración de la Alemania nazi.
La polémica está servida. Durante décadas, los ahora abuelos de Auschwitz trataron de cubrir e incluso retirar quirúrgicamente sus números tatuados.
Los judíos tienen prohibido el entierro con tatuajes. Y muchos lamentan que con esta moda se esté perpetuando uno de los símbolos de humillación contra el pueblo judío.
Los tatuajes a los presos judíos se comenzaron a realizar en 1941 en los campos de concentración de Auschwitz y de Birkenau. Algunos presos fueron marcados en el pecho, pero la mayoría lo fueron en el antebrazo, lugar en el que se tatúan ahora los números de la memoria del horror sus nietos.
Estos números eran grabados exclusivamente a los judíos «capacitados» para trabajar. En ocasiones eran mostrados con orgullo, sobre todo si los números eran inferiores al 80.000 porque significaba que llevaban sobreviviendo al campo de concentración varios inviernos.
Las voces críticas con esta nueva moda juvenil tienen claro que no les gusta nada: «Es muy chocante ver a jovencitas llevar un número de Auschwitz en el brazo», dicen.
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